El Oculus Rift es a la realidad virtual lo que fue la Atari 2600 a los videojuegos. Esto es sólo el primer paso, y Zuckerberg asegura que en el futuro no habrá distinción entre la realidad virtual y la aumentada. Los cables desaparecerán, los kits de realidad virtual no tendrán la apariencia de un casco de película de serie B y el cambio entre "realidades" tendrá una ficción mínima.
"En la próxima década, los kits de realidad virtual se irán haciendo cada vez más pequeños hasta que, eventualmente, sean algo parecido a unas gafas normales y corrientes que sean capaces de ofrecer experiencias de realidad aumentada y virtual", dijo Zuckerberg.
Explicó que estas realidades estarán tan integradas en nuestras vidas que, inconscientemente, para ver una foto no sacaremos el móvil, la moveremos, ampliaremos y veremos "en el aire". Esta realidad aumentada nos dará la oportunidad de ver más elementos en el mundo a través de gráficos digitales renderizados encima.
"Cuando lleguemos a ese punto, muchos de los objetos físicos de nuestro mundo como la televisión de nuestras casa se convertirán en simple aplicaciones de un dólar en una tienda de aplicaciones de realidad aumentada", pronosticó Zuckerberg. "Falta mucho tiempo, pero esto es a lo que intentaremos llegar en los próximos 10 años".
De momento, hay multitud de barreras para llegar a ese punto: hardware más potente, procesos de fabricación que permitan realizar chips de menor tamaño y averiguar cómo emplear las lentes sin ocupar tanto espacio.