A las afueras de Boston, en pleno corazón de Cambridge, se alza la Universidad de Harvard, una de las instituciones académicas más prestigiosas del mundo. Cada año visitan sus instalaciones miles de personas; estudiantes, profesores, investigadores y curiosos que pasean por el campus en busca, entre otros puntos de interés, de la estatua de las tres mentiras.

El bronce honra a John Harvard, quien supuestamente fundó la universidad en 1638. ¿El problema? Que todo es falso. Ni el benefactor construyó Harvard, ni la institución nació en ese año. Ni siquiera la estatua refleja el rostro real del clérigo, cuya imagen es desconocida, aunque su fundamental labor -especialmente la donación económica y de libros a la biblioteca en pleno siglo XVII- sea recordada años después gracias a esta estatua situada en el University Hall, en el centro del campus.

Las falsedades esculpidas en bronce sobre la historia de Harvard no son las únicas mentiras que circulan, a veces, en el mundo de la ciencia. Mañana 31 de enero asistiremos a un espectáculo astronómico cuya aparición en el cielo ha generado un gran interés. La propia NASA ha bautizado el evento como "la superluna de sangre azul", a pesar de que esta denominación haya sido muy criticada por los especialistas por no reflejar la realidad.

¿Superluna?

superluna
Instituto de Astrofísica de Canarias

Al igual que sucedió a principios de mes, este miércoles 31 de enero disfrutaremos de nuevo de una Luna llena en el cielo. Además, el satélite se encontrará en el punto más cercano a la Tierra en su trayectoria elíptica alrededor de nuestro planeta, un fenómeno conocido como perigeo. Desde hace años se habla del término superluna a la hora de referirnos a la Luna llena en el perigeo, una denominación acuñada por un astrólogo que no es correcta desde el punto de vista científico.

Las diferencias en el tamaño y brillo de nuestro satélite no son apreciables a simple vista, por lo que hablar de superluna induce a error. "Nuestros ojos son incapaces de ver las ridículas diferencias de tamaño de las superlunas. Lo que sí se puede apreciar es la diferencia de tamaño entre una superluna y una microluna. Puede que gente muy experta y con buena agudeza visual fuese capaz de ver las diferencias (5% de tamaño) entre la superluna y la Luna 'normal'. Pero no entre superlunas", explicó a Hipertextual el astrónomo Ángel R. López-Sánchez.

¿Superluna azul?

Luna azul
muratart | Shutterstock

A lo largo de enero, la Luna habrá estado en fase llena en dos ocasiones: los días 2 y 31. Dado que será la segunda vez que veamos el plenilunio en el cielo en el mismo mes, se habla de Luna azul en referencia a Blue moon, la expresión anglosajona que sirve para describir su rareza o poca frecuencia. Esto tampoco significa que vayamos a ver a nuestro satélite de esa tonalidad.

¿Superluna de sangre azul?

eclipse de Luna
Lunar and Planetary Institute

eclipse de Luna
Fuente: OAN.

Para rizar el rizo, este miércoles 31 de enero tendrá lugar un eclipse total de Luna, que no será visible desde España, América del Sur ni África. El fenómeno se contemplará desde el oeste de América del Norte, a través del Pacífico, hasta Asia y Australia, según comenta el Instituto Geográfico Nacional. El máximo del eclipse sucederá a las 14:30 h (hora peninsular).

Un evento parecido ocurrió hace tres años, cuando disfrutamos de un eclipse de Luna llena en el perigeo. En este caso, la Tierra se interpone entre el satélite y el Sol, de forma que la Luna entra dentro del cono de sombra que proyecta el planeta. Esta localización hace que gran parte de los rayos solares no alcancen el satélite, aunque este no se oscurece del todo, sino que se torna rojizo.

Esta tonalidad se debe a que los pocos rayos del Sol que lleguen a la Luna son refractados por la atmósfera terrestre. La mayor o menor concentración de partículas de polvo en suspensión -de origen volcánico- en esta zona está detrás del enrojecimiento con el que se puede contemplar al satélite durante un fenómeno astronómico de este tipo. La cantidad de partículas presentes en la atmósfera pueden provocar la modificación del color rojizo, un tono que se ha popularizado con el nombre de Luna de sangre o Luna sangrienta, aunque no tenga que ver con las profecías apocalípticas difundidas durante siglos.