Este 2018 está siendo un año cargado de citas interesantes con el cielo para los amantes de la astronomía. A falta de tres meses para que acabe, aún queda mucho por ver, como el cometa 21P/Giacobini-Zinner, que en estos días está pasando por su punto más cercano a la Tierra.

Su perihelio (punto más cercano al Sol) se dio la pasada madrugada, coincidiendo casi a la vez con su punto más cercano a la Tierra. Sin embargo, aún quedan varios días para poder verlo. Eso sí, será mejor no dejarlo mucho tiempo; pues, pasado este periodo, la próxima vez que pase tan cerca de la Tierra será dentro de cuarenta años.

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Visible con prismáticos

Según ha asegurado a Hipertextual Jaime Izquierdo, astrónomo colaborador honorífico de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Agrupación Astronómica de la misma ciudad, el periodo de este cometa es de 6’6 años, por lo que lo hemos podido ver ya en varias ocasiones; diecinueve desde su descubrimiento en diciembre de 1900.

Sin embargo, este año presenta la peculiaridad de encontrarse en su mayor aproximación a la Tierra de los últimos 72 años.

Por otro lado, este dato se une al hecho de que casi coinciden en el tiempo su punto más cercano al Sol y el más cercano a la Tierra. Lo ha explicado a este medio David Galadí, astrónomo residente del Centro Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto.

Se calcula que el cometa, que actualmente se encuentra a unos 58 millones de kilómetros de la Tierra, tendrá una magnitud de entre 6’5 y 7’5.

Esto significa que podrá verse perfectamente con prismáticos, aunque no a simple vista, ha contado Galadí.

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De este modo, si el tiempo acompaña y se busca una zona con la mínima contaminación lumínica posible, debería poder verse como una nubecita difusa.

El resultado puede verse en la siguiente foto, que fue tomada por Jaime Izquierdo el pasado 2 de septiembre en pleno centro de Madrid. "Tuve que utilizar un filtro de neodimio para mitigar la tremenda contaminación lumínica que padecemos", ha explicado por correo electrónico a Hipertextual.

Fotografía tomada el 2 de septiembre en el centro de Madrid. Jaime Izquierdo

Durante la noche del 10 al 11 de septiembre el cometa se encontrará entre la constelación de Auriga y la cabeza de Orión. Por lo tanto, deberá verse durante la madrugada, bien pasada la media noche.

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Muchos pensarán que es un mal momento para mirar al cielo, especialmente si hay que madrugar al día siguiente. Afortunadamente, el sábado 15 de septiembre será también un buen día para verlo, cuando cruce el centro del cúmulo estelar M35, en la constelación de Géminis.

Un aperitivo para la lluvia de estrellas

Por lo general, las lluvias de estrellas se dan cuando la Tierra se mueve a través del camino de polvo esparcido por un cometa o asteroide. En el caso de 21P, este reguero polvoriento dará lugar a las Dracónidas, cuyo punto máximo se calcula para la noche del 7 al 8 de octubre.

¿Se puede provocar una lluvia de estrellas controlada a voluntad?

Esta lluvia de meteoros, que tiene lugar cada año a principios del décimo mes del año, suele ser de las más débiles, especialmente si se compara con las famosas Perseidas. Sin embargo, se sabe que cuando el cometa progenitor de los meteoros ha pasado cerca de la Tierra, el espectáculo puede ser increíble. ¿Ocurrirá en esta ocasión? Es imposible saberlo a ciencia cierta, pero más vale estar atentos por si acaso.

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