Podría parecer un perro normal a simple vista, pero sus habilidades son extraordinarias. Blat, un ejemplar de tres años y medio mezcla de las razas Labrador retriever y Pitbull, se basta de su olfato para diagnosticar un cáncer de pulmón con una eficacia asombrosa, según publican científicos del Hospital Clínic de Barcelona en la revista European Journal of Cardio-Thoracic Surgery. Sus resultados son un avance importante a la hora de mejorar la detección precoz de este tipo de tumores.

El cáncer de pulmón es el tumor más frecuente del mundo y el que más muertes provoca anualmente, según la Sociedad Española de Oncología Médica. Uno de los principales obstáculos sigue siendo lograr una detección precoz de la enfermedad, un reto que ha mejorado con la incorporación de nuevas técnicas de imagen o el análisis de biomarcadores relacionados con la aparición de células malignas. Sin embargo, el 75% de los pacientes son diagnosticados cuando el tumor ya se ha extendido fuera de los pulmones, lo que complica las opciones de tratamiento. Este problema ha hecho que los investigadores busquen métodos alternativos para mejorar la detección del cáncer. Blat es precisamente fruto de uno de esos esfuerzos para diagnosticar antes los tumores de pulmón.

La investigación realizada desde el Hospital Clínic de Barcelona, en la que han participado científicos del IDIBAPS, del CIBER de Enfermedades Respiratorias, de la Asociación ARGUS y del Hospital Universitari Sagrat Cor, ha permitido entrenar a Blat durante meses para que distinguiera muestras procedentes del aliento de pacientes con cáncer de pulmón. Según el trabajo publicado en European Journal of Cardio-Thoracic Surgery, el can tuvo que oler 395 muestras de gas exhalado de 113 individuos, de los que 85 padecían un tumor pulmonar y 28 no sufrían esta enfermedad, actuando como controles del estudio. Cuando los investigadores le dieron una muestra de una persona con cáncer, Blat acertaba en un 95% de los casos; mientras que cuando le enseñaban una muestra de un individuo sano, el can fue exitoso en un 98% de las ocasiones.

Resultados prometedores, pero preliminares

Los científicos defienden que el perro fue capaz de olfatear los compuestos orgánicos volátiles que se liberan con el aliento, y cuya composición varía en pacientes con diferentes enfermedades metabólicas, neurológicas o gastrointestinales. Otros investigadores habían utilizado hasta la fecha métodos mucho más complejos y caros para analizar el gas exhalado, tales como espectrometría de masas, cromatografía de gases o desorción térmica. Sus resultados avalan que el entrenamiento por reforzamiento positivo de los perros puede ayudar a que estos animales aprendan a identificar y diagnosticar diferentes tipos de cáncer, una hipótesis que el Hospital Clínic pretende estudiar ahora con un programa de investigación más amplio centrado en la detección de los tumores pulmonares gracias a perros como Blat.

"Los resultados de Blat demuestran que hay moléculas que son específicas de los cánceres de pulmón y que algunas de estas moléculas pasan al aire espirado", explica a La Vanguardia Laureano Molins, cirujano torácico del Clínic y coautor de la investigación. Su grupo quiere también identificar cuáles son las moléculas asociadas con el cáncer de pulmón, un objetivo que permitiría desarrollar a medio plazo sistemas automatizados para el diagnóstico precoz de esta enfermedad en forma de 'narices electrónicas'. Los resultados obtenidos por Blat, sin embargo, han de tomarse con cautela al tratarse de un único animal y al contar con una muestra limitada de tumores.

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Scapin (Pixabay)

En el pasado, diferentes equipos de investigación han utilizado perros para distinguir entre pacientes con cáncer de pulmón y personas sanas, como demostró un estudio publicado en la revista The European Respiratory Journal. La evidencia científica ha mostrado que este tipo de resultados prometedores son aún preliminares y que se necesitan más investigaciones que validen sus conclusiones. Una de las principales dudas, según el Servicio de Salud de Reino Unido, es comprender si los animales como Blat olfatean moléculas producidas por culpa del cáncer o, en cambio, si lo que distinguen son los fármacos que reciben los pacientes.

Los esperanzadores resultados de Blat y de otros ejemplares abren una vía interesante para conseguir diagnosticar de forma precoz el cáncer de pulmón. Las conclusiones de este tipo de trabajos, aunque de momento no pueden aplicarse en la práctica clínica, se apoyan en el extraordinario sentido del olfato de los perros, que ya se utiliza en los aeropuertos para rastrear las maletas de los pasajeros. Tal vez en el futuro podamos contar con los canes para apoyar otras técnicas con las que detectar los tumores pulmonares, una enfermedad directamente relacionada con el perjudicial hábito del tabaco y que podría agravarse ante problemas crecientes como la contaminación del aire en las grandes ciudades.