Numerosos medios se han hecho eco durante la última semana del hallazgo de un nuevo órgano en el cuerpo humano que había permanecido oculto hasta ahora: el intersticio. Mientras algunos aseguran que es hora de reescribir los libros de anatomía, otros señalan que la estructura ya figura en ellos desde hace siglos. ¿Qué se ha descubierto en realidad, si es que se ha descubierto algo?
Las células del cuerpo humano no están ‘selladas’ entre sí como los ladrillos de una casa, sino que existen espacios entre ellas y los tejidos que componen. Este espacio recibe el nombre de intersticio. En su interior encontramos tejido conectivo (colágeno y elastina) y un fluido llamado líquido intersticial.
¿Nuevo órgano? El origen de la polémica
El artículo publicado la semana pasada en la revista Scientific Reports no hace referencia al descubrimiento de un nuevo órgano ni sugiere que el intersticio pueda ser considerado como tal. Los autores aseguran que “la anatomía y composición del espacio intersticial entre las células se entiende cada vez mejor”, si bien su localización y estructura es descrita “vagamente en la literatura científica”.
Mediante una técnica microscópica que muestra tejidos vivos en lugar de fijados, los autores describen “la anatomía e histología de un espacio lleno de líquido, previamente no identificado aunque extendido y macroscópico. Una nueva expansión y especificación del concepto del intersticio humano”. Expandido, pero no descubierto. ¿De dónde sale la idea del nuevo órgano?
El origen de la información está en la nota de prensa publicada en el servicio de noticias científicas Eurekalert!, del que se nutren medios de todo el mundo. El titular: “Un ‘órgano’ nuevo había sido omitido por los métodos estándar”. Citando como fuente a los autores, se asegura que los investigadores “han identificado una característica de la anatomía humana previamente desconocida” y que el estudio es el primero que identifica al intersticio como un órgano “por derecho propio”.
El problema es que el espacio intersticial es conocido desde hace al menos 200 años y los expertos no tienen tan claro que se pueda considerar un órgano.
“La idea de que este es un ‘órgano nuevo’ o que el estudio ha descubierto algo nuevo y ‘previamente no identificado’ en el cuerpo humano es claramente falsa”, asegura a Hipertextual el investigador de la Universidad de Chicago Mark Westneat, que no ha participado en el trabajo. Este anatomista cita el Experimenta circa statum sanguinis et vasorum in inflammatione de George Kalternbrunner (1826) como ejemplo de menciones tempranas de esta estructura. “Hay miles de publicaciones al respecto y los cirujanos lo conocen bien”, añade.
Westmeat no es el único que ha recibido el hallazgo con escepticismo. En Twitter muchos de sus compañeros se mostraban confusos al no entender dónde estaba la novedad. El investigador de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai (Nueva York, EEUU) y coautor del estudio, Neil Theise, ha respondido a las críticas asegurando que el intersticio “nunca ha sido descrito con tanto detalle”. Hipertextual se ha puesto en contacto con él para saber más sobre su postura acerca de la cobertura dada a la noticia, pero al cierre de este artículo no ha obtenido respuesta.
Otros medios se han hecho eco de las dudas despertadas por el estudio. “Los únicos órganos que se hacen estos días son los que aparecen sobre el escenario y hacen música”, aseguraba a The New York Times el director del Laboratorio de Anatomía Humana de la Universidad Rush (EEUU), James Williams.
El ser humano no tiene un «nuevo órgano» en el cuerpo
El intersticio, a menudo olvidado
El investigador del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas (EEUU) Anirban Maitra pedía cautela en un artículo publicado en The Scientist. “Es justo decir que histólogos y patólogos saben desde hace mucho que hay un espacio intersticial y que este contiene líquido. La afirmación de que se trata de un órgano hasta ahora desconocido, el más grande hasta el momento, parece forzada”.
“La mayoría de biólogos sería reticente a llamar ‘órgano’ a desiguales espacios microscópicos que contienen fluido entre tejidos. Por esa definición, la cavidad abdominal y la pleura también lo serían”, continúa Maitra. En cualquier caso, no es la primera vez que se bautiza así al intersticio.
Novedad o no, órgano o no, el artículo de Theise sí incluye información interesante sobre el intersticio, a menudo olvidado.
“Tanto el estudio como la nota de prensa hacen afirmaciones falsas, pero es en general un buen artículo con nuevos datos valiosos”, dice Westmeat. Por ejemplo, los autores proponen que la conexión entre el intersticio y el sistema linfático podría explicar cómo algunos tumores forman metástasis tan rápido una vez que alcanzan este espacio. Por ello, investigadores como Williams lamentan que el ruido del ‘nuevo órgano’ nos distraiga del verdadero interés del descubrimiento.