Cuando el mundo de los patinetes parecía ya estabilizado en lo que a compañías y ayuntamientos se refiere, el consistorio liderado por Manuela Carmena en Madrid hacía saltar todo por los aires.

Ultimátum a los patinetes en Madrid: en 72h deben ser retirados de las calles

Ni un minuto de tregua para las multinacionales del patinete; ni en España, ni en ninguna región realmente. Mientras estas intentan arreglarse con los respectivos ayuntamientos de las ciudades, sus centrales viven su particular crisis. Lo adelantaban en The Wall Street Journal hace unos días, como un eco a una situación que el sector emprendedor ya veía venir de lejos: las compañías dedicadas al negocio de los patinetes tenían aún mucho camino por delante y no estaba claro si este iba a ser del todo bueno. Con tramos de vida, en los casos de las más veteranas de la serie –Lime o Bird–, que no superan el año de vida, ¿cómo estar seguro del futuro de esos modelos de negocio? Rondas de financiación multimillonarias –455 millones de dólares para Lime y 415 millones para Bird– negociadas en tiempo récord, e incluso cerrando varias operaciones el mismo día, que formaron el caldo de cultivo para valoraciones por encima de sus capacidades. En el caso de Lime, la primera en abordar este mercado, la cifra llegó a los 4.000 millones de dólares en apenas un par de meses.

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Ahora, ambas tecnológicas, están encontrando la horma de su zapato. Precisamente por la parte de la financiación, los inversores ya están empezando a encontrarle los "peros" a las compañías. Lejos han quedado esos días en los que la buena aceptación por parte de los usuarios de los servicios propuestos por Lime o Bird eran la carta de presentación perfecta para levantar una ronda tras otra. Mientras unos (Lime) rebajan su valoración, muy por encima de la realidad del mercado, los otros no consiguen cerrar su próxima ronda de financiación y han pasado a asumir el coste de la inversión. De esta manera, de estar en el rango de los 4.000 millones de dólares, Lime ha pasado a moverse en los 2.000 millones aproximadamente. Y, aún así, sigue habiendo el que considera que sigue por encima de sus capacidades.

¿Qué ha ocurrido entonces? Con un escaso año de vida, la realidad es que no ha pasado el tiempo necesario para saber qué pasa, pero la epidemia que afectó a fenómeno de las bicicletas está retornando más fuerte que nunca. El tema del vandalismo, que todas las compañías intentaban evitar apelando a la sensatez de los usuarios, se ha posicionado como uno de los problemas más grandes para todas las marcas. Robos masivos o modelos destrozados a los que se une la fragilidad propia del vehículo. De origen no están pensados para un uso intensivo, por lo que el gasto por deterioro supone uno de los mayores costes para las tecnológicas. Todo apunta que, por pura cuestión de tiempo, habrá mejoras de seguridad y resistencia. Tiempo que ninguna compañía se ha dado.

Todo esto lleva al problema más grave para las tecnológicas del patinete: la ralentización del crecimiento en, prácticamente, todas las geografías. Si la seguridad o la financiación no eran trabas suficientes, a la lista se le suma el enemigo con forma de Ayuntamiento.

De reuniones en Madrid

Limitados en San Francisco, prohibidos en Londres o Barcelona, sancionados en Valencia y, ahora, retirados también en Madrid. Esta es solo una pequeña lista de todos los lugares donde el servicio de las tecnológicas del patinete ha tenido que enfrentarse al consistorio en funciones.

La última de ellas era la capital española que, sin previo aviso, daba 72 horas a Wind, VOI y Lime para retirar todos sus patinetes de las calles de Madrid. El comunicado del Ayuntamiento argumentaba el no cumplimiento de la normativa vigente para patinetes por parte de los usuarios y la ausencia de permisos de explotación para estas compañías. Añadían, además, nuevos epígrafes al texto: la creación de una limitación de vehículos por cada zona de Madrid a repartir entre todas las empresas solicitantes. Así como la obligación de no poder comenzar o terminar un recorrido en zonas prohibidas para la circulación de patinetes.

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Sobre el aire, un sinfín de dudas. ¿Cómo distribuiría el Ayuntamiento el número de patinetes entre todas las compañías?¿Qué ocurre si una nueva empresa quiere llegar a la capital? ¿Será rentable para las compañías? Funcionando muchas de ellas bajo oferta y demanda, fenómeno que determinan cuántos patinetes son rentables poner en circulación en ese momento, el control del número de patinetes por parte del Ayuntamiento disiparía esa estructura. Entendido más como un servicio público, que como uno privado, ¿cuántas tecnológicas aguantarían esta estructura? Entendiendo, además, que la apertura de nuevas zonas de operación supone un coste para las entidades que, quizá, no sean tan rentables. No existe la misma densidad de uso en distrito centro, que en Hortaleza. Desde VOI explican que, realmente, no se ha especificado cómo se van a gestionar estos cambios. Las dudas son, por lo pronto, una constante para todos.

Precisamente, por este motivo, las tres empresas de patinetes y el Ayuntamiento de Madrid se reunieron este mismo martes y repitieron el encuentro ayer miércoles. Con unos permisos que, según fuentes, entrarán en vigor en enero de este mismo año (15 de enero presumiblemente), la organización por parte del Ayuntamiento es esencial para estas compañías. Fuentes cercanas a Lime explican que, de momento, las dos reuniones concertadas con el Ayuntamiento de Carmena se han centrado en las cuestiones técnicas de las nuevas medidas. Reorganización de las plataformas de cada una de las compañías, aplicaciones y sistemas. El los próximos días, explican, sin fecha en el calendario habrá más encuentros para abordar las mayores dudas que se presentan ante esta organización. Si el Ayuntamiento tiene clara la organización que se habrá de imponer a partir de ahora no queda del todo claro. Lo cierto es que, si la idea es llegar al 15 de enero con los patinetes en las calles, el tiempo está algo más que justo.

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