Si nos topamos con una imagen suya por la red de redes probablemente pensemos que es una tomadura de pelo. ¡Cómo va a existir un conejo más grande que un perro! Pero lo cierto es que los hay y son impresionantes. ¿De qué especie son? Pues de la misma que el resto de conejos. Aunque sí pertenecen a otra raza conocida como conejos de Flandes. ¿Cómo han llegado estos monstruosos, y a la vez adorables, conejos a existir?
La historia de un conejo gigante
El conejo (gigante) de Flandes tiene una larga historia, de varios cientos de años. Sus primeros registros se remontan al viejo siglo XVI y a la ciudad de Gante, en Bélgica, aunque hay autores que dicen que los primeros conejos gigantes de Flandes no aparecieron hasta el siglo XIX.
Probablemente nacieron a partir de la hibridación de otras razas ahora desaparecidas, la libre belga y la común Steenkonijn, o conejo de una libra típico de este país. En su origen, los conejos fueron criados para proporcionar carne y piel. En el XIX, esta variedad de conejo hizo furor y fue exportada a Reino Unido y América.
Sin embargo, en 1900 la atención sobre este animal fue decayendo y, aunque sigue siendo bastante común, no todo el mundo recuerda que existe así que su imagen todavía recorre las redes como si de un engaño se tratase. Pero nada más lejos de la realidad: el conejo existe y es tan grande como un perro.
¿Cuál es el conejo más grande del mundo?
Por el momento, los conejos más grandes vivos pertenecen a esta raza, que a su vez es parte de la misma especie que el resto de conejos comunes, Oryctolagus cuniculus. El récord lo ostenta "Darius", un animal que en 2010 alcanzó el metro con veinte centímetros. Los conejos son lagomorfos, un orden bastante extenso entre los que se encuentran los picas o los conejos patagónicos.
También se cuentan entre ellos, por supuesto, las liebres, que por mucho que resulten parecidas a los conejos, no son de la misma especie, así como una decena más de géneros. Eso sin contar con los extintos. En general, el orden Lagomorfa es famoso por haber sido tan prolífico como sus miembros. Y entre tanto "conejo", ¿cuál ha sido el más grande de todos?
Si el gigante de Flandes ostenta el título de bruto entre los actuales, el rey fue, sin duda, el conejo gigante de Menorca, o Nuralagus rex, un enorme bicho que vivió hasta el Plioceno y que podía llegar a pesar, estimamos, unos veintitrés kilos.
¿Conejos grandes o conejos obesos?
Los conejos gigantes de Flandes han sido seleccionados por hibridación, que es el tipo de selección natural dirigida por la mano humana usada de forma tradicional. Gracias a este sistema de selección hoy día disponemos de animales domésticos y vegetales domésticos, entre otros.
Sin embargo, esta forma de forzar la evolución tiene sus consecuencias fisiológicas. Aunque los conejos gigantes de Flandes son perfectamente felices, si no se cuida su alimentación y su trato pueden sufrir de diversas lesiones. Por ejemplo, si cogen sobrepeso, algo relativamente sencillo, estos animales pueden desarrollar un problema serio en su espina dorsal.
Esto también puede ocurrir si no se manipulan adecuadamente ya que su masa corporal es demasiado grande para sus huesos, lo que les puede ocasionar lesiones. En general, estos conejos son como el resto: mansos y dóciles ante el trato adecuado. La única diferencia con uno doméstico de otra raza está en su tamaño.
Esto quiere decir que necesita más espacio y más comida, así como más limpieza. Un conejo gigante de Flandes puede llegar a alcanzar la asombrosa cifra de diez kilos de peso, algo más que algunos perros grandes.
"¿Puedo tener un conejo gigante, porfa?"
De hecho, sí. Como hemos dicho, no es una animal difícil de encontrar. Es relativamente común. Y, además, es un ser dócil y agradable, fácil de mantener y cuidar. El único inconveniente es el espacio que necesita. Al contrario que otros conejos, no se puede limitar a un espacio de confinamiento pequeño, porque se estresa y sufre mucho.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos exige para estos animales un espacio como mínimo de medio metro cuadrado para su correcto alojamiento, aunque se aconseja por lo menos un metro cuadrado. Por otro lado, al contrario que ocurre con otros conejos más pequeños, su peso ha de tenerse en cuenta con todo tipo de detalles: el suelo, la caseta donde hagan su madriguera, o, incluso, los aperos de descanso.
Pero en general, tener como mascota a un conejo gigante de Flandes es relativamente sencillo. De hecho, actualmente se emplea en varios programas con niños y enfermos debido a su docilidad. Existen, incluso, varias federaciones y asociaciones dedicadas en exclusiva a esta raza y su cría. Así que, dicho todo esto, y siempre con la idea mente de ser completamente responsables con los animales, nada nos impide cuidar de uno.