Esta noche viviremos uno de los eventos astronómicos más esperados del otoño. Junto a lluvias de estrellas como las táuridas y las leónidas o la alineación de algunos planetas, la superluna es uno de los platos fuertes de la astronomía en el mes de noviembre. Pero, ¿es oro todo lo que reluce? La NASA ha sido una de las instituciones que más ha promovido la observación de la superluna. Sin embargo, su campaña publicitaria no ha estado exenta de críticas. El astrofísico Ángel R. López-Sánchez explica a Hipertextual que el concepto utilizado "no es un término astronómico, sino que se lo inventó un astrólogo". A su juicio, hablar del fenómeno de la superluna es "una chorrada" porque ya existía un término para definir este evento, "una Luna llena que sucede en el perigeo".
Esta opinión es compartida por el astrónomo Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona. En declaraciones recogidas por la periodista Noemí G. Gómez para EFE Futuro, Armentia destaca que "no hay superlunas, no existen, es un término publicitario". Quien primero acuñó el término de superluna fue, de hecho, el norteamericano Richard Nolle. En 1979, este astrólogo predijo que en 2011 habría la mayor superluna observada hasta el momento y que provocaría un aumento de terremotos. Nada de eso ocurrió.
"El revuelo de todo esto es la conexión con la astrología, potenciado por las redes sociales y por notas de prensa que no han explicado claramente el fenómeno", sostiene López-Sánchez. El hecho de que la NASA emplee este concepto pseudocientífico "no le parece mal si sirve para atraer gente y se explica bien". Algo que, a su juicio, no ha sucedido. "Lo único bueno de todo esto es que está haciendo que los ciudadanos se enteren. Ya es algo importante que sepan y entiendan que la órbita de la Luna es elíptica", apunta el astrofísico del Observatorio Astronómico de Australia.
Superluna, ¿en qué consiste?
Como nuestro satélite tiene una órbita elíptica, puede situarse más cerca de la Tierra o de forma más distante. El punto más próximo a nuestro planeta se denomina perigeo, mientras que el más alejado es conocido como apogeo. "La Luna pasa por su perigeo una vez cada 27,32 días, que es el tiempo que necesita para completar una vuelta alrededor de la Tierra", explica a Hipertextual Ángel R. López-Sánchez. Al estar en la posición más cercana al planeta, podrá observarse algo más grande, en particular, un 14% más amplia que cuando está en el apogeo. "Lo correcto es decir: 'el próximo lunes 14 la Luna parecerá un 5% más grande de lo normal'", puntualiza el científico.
Según explica en El Mundo el científico Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional, la superluna del 14 de noviembre, además de ser un poco más grande, será un 30% más brillante al coincidir en fase de Luna llena. Los cálculos de la NASA han determinado que nuestro satélite no había alcanzado tales dimensiones y brillo desde el 26 de enero de 1948. Además, la Luna que podrá observarse en el cielo es conocida en algunos lugares como Luna del Castor, debido a que esta época es propicia para la caza de este tipo de roedores. En otras regiones del mundo, este evento se denomina Luna Escarchada.
Tanto Armentia como López-Sánchez coinciden en que las diferencias de tamaño y brillo no serán apreciables a simple vista. "Nuestros ojos son incapaces de ver las ridículas diferencias de tamaño de las superlunas. Lo que sí se puede apreciar es la diferencia de tamaño entre una superluna y una microluna. Puede que gente muy experta y con buena agudeza visual fuese capaz de ver las diferencias (5% de tamaño) entre la superluna y la Luna 'normal'. Pero no entre superlunas", comenta el investigador consultado por este medio. Es decir, será casi imposible discernir la apariencia entre la superluna del pasado octubre, la que tendrá hoy o la de diciembre. En los tres casos, nuestro satélite se habrá situado en el perigeo, el punto más próximo a la Tierra en su trayectoria elíptica. A simple vista, sin embargo, nos parecerán iguales, como ha demostrado López-Sánchez en un pequeño juego visual.
Según los cálculos de la NASA, disfrutaremos de la superluna más cercana a la Tierra en casi setenta años. Lo que no significa que no haya habido fenómenos similares antes. López-Sánchez dice que anualmente hay "unas 2-3 superlunas con la fase llena, pero 5-6 considerando fase llena y nueva". Y aunque nuestro satélite seguirá situándose en el perigeo de forma periódica, no volverá a estar en un punto tan cercano hasta el próximo 25 de noviembre de 2034. Por eso se dice que es un fenómeno único e irrepetible para una generación, aunque en realidad no podamos apreciar las diferencias de tamaño y brillo a simple vista.
La superluna, que se situará aproximadamente a 356.000 kilómetros de distancia, alcanzará su máximo a las 14:52 h peninsular. De ahí que tanto la noche del domingo al lunes como del lunes al martes sean momentos perfectos para mirar al cielo. López-Sánchez aconseja salir a nuestro lugar favorito y disfrutar del espectáculo de la Luna llena. El astrónomo avisa de que las noches en fase llena "son las peores para poder ver el cielo, dada la gran cantidad de luz que nuestro satélite emite (por reflexión de la luz del Sol)". Aun así, hoy disfrutamos de una buena excusa para quedar con nuestra familia, amigos o pareja y salir a ver la Luna llena. Merecerá la pena.