La diabetes tipo 2 es una de las enfermedades que más están extendiéndose en los países desarrollados durante los últimos años. De hecho, según las estadísticas de la OMS, el número de enfermos ha aumentado de 108 millones de casos en 1980 a 422 millones en 2014 y en 2015 se convirtió en la causa de 1’6 millones de muertes.

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Aparte de informar a la población sobre hábitos de prevención, como mantener una vida activa, con ejercicio físico y una buena alimentación, también es importante buscar métodos para diagnosticarla cuanto antes, con el fin de comenzar a tiempo con el tratamiento. En la actualidad los principales factores predictivos de esta patología son la obesidad y la glucemia en ayunas, pero los investigadores siguen buscando otros métodos alternativos. Uno de los más curiosos es el que se acaba de describir en un estudio publicado en la revista Diabetologia por investigadores de la Universidad de Groningen, en Holanda. En él, se utiliza la autofluorescencia de la piel para predecir tanto la diabetes tipo 2 como algunas enfermedades cardiovasculares y la muerte. Pero para entender este método es necesario comenzar por el principio. ¿Qué es la autofluorescencia de la piel?

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La fluorescencia de nuestro cuerpo

Investigaciones recientes han demostrado que los pacientes con diabetes tienen en su organismo niveles más altos de unas sustancias llamadas productos finales de glicación avanzada (AGE por sus siglas en inglés). Además, también se sabe que estos compuestos emiten fluorescencia, por lo que su acumulación deriva en la generación de un fenómeno conocido como autofluorescencia de la piel.

Con el fin de comprobar si podría servir como predictor de la diabetes y otras enfermedades estos investigadores realizaron un análisis prospectivo en el que participaron 72.880 personas, que habían sido sometidas a investigaciones de referencia entre 2007 y 2013. La fluorescencia de la piel se evaluó con ayuda de un lector provisto con una fuente de luz que ilumina el tejido de interés, excitando las moléculas fluorescentes que pueda haber en él. Finalmente, la luz emitida por estas se detecta con un espectrómetro o fotodiodos.

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Después de una media de cuatro años de seguimiento, 1.056 de los voluntarios habían desarrollado diabetes, 1.258 fueron diagnosticados con enfermedad cardiovascular y 928 murieron. Al comparar los resultados con la autofluorescencia basal que se midió al principio del estudio se comprobó que era mayor en todos ellos. Concretamente, un aumento de una unidad en este parámetro parecía relacionarse con una probabilidad tres veces mayor de contraer diabetes o enfermedades cardiovasculares, mientras que el riesgo de muerte se quintuplicaba.

Esta es una medida no invasiva, que podría realizarse en entornos no médicos, como las farmacias, con el fin de llevar a cabo un diagnóstico mucho más rápido que con otros métodos, como la presencia de síndrome metabólico, que requieren mediciones más extensas. Al menos, como primera medición de riesgo de enfermedad, podría ser una medida muy eficaz, según estos resultados.