Las bacterias resistentes a los antibióticos matan cada año en España a más de 35.000 personas, según el primer registro hospitalario de pacientes afectados realizado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). "Es un grave problema de salud pública, pero no es nuevo", ha asegurado durante la presentación José Miguel Cisneros, presidente de la entidad, que ha pedido a las autoridades "que tomen nota".
Nuestro país, al igual que otras regiones del sur de Europa, se ha caracterizado por un mayor uso de antibióticos y una elevada tasa de resistencia a estos fármacos, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Los datos oficiales, sin embargo, no coinciden con las cifras presentadas hoy por la SEIMC en relación a la incidencia clínica de este problema. Mientras la AEMPS defiende que anualmente se producen 2.800 muertes por bacterias resistentes, los facultativos sostienen que el número de fallecimientos es trece veces mayor.
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Contradicciones sobre la resistencia a antibióticos
"Nuestro objetivo es conocer el impacto clínico real en los hospitales", ha insistido Cisneros. Su organización ha realizado un registro en 82 hospitales de 15 comunidades autónomas durante una semana de marzo de 2018, lo que les ha permitido incluir a 903 pacientes con infección por bacterias multirresistentes. Del total de personas detectadas, 177 fallecieron durante el primer mes de diagnóstico, lo que representa un 19,6% de los casos. No obstante, este porcentaje representa la mortalidad cruda, un parámetro epidemiológico en el que no se determina la causa exacta de la muerte.
La SEIMC defiende que el uso de esta variable evita la subjetividad del facultativo a la hora de especificar el porqué del fallecimiento. Cisneros ha explicado a Hipertextual que, en el caso de haber empleado otro parámetro denominado mortalidad atribuible, los datos podrían haber estado más sesgados. Por ejemplo, si un paciente muere por culpa de una hemorragia, un médico puede considerar que el fallecimiento no es directamente imputable a la infección bacteriana, mientras que otro puede valorar lo contrario. A su juicio, la aplicación del primer parámetro ofrece una "mayor fortaleza" al estudio.
Preguntado por las limitaciones del registro —en particular por el hecho de haber analizado el número de casos únicamente durante una semana—, el presidente de la SEIMC ha hecho hincapié en "la falta de tiempo" para realizar una investigación en mayor detalle. Su análisis, en efecto, lleva a cabo una extrapolación de las cifras iniciales obtenidas: a partir de la semana de estudio han estimado qué ocurriría durante el resto del año y en el total de estimaciones hospitalarias. Esta metodología les ha hecho concluir que en España fallecen más de 35.000 personas por la resistencia a los antibióticos, una cifra treinta veces superior a la de los accidentes de tráfico, según estimó la Dirección General de Tráfico en 2017.
El dato es considerablemente menor que los proporcionados en las estimaciones oficiales, tanto a nivel de España como del conjunto de la Unión Europea. Cisneros ha señalado que ese tipo de investigaciones se basan en los informes de alta, pero su análisis supone que hay diez mil veces más muertes en nuestro país por bacterias multirresistentes que en todo el viejo continente. Según la Comisión Europea, la resistencia a los antibióticos causa 25.000 fallecimientos anuales en Europa. Por otro lado, si los casos registrados en los hospitales en España son correcto, parece lógico pensar que las estimaciones oficiales no están reflejando la realidad: el estudio publicado hoy habla de casi 200 muertos en una semana y el Ministerio de Sanidad cifra en 2.800 los fallecimientos anuales. La falta de información —e incluso los datos contradictorios, como sucede aquí— ha sido comentada por la Fundación Civio en su proyecto Medicamentalia.
"De mantenerse los datos del estudio, durante 2018 habrá más de 46.000 personas infectadas con bacterias multirresistentes y la mortalidad ascenderá a 9.000 pacientes", ha comentado Julio García Rodríguez, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario La Paz. A pesar del grave problema de salud pública, el Plan Nacional de Resistencias a los Antibióticos (PRAN) no cuenta con una dotación específica en los Presupuestos Generales del Estado de 2018, tal y como han denunciado los promotores del registro. La SEIMC también ha lamentado que España no cuente con especialistas de enfermedades infecciosas para abordar la situación, según recomendó recientemente el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, en inglés) en su última visita a España.
Las bacterias resistentes a los antibióticos
Los especialistas también han entonado el mea culpa. "Estamos dando más antibióticos de lo que se necesitan y probablemente con un espectro más alto de lo necesario", ha afirmado Ángel Asensio, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH). Los hospitales son "el lugar óptimo" para la transmisión de bacterias resistentes, al concentrar a los portadores de los patógenos y el uso intensivo de este tipo de fármacos. Además, los descuidos y la falta de suficiente higiene —en particular, el olvido a la hora de lavarse las manos o la limpieza y desinfección de equipos— también son malos hábitos en buena parte de los profesionales sanitarios. Los especialistas además han incidido en la falta de conciencia social sobre este problema. "Aquí el médico es malo si no nos da antibióticos", ha recordado Antonio Bernal, de la Alianza General de Pacientes.
La presentación del registro ha contado también con la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y el Foro Español de Pacientes (FEP). Ambas organizaciones han hecho hincapié en la necesidad de contener el uso abusivo de antibióticos en las explotaciones animales y de evitar la falta de abastecimiento de medicamentos que ha afectado a los hospitales, que en ocasiones han tenido que cambiar los tratamientos o limitar el uso de fármacos. Los impulsores del registro también han abogado en buscar nuevas estrategias terapéuticas contra estos patógenos, ante la falta de antibióticos eficaces y la parálisis de la industria farmacéutica ante este problema. Según estudios realizados en Reino Unido, las bacterias resistentes matarán a más personas que el cáncer en 2050, cuando muchos de los fármacos actuales no sirvan como terapias contra las infecciones.
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La investigación presentada hoy también ha dado a conocer qué microorganismos son los más preocupantes. Según los resultados, las bacterias resistentes a los antibióticos más habituales fueron Escherichia coli (con resistencia a las betalactamasas de espectro extendido), Pseudomonas aeruginosa multirresistente, Klebsiella pneumoniae resistente a betalactamasas y Klebsiella pneumoniae con resistencia a carbapenem. Por el tipo de ataque, las infecciones con mayor número de casos fueron las urinarias, las intraabdominales y las neumonías. Los datos coinciden en líneas generales con la información recopilada hasta la fecha por la Organización Mundial de la Salud en relación a la resistencia a los antibióticos.