¿Apple o Microsoft? ¿Windows o Linux? ¿Android o iOS? Son preguntas frecuentes que todos nos hemos hecho alguna vez, y es que elegir un sistema operativo, una computadora o un dispositivo móvil no es tan simple.
O al menos no lo era años atrás. En la actualidad las diferencias entre sistemas operativos de escritorio son cada vez menos, hasta el punto que prácticamente cualquier servicio online es compatible con Windows, macOS y Linux y las principales firmas de software crean aplicaciones para las tres plataformas principales, salvo excepciones. Lo mismo ocurre con el hardware.
Pero la disyuntiva sigue ahí. ¿Debemos usar Windows en nuestro PC? ¿Nos conviene pasarnos a Linux? Hay razones a favor y en contra para todos los gustos. A continuación, los principales motivos por los que usar Linux hoy en día es una sabia elección.
Es gratis
Por orden de importancia, la gratuidad de Linux en su mayoría de distribuciones es uno de los motivos más relevantes para decantarte por este sistema operativo.
Aunque macOS también es gratuito, está pensado para funcionar solamente en ordenadores Apple. En cuanto a Windows, a pesar de la tendencia, sigue siendo de pago, por muchas ofertas que haga para cambiar de Windows 7 a Windows 10.
Si adquieres una computadora nueva con Windows, en el precio incluye la licencia de compra, algo que en Linux no ocurre. Las distribuciones más populares puedes descargarlas desde sus páginas oficiales e instalarlas las veces que quieras y en el número de ordenadores que necesites.
Fácil de usar
Una de las barreras que durante años ha evitado a muchos usar Linux es su complejidad. O al menos lo era cuando la mayoría de tareas debías hacerlas desde la línea de comandos.
En la actualidad, distribuciones Linux como Ubuntu, Mint, Manjaro, Debian u OpenSUSE ofrecen una interfaz similar a Windows y con todas las herramientas y aplicaciones necesarias para empezar a disfrutar desde el primer día.
Si necesitas nuevo software, la mayoría de distros cuentan con su propia tienda de aplicaciones o herramienta de gestión de apps. Todo está pensado para que cualquiera pueda manejarse sin problemas.
Está claro que existen versiones de Linux complejas, pero están enfocadas a un público muy concreto. Las distros domésticas cumplen con creces con los requisitos de usuarios amateurs o recién llegados.
Software y hardware compatibles
Decía al principio de este artículo que hoy en día la mayoría de aplicaciones y servicios online cuentan con versión compatible para cualquier sistema operativo. Hoy en día es más fácil crear una aplicación multiplataforma, por lo que Linux cuenta con un catálogo de software que poco o nada tiene que envidiar a Windows o macOS.
En el catálogo destacan las aplicaciones gratuitas y de código abierto, pero también surgen proyectos comerciales, y en la lista se incluyen los juegos, cada vez más presentes en Linux.
Seguramente hay algún software no disponible en Linux, pero es más que probable que encontremos una alternativa o, en su defecto, que podamos ejecutarlo mediante Wine o empleando máquinas virtuales como VirtualBox.
En cuanto al hardware, la comunidad Linux ha avanzado mucho en la creación de controladores o drivers para emplear cualquier dispositivo o componente en Linux. Podemos encontrarnos con alguna excepción, pero la mayoría de dispositivos cuentan con controlador compatible por defecto.
Variedad de versiones disponibles
La naturaleza de Linux y su filosofía de código abierto y libre hace posible que contemos con decenas de versiones diferentes.
Esto implica que podamos elegir una versión de Linux, o distribución, en función de para qué la queramos. ¿Para educación? ¿Para niños? ¿Para uso doméstico? ¿Para gestión de redes? ¿Para temas de seguridad? ¿Para reciclar un PC antiguo? Incluso las hay para arreglar problemas de Windows.
Esta variedad significa que no sólo podemos emplear Linux en una computadora doméstica al uso. El ejemplo más claro es Raspberry Pi, una solución barata y diminuta para montar tu propio PC, tu propio centro multimedia o cualquier artilugio. Y para hacerlo funcionar, cuentas con varias distribuciones Linux enfocadas a Raspberry Pi.
A gusto del consumidor
En relación al tema anterior, usar Linux significa que puedes cambiar cualquier elemento de tu sistema operativo. Me refiero a ir más allá de los programas y aplicaciones por defecto.
Linux cuenta con diferentes escritorios y gestores de ventanas, de manera que podemos elegir el que queramos, algo que permiten muchas distribuciones Linux. Mientras que Windows cuenta con un escritorio por defecto, en Linux podemos elegir GNOME, KDE, Mate, Cinnamon, LXDE, XFCE… En la variedad está el gusto.
Además, cualquier configuración o elemento del sistema operativo es susceptible de ser alterado. La única limitación es que seamos capaces o tengamos los conocimientos adecuados. Pero siempre podemos encontrar en internet un tutorial donde nos explique como hacerlo.
Sin malas intenciones
Aunque hay compañías linuxeras, como Oracle, Novell, Canonical, Red Hat o SUSE, el grueso de distribuciones y software Linux está mantenido por usuarios y colectivos sin ánimo de lucro.
A diferencia de Microsoft y Windows, detrás de Linux no es habitual encontrarnos con una empresa con intereses empresariales, de manera que es más fácil evitar problemas de tipo legal o violaciones de nuestra privacidad o seguridad por parte de quienes han programado esa aplicación o versión de Linux que usamos.
Un ejemplo es la recopilación de datos de uso. A diferencia de los sistemas operativos comerciales, en Linux no es habitual toparse con este problema.
Está en todas partes
Linux está presente en la infraestructura de grandes empresas como Amazon, Facebook o IBM. A nivel de usuario, muchos dispositivos emplean este sistema operativo, bien en alguna de sus versiones o a través de Android, que salvando las distancias, todavía conserva gran parte de su origen linuxero. Por otro lado, las principales supercomputadoras mundiales emplean Linux como sistema operativo, ya que permite trabajar en todo tipo de entornos y situaciones.
Las grandes empresas de internet hace años que vieron en Linux una gran oportunidad, y si bien a nivel usuario doméstico no está tan extendido, nunca había sido tan fácil dar el paso. Para hacernos una idea, sólo hay que ver la lista de empresas que apoyan a Linux a través de The Linux Foundation. Una de las más recientes, la propia Microsoft.