Este lunes, 8 de octubre, la ONU ha anunciado en Corea del Sur las conclusiones de un nuevo informe emitido por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) sobre la prioridad de endurecer las medidas para luchar contra el calentamiento global. Se trata de un texto basado en más de 6.000 referencias científicas y firmado por 91 expertos provenientes de 40 países. En él, se reitera la importancia de tomar las medidas pertinentes para que la temperatura media del planeta no supere los 2ºC por encima de los niveles preindustriales, tal y como se estableció en 2016 en el Acuerdo de París.
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El informe se publica el mismo día del anuncio del Premio Nobel de Economía 2018, que ha sido concedido a los estadounidenses William Nordhaus y Paul Romer, por sus aportes a la integración del cambio climático y las innovaciones tecnológicas en los estudios macroeconómicos.
Una labor de todos
El Acuerdo de París establece la necesidad de que los países firmantes implementen protocolos dirigidos a paralizar el aumento de las temperaturas medias globales, que ya están 1ºC por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial.
En un inicio se proponía el desarrollo de medidas para que este aumento no superara los 2ºC, aunque también se alentaba a las naciones participantes a ser aún más ambiciosas e intentar no subir de los 1’5ºC. Sin embargo, no se trata de una tarea fácil. El pasado mes de agosto un equipo de científicos de Reino Unido y los Países Bajos publicaba un estudio en el que se establecía una fecha límite para estos objetivos, tras la cual conseguir dichas temperaturas antes de 2100 sería prácticamente imposible. Concretamente, se calcula que a razón de un aumento del 2% anual en el uso de fuentes de energías renovables, las nuevas medidas deberían comenzar de forma rigurosa en 2035. Eso para que las temperaturas no superen los 2ºC. Para 1’5ºC se debería empezar mucho antes.
Establecen una fecha límite para frenar el cambio climático
Ahora, este nuevo informe analiza varias vías para limitar el aumento de la temperatura a los más ambiciosos 1’5ºC, ya que sería la única forma de lograr que los efectos del cambio climático sean “menos catastróficos”. Entre las medidas propuestas, destaca el uso de más energías renovables, pero también otras acciones, como la implantación de una agricultura más sostenible y menos extensiva, con una mayor extensión de terrenos dedicada al cultivo de recursos energéticos. Además, se propone quintuplicar la inversión en tecnologías destinadas a disminuir las emisiones de gases contaminantes en la vida cotidiana y capturar de forma más eficiente los que terminen liberándose a la atmósfera.
La importancia de medio grado
Aunque 0’5ºC pueden parecer algo prácticamente imperceptible, el informe establece grandes diferencias entre bloquear el aumento de temperaturas para 2100 en 2ºC o en 1’5ºC.
Por ejemplo, el aumento del nivel del mar derivado del calentamiento global sería 10 centímetros más bajo con un aumento de 1’5ºC, respecto a uno de 2ºC.
También sería muy diferente el estado del Ártico, ya que con un aumento de 1’5ºC sólo se produciría el deshielo total en verano una vez cada siglo, mientras que con 2ºC se reduciría a una vez por década.
La Gran Barrera de Coral muestra sus armas para resistir al cambio climático un siglo
Otro caso mencionado es el de los arrecifes de coral, cuya presencia en los océanos se habrá reducido para 2100 entre un 70% y un 90% con un aumento de 1’5ºC en las temperaturas medias globales. La cifra es muy alarmante, pero lo sería aún más con 2ºC, pues en ese caso se situaría por encima del 99%.
La buena noticia, según ha explicado en una nota de prensa la copresidenta del Grupo I de trabajo de la IPCC Valerie Masson-Delmotte, es que algunas de las medidas necesarias para alcanzar estos límites de temperatura se han puesto ya en marcha, aunque aún falta mucho más trabajo por parte de las autoridades competentes de las naciones implicadas en el proyecto. Conseguir llevar estos propósitos a cabo es física y químicamente posible, pero requiere un gran esfuerzo de compromiso, tanto social como económico.
El premio Nobel y la historia del cambio climático
La concienciación del ser humano acerca de los cambios que podría tener sobre el clima su propia intervención es un concepto muy antiguo. Ya en el siglo IV antes de Cristo, el filósofo griego Teofrasto escribió sobre cómo el desagüe de los pantanos en torno a una localidad había hecho su entorno más susceptible a la congelación. Además, planteó que los suelos podrían hacerse más calientes tras someterse a deforestación, ya que esta los dejaba más expuestos a las radiaciones solares.
Sin embargo, no fue hasta los siglos XVIII y XIX cuando los científicos comenzaron a estudiar las diferencias entre los climas prehistórico y moderno. Más tarde, en la década de 1890, el científico sueco Svante Arrhenius determinó cómo las modificaciones en los niveles atmosféricos de dióxido de carbono podían afectar a las temperaturas globales. Pocos años después, lograba el premio Nobel de Química, aunque el motivo del galardón fue su contribución en general al campo de la química a través de sus experimentos en el área de la disociación electroquímica. Quienes sí ganaron el premio de la academia sueca por su aportación al conocimiento sobre el cambio climático fueron el mexicano Mario Molina, el holandés Paul Crutzen y el estadounidense F. Sherwood Rowland, galardonados en 1995. Con su trabajo, estos tres científicos habían descubierto que ciertos compuestos químicos estaban dañando seriamente a la capa de ozono, con terribles consecuencias para el planeta. Este hallazgo se sumaba a los muchos que ya se habían realizado en el último siglo, aumentando aún más la certeza de que la Tierra enfermaría gravemente si no se buscan soluciones a tiempo.
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Y esas soluciones son las que tratan de buscar los expertos firmantes de este último informe. El contenido del texto servirá como base para las discusiones que se establecerán en la cuarta cumbre sobre el clima (COP24), que tendrá lugar en la ciudad polaca de Katowice durante el próximo mes de diciembre.
Por su parte, la Comisión Europea presentará en noviembre una propuesta de estrategia para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo, como han anunciado hoy en una nota de prensa los comisarios Miguel Arias Cañete y Carlos Moedas.
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Ante todo, con acciones como esta se trata de buscar soluciones al cambio climático, pero también concienciar a los escépticos que todavía creen que se trata de un cuento chino. Nos guste o no, el calentamiento global y sus consecuencias son una realidad y está en manos de todos y cada uno de los habitantes del planeta dejar un mundo mejor a nuestros hijos. Pero para eso hay que empezar a trabajar en ello cuanto antes.