Hace algunos años aparecieron los primeros smartphones con doble cámara, aunque sus usos distaban mucho de los actuales. Al principio llegaron con smartphones que presumían de poder reproducir y grabar vídeo en 3D, y poco después aparecieron los primeros en usarlas para generar desenfoques pronunciados y posibilidad de elegir los puntos de enfoque, incluso después de tomar la foto. No ha sido, sin embargo, hasta 2016 cuando los grandes fabricantes han apostado en serio por esta tecnología en su gama alta, haciéndola su principal valor añadido.

Ahora todo está a punto de cambiar con la doble cámara. Como ocurrió con el smartphone de calidad en 2013, lo que queda de 2017 y todo 2018 van a ser períodos de democratización de los nuevos sistemas de doble lente. Hasta ahora muchos teléfonos económicos han apostado por integrar más de una cámara, pero sus funciones y resultados en muchos casos han restado más que aportado. Las causas se encuentran en procesadores de imagen de baja calidad, procesadores poco potentes para manejar el ancho de banda necesario, sensores no preparados, etc.

El primer paso para cambiar las tornas y democratizar un producto de calidad lo dio hace poco Qualcomm, ofreciendo efecto de desenfoque en tiempo real en el Snapdragon 450 con dos sensores de una resolución máxima de 13 MP.

Tras ese lanzamiento, Qualcomm presentó la segunda generación de procesadores de imagen Spectra. Trae avances en calidad de imagen (y reducción de ruido combinando varias imágenes), eficiencia energética y mejor sistema de estabilización de imagen vía software (EIS), aunque el gran cambio llega en visión artificial y en los efectos de profundidad.

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Junto a autenticación de Iris para terminales económicos, llega medición pasiva para gama media y baja y activa para gama media y alta. La novedad ahí es que Qualcomm presenta con la solución la posibilidad de equipar a los terminales con hasta tres cámaras. La gran novedad es que las cámaras y sensores tendrán capacidad de medir objetos con una diferencia de distancia de tan sólo 0.1 milímetros.

La fotografía computacional es el futuro (para muchos ya presente), y parece que los terminales económicos sobrevivirán a la primera ola y podrán ofrecer soluciones a la altura de alta. En la segunda ola el reto será mayor y requerirá más potencia. Su gran propuesta será la realidad aumentada, la que se espera que, junto a la virtual, represente el camino hacia el futuro del smartphone y la comunicación.