Hablar de copias en el mundo móvil, a día de hoy, es algo que a muchos ya aburre. Por ello, este no será un artículo cuya función sea acusar de nada, sino alentar a los fabricantes móviles a tomar su propio camino: uno donde, como ocurre en todos los sectores y ámbitos de la historia, exista la influencia, pero donde sobre todo, habiendo recursos, prime la personalidad y la autonomía de decisión. Existe un complejo de inferioridad respecto al iPhone desde su nacimiento, y ha llegado el momento de superarlo.

Los ejemplos de la influencia de Apple no son sólo los recientes, muchos otros que vienen de muy atrás. Existen numerosos casos donde Apple ha llegado después, que no tarde, pero dado el revuelo generado por rumores desde mucho antes de su lanzamiento, y viendo los casos del iPhone y iPad, las compañías se apresuraron a intentar ser pioneras. Veamos algunos ejemplos en los que la influencia de Apple ha rozado lo preocupante, con mención a otros en los que se ha demostrado claramente que las compañías de su competencia pueden ser ellas mismas. Repasaremos varios casos en los que Apple no ha sido pionera, pero tras llegar de manera muy parecida a una compañía anterior, ha sido quien finalmente ha influido, pese a existir la otra alternativa desde mucho tiempo atrás.

La influencia de Apple y el complejo de inferioridad

Touch ID y el dorado

Touch ID

Vayamos atrás 5 años. Más tiempo es entrar en polémicas, y hay casos de sobra recientes para ilustrar. En 2012, poco más de un año antes de la llegada al mercado del iPhone 5s, Apple adquirió Authentec, una compañía especializada en lectores de huellas y seguridad biométrica. El objetivo, ya claro por entonces, era mejorar la seguridad de futuros iPhone, pero sobre todo, hacer la experiencia más cómoda para el usuario. Es el germen de Touch ID. Los lectores de huellas no eran nuevos en telefonía ni en smartphones. De hecho, desde 2004, el Neonode N1 ya presentaba dicha funcionalidad. Más tarde lo haría Toshiba en 2007 o Motorola con el Atrix en 2011. Pero lo importante es que ninguno de ellos influyó.

Tuvo que llegar Apple en 2013, después de todos esos ejemplos, para que HTC con el One Max, y Samsung con el Galaxy S5, lanzaran dos implementaciones muy malas, para "poder competir". No fue hasta el Galaxy S6, en el MWC 2015, cuando Samsung tuvo algo comparable a Touch ID. Otros fabricantes siguieron esa senda, como es lógico, pero no mostraron la prisa por llegar tan cercanas en tiempo a Apple.

galaxy s5 samsung oficial portada
El dorado del Galaxy S5 hizo aparición tras el iPhone 5s.

Ese mismo año, Apple también "pone de moda" el dorado, hasta el punto de que el color se comienza a vender como un valor añadido en muchas compañías, cuando existía desde antes en Samsung, pero nunca se había promocionado. ¿Cuánto dorado comenzamos a ver a partir del iPhone 5s?

Nombres

Por todos es sabido que muchos fabricantes clásicos han tenido grandes problemas a la hora de ejecutar un buen naming en sus terminales. Uno de los más icónicos, y que demuestran que la moda llegó hasta hace poco fue el HTC One M9+ Supreme Camera Edition, pero hay muchos más ejemplos. Apple había influido poco en otros fabricantes hasta que lanzó el iPhone 6 Plus. La clave está en "Plus". Se trata de un apellido que había sido empleado mucho antes de 2014, como ahora veremos, pero con un significado distinto a grande. Es a partir de esa keynote de Apple en septiembre cuando muchas compañías sienten que para que su público entienda que está ante un terminal más grande de lo normal, debe nombrarlo como Plus.

HTC y Samsung son dos buenos ejemplos aquí. En 2012, HTC lanzó una versión del One X, el One X+. Ese "+" equivale a "Plus". Sin embargo, ahí "Plus" no significaba modelo más grande, sino mejorado. Lo mismo ocurrió con el HTC Evo 4G+ respecto a su antecesor: 4,3" clavadas. Es algo que se observa en la nomenclatura del resto de terminales de la compañía. Antes del iPhone 6 Plus, los HTC grandes eran "Max", "XL", y es a partir del terminal de Apple cuando llega el HTC One M9+, que ganaba 0,2" respecto al modelo normal. Recientemente ocurre lo mismo. HTC Desire 12+ y HTC U11+ son 0,5" más grandes que sus hermanos pequeños. El apellido ha calado.

En Samsung, la experiencia es similar. Había muchos modelos "Plus", pero no significaba grande, sino también "mejorado". Es el caso de los primeros Galaxy S Plus: Samsung los lanzaba meses después (hasta un año más tarde) de sus modelos principales, con mejoras a nivel de procesador, pero manteniendo el diseño y dimensiones. De hecho, hasta terminales de tamaño muy reducido tenían su versión Plus. Para encontrar distinción de tamaño, teníamos que acudir al apellido "Note" (que realmente significaba "equipado con S-Pen), "Mega" o "Grand", que sí implicaban gran tamaño. De hecho, versiones más grandes del icónico Galaxy SII fueron llamadas "Galaxy SII LTE HD" o "Samsung Galaxy S II Epic 4G Touch". Se ponía, por tanto, énfasis en las capacidades 4G o en la resolución, pero nunca en el tamaño. Debemos acudir a agosto de 2015 para encontrar el primer modelo "Plus o +", el Galaxy S6 edge+, pronunciado "edge plus". A partir de ahí, la historia con los Galaxy S8 y S9 es conocida.

En Huawei encontramos el Ascend Plus en 2014, que no indica que sea mejor ni más grande que sus hermanos, y el primer uso de plus entre modelos similares está en la familia G7, teniendo el G7 Plus, un año más tarde (noviembre de 2015) el mismo tamaño de pantalla que su antecesor. El primer terminal de la compañía (y no es estrictamente tal) al que cabe darle el significado de grande es al Honor 6 Plus, que llegó después del iPhone 6 Plus. Huawei mantuvo cierta personalidad en nombre hasta el P8 Max, que lanzado en 2015 mantenía "Max" para grande. A partir de ahí se produjo un cambio, y el P9 Plus ya sería el modelo grande, algo que se repitió en los Nova y en el P10 Plus. Fue así hasta que llegó el apellido "Pro", que significa "mejor". Cabe resaltar la personalidad de Sony, que aunque tiene modelos con Plus, sigue utilizando "Ultra" para sus modelos grandes, algo que comenzó a hacer en 2013.

Oro rosa

Dos años después lanzar e influir el modelo dorado, Apple volvió a hacerlo con un color rosa muy particular, el "oro rosa". Huawei y Samsung, de nuevo, habían tenido modelos rosas desde mucho tiempo atrás, y aunque fuesen poco comunes, lo normal era que lanzaran variantes limitadas en ese color, con más protagonismo a partir del Note 4. Sin embargo, eran rosas con tonalidades más comunes y comunes que el oro rosa de Apple.

El oro rosa de Apple tuvo casi tanta incidencia en el mercado como el iPhone 5s dorado.

La respuesta no se hizo esperar, pues tras el lanzamiento del iPhone 6s oro rosa, Samsung se subió al carro un mes después con versiones "pink gold" de la misma tonalidad en el Galaxy S6 edge+ y en el Note 5, pese a que se habían presentado un mes antes que el modelo de Apple, en agosto de 2015. La cosa ha seguido hasta el S9, primer modelo que no presenta una variante rosa. Los Galaxy S7, S8 y Note 8 sí lo hicieron, con modelos lanzados en lanzamiento. Huawei hizo lo mismo que Samsung y lanzó tras meses en el mercado modelos especiales en oro rosa del P8 y del Mate S. La compañía china ha demostrado que hay cosas que han comenzado a cambiar, siendo capaz de influir en el resto con el color Twilight del P20 Pro.

Doble cámara

De nuevo, otra cosa en la que Apple no ha sido la primera, pero en la que ha influido notablemente, a nivel de nombre y comportamiento. En 2011 comenzó la fiebre de los terminales 3D, que requerían doble cámara, pero la cosa quedó enterrada hasta el HTC One M8. Con una cámara captaba la foto normal y con otra las diferencias en profundidad de los distintos objetos de la escena, para producir efecto "bokeh" o de profundidad e incluso reenfoque a posteriori. A diferencia de otras ocasiones, el desenfoque o el refocus se pusieron de moda, pero quedaron en el olvido rápidamente. Huawei y Honor tuvieron la idea de implementar la doble cámara en el Honor 6 Plus para lograr mayor desenfoque y elegir zonas, permitiendo aperturas ficticias de hasta f/0,95. Sin embargo, no supuso algo importante dentro del resto de sus gamas, y hasta 2016 no llegaría al Huawei P9, con funciones similares. Huawei sólo hablaba, teniendo la mismas capacidades técnicas de ahora, de reducir la profundidad de campo para lograr mayor desenfoque. Incluso mostraba retratos, pero ni siquiera los nombraba así como algo diferencial.

El Honor 6 Plus inauguró en 2014 la doble cámara

No fue hasta la llegada del iPhone 7 Plus y su modo retrato, cuando todo cambió en la industria. Apple era la primera en lanzar una doble cámara con lente telefoto para funciones de zoom 2X (siendo en el LG G5 de "reducción"). A partir de ahí, aparece el Mate 9 con su zoom híbrido 2X en noviembre, y literalamente, "modo retrato", en el P10, con el que Huawei incluso lanza un concurso bajo el nombre de #ReinventaElRetrato. La doble cámara triunfa, y el zoom 2X (hasta terminales económicos como el Mi A1 lo integran) y el desenfoque en retratos se ponen de moda. Google lanza el Pixel 1 con "desenfoque de lente", pero el 2 con "modo retrato". La influencia de Apple en la industria vuelve a ser enorme. En el P20 Pro, ya incluso aparece "Retrato" como modo principal, al estilo de la app de cámara del iPhone.

Reconocimiento facial

Otro caso polémico al que Apple "ha llegado muy tarde". En 2011, Google lanza Ice Cream Sandwich con reconocimiento facial para desbloquear el terminal. Es algo que no triunfa y que va y viene. Algunos fabricantes lo activaban y desactivaban sin que supiéramos muy bien por qué, y Google lo escondía cada vez más, pese a mejorarlo desde Lollipop. Fuera de Microsoft en los Lumia 950, sólo Samsung apostó desde el Note 7 fuertemente por el desbloqueo con escáner de iris, que se puede considerar desbloqueo facial, pero nada en el resto de marcas grandes. ¿Por qué no se centraron en mejorar el reconocimiento facial que desde 2011 se encontraba en el sistema? La respuesta más simple parece ser "porque dado que Apple no tenía reconocimiento facial, a los usuarios no les importaba", pues desde el lanzamiento del iPhone X, incluso los terminales económicos llegan de serie con la función.

El escáner de iris de Samsung fue la mayor apuesta reciente por el desbloqueo facial. Pero nadie lo tomó en serio hasta el iPhone X.

La tardanza no se debe a seguridad, porque los sistemas actuales de esos terminales que sólo se basan en una cámara no son mucho más seguros que los de anteriores intentos. Tampoco se debe a nuevo hardware, pues muchos tampoco implementan nuevas cámaras o sensores. Se debe a que se podía, a que Apple lo ha puesto de moda y a que hay que seguir su camino. El caso de Huawei es incluso más claro en este sentido. En Shenzhen preguntamos a uno de los responsables de EMUI sobre el hecho de que el Mate 10 no tuviera reconocimiento facial. La respuesta fue clara "el lector de huellas es más seguro". Sin embargo, recientemente, tras el lanzamiento del iPhone X, el Mate 10 ha recibido reconocimiento facial.

Gestos

Para encontrar teléfonos y smartphones con gestos, podríamos ir muy atrás. Sin embargo, hay tres momentos que marcan un antes y un después: la llegada de webOS y la Palm Pre, la del Nokia N9 y Meego y la de BlackBerry 10. Estos tres sistemas demostraron que el smartphone moderno estaba plenamente capacitado para manejarse con gestos, aunque hubiera espacio para mejorar en cuestiones de intuición o accesibilidad. Android era y es un sistema plenamente capaz de soportar gestos similares al iPhone X. Con root hay soluciones que muestran las posibilidades, y sobre todo, desde la llegada de los botones en pantalla (2011 con Ice Cream Sandwich), y dejando atrás botones capacitados o físicos, las pantallas han tenido toda la capacidad de que Google o los fabricantes diseñasen interfaces por gestos. Pues bien, sólo algún fabricante pequeño como ZUK se ha atrevido a implementarlos en este tiempo.

Los gestos del iPhone X han reactivado algo que ya intentaron grandes sistemas operativos en el pasado.

Hasta que llegó el iPhone X, momento en el que "de repente" los fabricantes observaron que quizá contar con ellos era buena idea. OnePlus y Xiaomi han lanzado el control por gestos en actualizaciones, y todo apunta a que Android P traerá soporte para gestos. Medidas muy aplaudidas, pero en las que nos tenemos que preguntar necesariamente que por qué tan tarde.

Notches y muescas

La llegada de la tendencia de la eliminación de marcos no ha sido la común. En lugar de recortar arriba y abajo, dejando espacio a los bordes, Apple apostó por no dejar borde en la zona inferior y sólo dejar en la superior el notch, esa polémica barra negra en la que Apple ha situado la cámara frontal, el altavoz y todo el equipamiento necesario para que Face ID funcione, que no es poco. No fue Apple la primera en tener un notch recientemente, pues Essential se adelantó con la cámara frontal, pero sí ha sido la que ha influido enormemente a la industria.

No hace mucha falta poner ejemplos. El MWC 2018 fue el Mobile Notch Congress de la mano de fabricantes como ASUS, que presumía de tener un "notch más pequeño que el del teléfono de la fruta", y más tarde han seguido otros como Huawei con los P20. Tras haber tomado caminos distintos a priori, no parece coherente que tras el iPhone todo haya virado al notch, y sobre todo, no parece sensato seguir el camino de diseño de los de Cupertino, pues esta vez las críticas fueron feroces. A Apple se le copia incluso cuando para muchos yerra, como vimos con la eliminación del jack. Como dijo acertadamente Vlad Savov, por su parte en The Verge, "los malos notches del iPhone están llegando a buenos teléfonos de Android", con la única pretensión de parecerse.

Asociado a esa cámara frontal, muchas compañías también se han inspirado en los Animoji: Samsung, Asus, Honor, etc.

Apple no ha ido sola

Efectivamente. El resto de compañías ha influido mucho en los de Cupertino. Ya hemos visto a lo largo del texto que Apple ha sido pionera en pocas funciones o implementaciones recientes. Pero, a diferencia de los otros ejemplos, generalmente lo ha hecho a su manera, buscando un éxito propio, sin unirse a modas. Hay casos específicos en los que tuvo que hacerlo pese a su filosofía, como ocurrió en 2014 con las 5,5 pulgadas. Para crecer en mercados como China y alcanzar una ventas sin precedentes, Apple siguió el camino iniciado por el Galaxy Note original en 2011, y la compañía recibió enormes críticas por ello.

Apple
Los iPhone de gran tamaño no se entienden sin los Note y el resto de grandes terminales hasta 2014. Apple renegaba de ellos e incluso presumía de lo fácil que se alcanzaba cada parte del 5s en sus anuncios.

También hemos visto implementar tarde la multitarea, el Centro de Notificaciones o el Centro de Control, pero no necesariamente por moda, sino por carencias del sistema operativo que Android e incluso webOS tenían cubiertas. Google ha ido a tal ritmo, que a veces usar iOS puede recordar más a una experiencia de hace un par de años que a una actual, donde las ventanas flotantes o multiventana en pantallas gran pantalla (que debutaron en Samsung hace muchos años) son una manera excelente de mejorar el aprovechamiento de espacio y la productividad.

Qué se demanda a los fabricantes

Ya no estamos en 2007. El efecto "shock" del iPhone o los "5 años por delante de la competencia" de los que Jobs presumía quedaron muy atrás, y fabricantes como Samsung o Huawei se han erigido como gigantes con la misma capacidad innovadora (en cifras de inversión en I+D+i). Los surcoreanos lo han demostrado repetidamente, con personalidad: tamaño de los Note, diseño y curvas de los Edge, añadidos útiles de TouchWiz desde hace años, etc. En Hipertextual hemos dado notas muy altas a los Galaxy (tanto como al iPhone) desde el S5 y particularmente desde el S6. Sin embargo, siguen mirando de reojo a Apple, como se ha visto con los ARMojis y en el resto de ejemplos. Lo mismo hace Huawei, y con "complejo de inferioridad" lo que se quiere es poner sobre la mesa que no es que sus productos no puedan ser mejores que los de Cupertino, sino que los fabricantes no creen en ellos. El P20 Pro es un gran ejemplo de cómo eso podría estar cambiando.

La historia tiene muchos ejemplos de grandes soluciones desaprovechadas. Apple de vez en cuando los rescata, y todos le siguen. Lo que se pide a los fabricantes es que confíen en sus posibilidades, y que su grado de exploración de funciones y de hardware no dependa de que Apple las ponga de moda. Es cierto que el elenco histórico de decisiones de Apple es apuesta casi segura para los fabricantes entre el público, pero hay recursos (y se ha demostrado) para ganarle la hegemonía de la innovación y la creatividad. Como titulaban en Droid-Life, "Ey, fabricantes de smartphones con Android, yo no quiero un iPhone".