El cuerpo humano no cuenta con un "nuevo órgano". La noticia saltaba a los medios de comunicación esta semana, después de que el medio digital Science Alert se hiciera eco de un trabajo publicado el pasado noviembre por científicos de la Universidad de Limerick (Irlanda). El estudio difundido en The Lancet sugería la identificación del mesenterio como un órgano; sin embargo, no existe ningún reconocimiento oficial al respecto hasta la fecha.
"El mesenterio es una estructura intermedia que sirve de soporte para que los intestinos estén rectos", explica a Hipertextual el Dr. Javier Santos, de la Unidad de Investigación de Enfermedades Digestivas del Institut de Recerca Vall d'Hebron. La primera mención sobre el mesenterio fue realizada por Leonardo Da Vinci en sus dibujos sobre la anatomía humana realizados a principios del siglo XVI. "No sabemos a ciencia cierta qué importancia tiene. Se sabe que es una capa de grasa donde también existen vasos sanguíneos y linfáticos, pero no se puede explorar bien ya que se encuentra en un lugar recóndito", añade.
Una sugerencia sin reconocimiento oficial
El Dr. J. Calvin Coffey, primer autor del trabajo, explica que el mesenterio "conecta el intestino a la pared abdominal, de forma que suspende esta parte del sistema digestivo dentro de la cavidad abdominal". El cirujano de Limerick comenta a este medio que "han sugerido la designación del mesenterio como nuevo órgano y han ofrecido evidencia que apoya dicha denominación". Pero no es la primera vez que lo hacen.
Coffey ha sido autor de artículos anteriores, como los publicados en Techniques in Coloproctology o Gastroenterology Report en 2014 y en Digestive Surgery en 2015, donde ya denominaban al mesenterio como un órgano. Lo que no significa que dicha clasificación haya sido aceptada de forma oficial. Hipertextual ha contactado con la Federación Internacional de Asociaciones de Anatomía, entidad encargada de evaluar la nueva nomenclatura científica en este campo. Su secretario general, el Dr. Friedrich Paulsen, sostiene que "una vez más la prensa ha exagerado".
A su juicio, la revisión publicada en The Lancet solo realiza una sugerencia sobre la denominación del mesenterio como órgano basándose en un par de hallazgos realizados en los últimos años, sin haber encontrado algo realmente nuevo. Según Paulsen, investigador del Instituto de Anatomía de la Universität Erlangen-Nürnberg de Alemania, "únicamente apuntan que sería útil reconocer al mesenterio como órgano para entender mejor su función y personalmente estoy de acuerdo en que podría ser conveniente".
Las fuentes contactadas por Hipertextual aplauden el esfuerzo realizado por el equipo de Coffey para explorar el mesenterio, que al estar situado en un lugar tan recóndito, solo puede ser estudiado en humanos por vía quirúrgica. La importancia de dicha estructura, al igual que ocurre con otro tipo de grasas del cuerpo humano, podría haber pasado desapercibida. "Todo lo que parecía inerte hasta ahora, como la grasa abdominal o la celulitis, sabemos que cumple muchas funciones. Por ejemplo ayuda en el control del azúcar o de las defensas y juega un papel en la vascularización", comenta Santos.
El Dr. José González Navajas, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas, opina que "los datos anatómicos, embriológicos e histológicos que los autores discuten sí apoyan la clasificación del mesenterio como órgano". Sin embargo, a día de hoy no se conoce cuáles serían sus unidades funcionales (células) ni a qué sistema pertenecería, dos aspectos fundamentales para realizar este reconocimiento.
"Hay que felicitar a los autores por el riguroso trabajo de búsqueda y ordenación del conocimiento disponible", sostiene por otro lado el Dr. Julio Mayol, director médico del Hospital Clínico San Carlos y profesor titular de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid. Según su opinión, siguiendo la definición de la Real Academia Española, "no resulta incorrecto denominar al mesenterio como órgano"; de la misma forma que sería posible llamar órgano a la piel, a las pleuras o a las meninges. "Pero en realidad no es un nuevo órgano, si lo es ahora lo era antes", dice Mayol.
El mesenterio, ese gran desconocido
Las dificultades para estudiar el mesenterio han hecho que esta parte del organismo sea un gran desconocido para la medicina. La estructura, que presenta una tonalidad amarillenta debido al almacenamiento de una parte de la grasa del organismo, sirve sobre todo como soporte. Sus funciones, que se han determinado en estudios realizados en modelos animales, no están claras todavía, aunque podrían incluir un rol en el metabolismo de carbohidratos y grasas, la coagulación de la sangre o funciones inmunológicas, entre otras. "La importancia que tenga para el ser humano no se conoce bien, no será fácil estudiarla", asegura el Dr. Santos.
El especialista de Vall d'Hebrón recalca que el trabajado publicado en The Lancet es un artículo de revisión, es decir, recoge estudios anteriores sin aportar una investigación nueva. "Hasta ahora se pensaba que el mesenterio era independiente del colon y los autores plantean que la estructura es continua desde la parte alta del estómago hasta abajo", apunta. Según explica Coffey a Hipertextual, "su forma es más sencilla de lo que parecía, dado que se dispone siguiendo una espiral ininterrumpida". El examen detallado de la estructura nos permitirá conocer su papel en el buen funcionamiento del organismo y las posibles enfermedades asociadas.
El Dr. Fernando Gomollón, miembro de la Asociación Española de Gastroenterología, duda sobre si debería reconocerse al mesenterio como un órgano independiente, "pero desde luego la importancia del mesenterio es mucho mayor de la que se le atribuía". Como explica a Hipertextual, la estructura puede tener un rol metabólico en diversas patologías e incluso jugar un rol a nivel inmunológico. "Es un lugar de paso desde el intestino (nuestro punto de contacto fundamental con el exterior) y el sistema circulatorio y linfático sistémicos", relata. En los últimos años, se ha descubierto que esta recóndita región puede ser clave en el desarrollo de trastornos como la enfermedad de Crohn al ser la segunda fuente más importante de proteína C reactiva. "Es un tema interesantísimo, en parte médico, en parte quirúrgico", resalta Gomollón.
A juicio del cirujano irlandés, el estudio en The Lancet abre la puerta a la "ciencia del mesenterio" para conocer, por ejemplo, si juega un papel o no en la aparición de patologías como la hipertensión, la obesidad, la diabetes o la arteriosclerosis, como sucede con otro tipo de grasas. Coffey y sus colaboradores publicarán dentro de unos meses el libro Mesenteric Principles of Gastrointestinal Surgery, que abordará estos aspectos. Hipertextual no ha podido confirmar si, tal y como han publicado medios como The Independent, uno de los libros más importantes en medicina, el manual de Anatomía de Gray, será actualizado con la definición de mesenterio propuesta desde la Universidad de Limerick. Coffey desconoce este aspecto y la editorial Elsevier no ha respondido a nuestras preguntas al respecto.
"Las afecciones del mesenterio han sido casi siempre ignoradas y son raramente explicadas", afirma Julio Mayol. Además del hipotético rol que podría tener como otras grasas, existen enfermedadades poco frecuentes que afectan a la estructura mesentérica, como la paniculitis y la epiploitis, problemas vasculares y más raramente tumores, como sarcomas o linfomas. La importancia del mesenterio, como sucede con otras partes del cuerpo, debe conocerse todavía en detalle, sin que esto suponga que el ser humano cuente con un nuevo órgano en su interior. El experto del Hospital Clínico San Carlos destaca que "los órganos han ido siendo definidos por los anatomistas y fisiólogos a lo largo de los siglos". La denominación del mesenterio, sin que sea oficial, es parte de la promoción del artículo de revisión. El uso habitual en la literatura científica dirá si en el futuro lo llamaremos órgano o no.