El mapa de contaminación lumínica que conocemos, ese que es azul y amarillo, no es del todo real. Los colores se los han añadido después, ya que la imagen era en blanco y negro. Ocurre, también, que tiene muy poca resolución. Por esto, un grupo de científicos españoles ha comenzado a crear su propio "Google Maps nocturno", como explica a Hipertextual Lucía García, física y mánager del proyecto Cities at Night.
"Queríamos un mapa online más potente y encontramos que a lo mejor lo podíamos hacer con las fotos que hacen los astronautas desde la Estación Espacial Internacional (EEI)", añade. ¿El problema? La gran cantidad de imágenes, que no están ordenadas y que, en ocasiones, los astronautas dejaban la cámara disparando sola mientras ellos se iban a hacer experimentos por lo que en el archivo hay de todo, según explica García.
La importancia de la colaboración ciudadana
El archivo de la NASA con las imágenes realizadas desde la EEI, que "tienen muchísima resolución y son a color", guarda medio millón de imágenes, por lo que resulta imposible para una sola persona e, incluso, para un ordenador, seleccionar las fotografías necesarias. ¿Por qué un ordenador no puede hacer este trabajo? "Es imposible, reconocer imágenes es una cosa que a los ordenadores les cuesta mucho. Necesitan mucha potencia y algoritmos muy complejos. Estuvimos probando el Machine Learning, pero el resultado no es tan bueno como el que conseguimos con la ciencia ciudadana", explíca García.
Pero ¿qué es la ciencia ciudadana? Mediante tres aplicaciones, los colaboradores van seleccionando lo que se les pide para que luego, los científicos tengan más fácil hacer el mapa: "La primera aplicación es para ordenar las imágenes". A los científicos solo les interesan las nocturnas, pero hay de todo: "diurnas, lagos, auroras boreales...", detalla García. Por esto, es importante dejar fuera de la segunda aplicación aquellas que no interesan en este proyecto.
En la segunda app hay que identificar de qué ciudad se trata: "Nosotros sabemos dónde estaba la EEI cuando hicieron la foto, pero no sabemos hacia dónde estaba apuntando, así que hay un radio de 300 kilómetros. Pero si te doy la imagen y te digo: Madrid tiene esta pinta, Barcelona esta y Valencia esta otra; a ti no te cuesta nada reconocerla", explica la física. Por último, la tercera aplicación es para "rotar y encajar la imagen en el mapa".
Después de que la NASA difundiera las tres aplicaciones, los científicos llegaron a tener hasta 17.000 colaboradores usándolas y ayudándoles a continuar con este trabajo. Pero ¿qué paso? Para los ciudadanos con ganas de ayudar a estos investigadores resultaba "difícil de usar" la segunda aplicación, es decir, aquella en la que tenían que seleccionar de qué ciudad se había tomado la fotografía. Por este motivo decidieron reconvertir todas las aplicaciones en juegos. "La primera ya está y se puede usar en cualquier dispositivo. Ahora queremos sacar la segunda, Cities at Night, y para eso estamos haciendo una campaña de crowdfunding. Con el dinero se diseñará el juego, tendremos los servidores para alojarlo y recoger los resultados para, después, ponerlos en nuestro proyecto", explica.
La idea de realizar este "Google Maps nocturno" es de Alejandro Sánchez de Miguel, astrofísico e investigador, que "estaba haciendo su tesis sobre contaminación lumínica y buscaba datos que le dijeran cuánta luz generamos los humanos por la noche. Y lo mejor que encontró es el mapa coloreado de azul y amarillo. Se le ocurrió, gracias al archivo de la NASA, comenzar el proyecto ya que el color de la luz es muy importante para los científicos", comenta García. La campaña, en principio, termina el próximo 20 de agosto. "Hemos hablado con Stars4all y nos han dicho que probablemente ampliemos la campaña ya que ha empezado en verano y siempre es difícil conseguir sacarla adelante en estas fechas", dice.
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Contaminación lumínica
La contaminación lumínica es la gran cantidad de luces artificiales que inundan el cielo durante las noches. En las grandes ciudades ni siquiera se pueden observar las estrellas durante la noche. Sin embargo, si el alumbrado público fuera el correcto, se podría evitar. Este mapa puede ayudar, una vez esté terminado, a detectar qué ciudades contaminan más. "Lo primero es hacer un atlas con todos los lugares en los que hay que actuar para cambiar el tipo de iluminación", comenta García. El principal problema es el tipo de farolas ya que no contaminan igual las esféricas o las que tienen la luz mirando hacia abajo. "Las esféricas contaminan más", confirma la mánager del proyecto.
Pero, por otro lado, también es importante "detectar si la iluminación es más cálida (de color naranja) o más fría (azul, aunque se ve de color blanco)". "El color también influye, la blanca contamina más; la naranja es mejor tanto a nivel de las estrellas como a nivel de salud porque la luz fría afecta más a los humanos: te despierta más, no te deja dormir, hace que no generes melatonina...", explica a Hipertextual. Pero no es exclusivo de las personas, como señala García, a los animales también les afecta más la luz fría. Por esto, habrá que detectar, también, "si el color es el apropiado o es más nocivo", concluye García. Y aquí radica, también, la importancia de este mapa.