**Nada más comenzar “Kitten” (11×06), nos encontramos cara a cara con el actor Haley Joel Osment**, conocidísimo por interpretar al retoño en *Forrest Gump* (Robert Zemeckis, 1994), a Cole Sear en *El sexto sentido* (M. Night Shyamalan, 1999), sobre todo, a David en *Inteligencia artificial* (Steven Spielberg, 2001) y, últimamente, al doctor Stu Camillo en la serie *Future Man* (Kyle Hunter, Howard Overman y Ariel Shaffir, desde 2017). Aquí **encarna a John y a Davey James en un hecho bélico del pasado del director adjunto Walter Skinner (Mitch Pileggi)**, de quien supimos que había participado en la Guerra de Vietnam en el potentísimo “One Breath” (2×08), tras el que se profundizó en su extraña experiencia durante el curioso “Avatar” (3×21). Y en la secuencia pretítulos descubrimos que **estuvo involucrado en otro suceso que podría investigarse como un expediente X**.
“Una guerra nunca termina” es lo que leemos en vez de la popular frase de la serie; y durante la escena siguiente, en la que **regresa nada menos que el subdirector Alvin Kersh (James Pickens Jr.)**, al que nos presentaron en el aceptable “The Beginning” (6×01). Es él quien nos **confirma lo que ya sospechábamos: que Skinner no había subido más escalafones en el FBI por su lealtad ciega a los agentes Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson)**, en tela de juicio por volver, quizá, a sus manejos actuales con el Fumador (William B. Davis). Pero, después de que se cambiara de bando y liberase a Mulder en “The Truth” (9×19), **nos suena rarísimo que se refiera ahora a la lucha de los agentes como “una búsqueda errónea de verdades imaginarias”, casi una contradicción** con lo ocurrido en aquel episodio, algo cercano a una inverosimilitud inaceptable.

**No hay misterio alguno sobre lo que causa las visiones monstruosas y produce la violencia ni quiénes son los responsables del experimento en Vietnam**, lo que nos recuerda irremediablemente el pavoroso “Blood” (2×03), el imaginativo “Sleepless” (2×04), el angustioso “Wetwired” (3×23) y el divertido “Three of a Kind” (6×20), y constituye un ejemplo claro de coherencia discursiva respecto a las historias tradicionales de *The X-Files*, que no nos debe sorprender, pues el el autor del libreto de este capítulo, Gabe Rotter, fue asistente de los productores del spin-off *The Lone Gunmen* (Chris Carter, Vince Gilligan, John Shiban y Frank Spotnitz, 2001) y de los guionistas en la serie madre durante la novena temporada, y la directora, Carol Banker, supervisora de guiones desde la sexta. Pero **lo que sí logra intrigarnos es en qué embrollo se habrá metido “el viejo y confiable Skinner” esta vez**.
Y, pese a que los pormenores del caso son los que uno espera, **el guion de Rotter tiene agujeros o imprecisiones que lo hacen insatisfactorio en su resolución, facilona a todas luces**. No explica demasiado por qué Davey es un asesino que se disfraza del monstruo que veía su padre, lo que nos suena a *The Village* (Shyamalan, 2004), ni qué relación guarda su comportamiento homicida con el gas al que se expuso a este, ni cómo es posible que no perjudique a los demás expuestos de la misma manera, habitantes de Mud Link incluidos por las pistas evidentes y el típico final abierto, marca de la casa. Lo único valioso de veras en este capítulo mediocre son **las declaraciones de Skinner** sobre su adhesión incondicional a la causa de Mulder y Scully y la luz esperanzadora que la integridad de los dos agentes a su cargo suponen para él, en oposición a las tramoyas corruptas del FBI y las conspiraciones gubernamentales, **lo que de por sí ya justifica que nos hayan contado esta historia en The X-Files**.