Los mexicanos lo tienen claro: la mejor manera de acompañar unos tacos, es con una Coca-Cola. La venta de refrescos en México ascendió a casi 13 mil millones de litros en 2015, convirtiéndose en el segundo país del mundo con mayor consumo de bebidas gaseosas después de Estados Unidos, según datos de Euromonitor Internacional.

Los refrescos tienen un efecto muy negativo en la salud de sus consumidores debido a la ingesta de azúcares añadidos, que pueden provocar la aparición de diabetes y sobrepeso. En México, este problema ya se ha convertido en una realidad. El país vive una emergencia sanitaria por las 21.000 muertes, 4.500 amputaciones y 2.000 incapacidades permanentes a causa de la diabetes durante el año 2015, según informó el Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS) a través del diario El Universal.

En el marco del Día Internacional de la Diabetes, México afronta un problema de salud grave, que supone unos 42.776 millones de pesos (más de dos mil millones de dólares) del gasto del Seguro Social.

El consumo de azúcares también ha provocado el aumento del sobrepeso en un país en el que un 70% de los mexicanos y 30% de los niños padecen problemas de sobrepeso y obesidad.

México luchó en 2014 contra este fenómeno con la aplicación del impuesto del 10% sobre el precio de las bebidas azucaradas. Otros países como Hungría, Portugal y Francia aplicaron la misma reforma para poner freno a las enfermedades derivadas del ingesta de azúcares añadidos.

Las dos caras del impuesto

azúcar
Evan Lorne | Shutterstock

Sin embargo, la aplicación del impuesto en México ha sido motivo de polémica. Por una parte, se constató en un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) que la medida redujo en un 12% el consumo de refrescos en el país y aumentó el del agua en un 4%. Alejandro Calvillo, director de la organización el Poder del Consumidor, confirmó en una entrevista con Hipertextual que la medida alteró la tendencia y consiguió que los índices de consumo de México fueran más bajos que los de otros países de América Latina como Chile.

Otros estudios publicados ponen en duda la eficacia del impuesto, que ayudó al Gobierno mexicano a recaudar casi 2 mil millones de dólares de enero 2014 a diciembre de 2015, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Por otro lado, el estudio de la Universidad ITAM de México también arroja que la medida afectó principalmente a las personas con un nivel adquisitivo bajo.

Alejandro Calvillo afirmó que el estudio, junto con dos más publicados, fueron financiados por la industria, especialmente por Femsa, la embotelladora de productos como Coca-Cola. "La batalla de las refresqueras ha sido muy fuerte, han gastado mucho dinero".

En este contexto, el director de la organización civil explica que este tipo de impuestos son regresivos y, por lo tanto, afectan a los más pobres. El objetivo "es que las reducciones se den en los pobres porque son los más afectados por estas epidemias y los que no tienen acceso a la diálisis a través del seguro social popular". En México, el tratamiento de diálisis para combatir la diabetes cuesta alrededor de 1700 pesos (alrededor de 80 euros) por sesión, la cual se realiza una o dos veces por semana.

El Poder del Consumidor lucha por una subida del impuesto sobre los refrescos, con el objetivo de bajar el consumo de tales bebidas en México. A pesar de que la iniciativa fue propuesta en la Ley de Ingresos para el próximo año, esta no fue discutida en la Cámara de los Diputados a causa de las presiones políticas y económicas de la industria.

Calvillo sostiene que hay otras formas de combatir la ingesta de refrescos azucarados: "Hay que regular la publicidad de estos productos, diseñar etiquetados de advertencia de estos productos y fomentar una política integral que promueva los alimentos saludables y le de a la población el acceso a los mismos".

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