Puede decirse que la pareja perfecta sí existe: la sal y la pimienta. Este dúo está ampliamente presente en nuestras comidas diarias; en las recetas que cocinamos y en las mesas de los lugares que frecuentamos. Incluso en los lugares de comida rápida es común encontrar sobres con sal y pimienta para llevar. ¿Cómo se dio esta mancuerna? Vayamos a ello.

¿Cómo afecta el exceso de sal a nuestra salud?

Además de la pimienta negra, protagonista de este artículo, existen otras pimientas y muchísimas otras especias, sin embargo, en el mundo occidental la pimienta negra es la reina entre todas ellas. ¿El motivo? Todo indica que esta casi exclusividad por la sal y la pimienta se remonta a las cocinas de la corte de Luis XIV. Antes debemos saber cómo llegó a la cocina del Rey Sol nuestra querida Piper nigrum.

La pimienta negra ha sido cultivada desde la antigüedad, originalmente en la India. Fue introducida a Grecia por Alejandro Magno; se dice que Eudoxus de Cícico, navegante y explorador fue el primer europeo en llevar a su continente la pimienta y otras especias. La pimienta negra junto a otras especias fuertes era usada como condimento pero también se le encontraban propiedades medicinales. Su valía era tanta que en diversos momentos históricos fue usada como moneda.

Se dice que los romanos usaban la pimienta larga (Piper longum), especia con gusto parecido a la pimienta negra común, aunque más picante. Se le otorgaron atributos afrodisíacos y por tal motivo era muy popular, claro, solo en las clases altas pues su valor era muy elevado. Su uso por este motivo se amplió y la pimienta negra entró en escena como un sustituto más barato.

A la caída del Imperio romano los árabes tomaron el control de las rutas de las especias, de la India hasta el Mediterraneo. Los italianos, por su parte, tomaron el control del comercio en el resto de Europa. Comercio que condujo directamente al surgimiento de pueblos y ciudades italianas; además de incentivar el nacimiento del Renacimiento gracias a los ingresos masivos y el comercio bastante lucrativo que se dio en esa región.

Un comensal difícil

Ahora bien, llegamos a la cocina de Luis XIV, quien al parecer era un comensal delicado y exigente. Se dice que el Rey Sol solo toleraba la comida con sal y pimienta, incluso consideraba de mal gusto la comida condimentada y prohibió el uso de otras especias fuera de nuestro dúo conocido y el perejil. Así, esta costumbre se extendió por toda Europa y en América, después de todo la cocina francesa (y su cultura) se extendió por el llamado "Nuevo Mundo".

Esta influencia se grabó, valga la imagen, a fuego en las cocinas de todos los países de América Latina, incluso después de independizarse. Por tal motivo encontramos a este dúo en nuestras mesas, recetas y comidas. Contrario a lo que sucede en las cocinas orientales donde la influencia de la cocina francesa y europea no tocó sus raíces, ancladas en el uso de una gran variedad de especias.

En el siguiente video del genial canal de YouTube It's Okay To Be Smart podemos ver un poco más de la pimienta y por qué consumimos sal desde los orígenes de los tiempos.

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