Entre los propósitos de Año Nuevo seguramente muchos hayan incluido cuidar la alimentación y realizar más deporte. Unos retos que empezarán una vez pasada la Nochevieja, una festividad donde celebramos el final de año comiendo las clásicas doce uvas al ritmo de las campanadas de la Puerta del Sol. Pero hay momentos donde el ejercicio físico y el consumo de uvas se convierten en una peligrosa combinación para la salud.
Ese fue el caso de una mujer italiana de 33 años, que acudió a un hospital de Génova tras sufrir ronchas rojas, dolor abdominal, hinchazón en la cara y sensación de ahogo. Los síntomas habían aparecido después de que la joven comiera uvas y saliera a hacer ejercicio, según publicaron los investigadores en la revista Allergy.
Un mes antes la afectada había ido al médico por unos signos similares que había desarrollado tras consumir alcohol, un trastorno que los facultativos identificaron como alergia al vino. ¿Le había sucedido lo mismo con las uvas? ¿Tenía la actividad física algo que ver en la reacción de hipersensibilidad que había padecido?
La extraña alergia a las uvas
La alergia es una respuesta exagerada, denominada reacción de hipersensibilidad, que ocurre cuando nuestras defensas identifican sustancias, que en realidad son inocuas, como nocivas. Este es el caso del polen de algunas plantas o los ácaros del polvo doméstico. Según explica Tomás Chivato, alergólogo del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, "esta respuesta inapropiada y equivocada, en lugar de ser beneficiosa, es claramente perjudicial para el paciente y produce una serie de alteraciones inflamatorias de la piel y mucosas, que originan los diferentes síntomas y signos de las enfermedades alérgicas".
Las sustancias que producen las reacciones de hipersensibilidad se denominan alérgenos. Además de pólenes y ácaros, existen otros muchos tipos de productos que pueden causar alergias, como las proteínas de la leche de vaca, el huevo y las frutas, diversos tipos de medicamentos, materiales como el látex o el veneno de algunos insectos. A pesar de lo extendidos que están los cultivos de viñedos en todo el mundo, una especie conocida como Vitis vinifera, la alergia a las uvas es un trastorno bastante poco frecuente, según recordaba un estudio publicado en Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology.
Tal y como sospecharon inicialmente los facultativos, la mujer italiana sufría una alergia alimentaria inducida por el ejercicio. La reacción de hipersensibilidad se producía cuando la joven, tras ingerir uvas, realizaba algún tipo de actividad física, como demostraron las pruebas diagnósticas que le realizaron. Este tipo de trastornos, que se describieron por primera vez a finales de los setenta, no aparecen únicamente con el consumo del alimento, sino cuando se practica algún deporte. Según una revisión publicada en Anales de Medicina Interna, el problema de salud afecta mayoritariamente a pacientes jóvenes, en los que cualquier tipo de actividad física puede 'activar' la reacción de hipersensibilidad a la comida, como sucedía en este caso con las uvas.
Como explican desde la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, "a medida que el ejercicio avanza y la temperatura corporal aumenta, aparecen picores, mareos y algunos síntomas típicos de las alergias, como urticaria e hinchazón, pudiendo llegar a provocar anafilaxia [reacción alérgica grave]. También puede ocurrir cuando se ingiere el alimento inmediatamente después de practicado el esfuerzo". En el caso de la joven italiana, sus defensas no se 'activaban' ante el consumo de uvas, pero sí lo hacían cuando acompañaba la ingesta de la fruta de ejercicio físico. Es decir, cuando la mujer comía grandes cantidades de uvas y descansaba, el sistema inmunológico no desencadenaba la reacción de hipersensibilidad.
A pesar de que la alergia a las uvas es un trastorno poco frecuente, en la literatura científica se han descrito historias similares a las de esta paciente genovesa. Por ejemplo, científicos españoles publicaron en la revista Allergologia et Immunopathologia un caso en el que una mujer de 18 años sufrió una grave reacción alérgica a las uvas inducida por el consumo de alcohol en plena Nochevieja. Al igual que sucedía con la paciente italiana, la joven sí podía ingerir la fruta siempre que no tomara ninguna bebida alcohólica. Historias clínicas poco habituales relacionadas con uno de los alimentos clásicos que tomaremos en este final de año.