Ciudad de México, Madrid, Santiago de Chile o Barcelona son algunas de las capitales más afectadas por la contaminación del aire. Según la Organización Mundial de la Salud, este problema ambiental está detrás de más de tres millones de muertes prematuras. Mientras que la incidencia del cáncer de pulmón asociada al tabaco continúa descendiendo, el número de casos en no fumadores se ha incrementado en los últimos tiempos. ¿Es posible que la mala calidad del aire en grandes ciudades esté detrás de la aparición de estos tumores malignos?
Existen diversos estudios que han documentado la relación entre la contaminación del aire y el cáncer. Un informe de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) publicado en 2013 confirmaba que la mala calidad del aire, con la presencia de compuestos como el monóxido de carbono, el dióxido de nitrógeno o el dióxido de azufre, ha sido calificada como "carcinógena para el ser humano". El Dr. Kurt Straif, de la IARC, afirmaba por aquel entonces lo siguiente:
El aire que respiramos se ha ido contaminando con una mezcla de sustancias que provocan cáncer. Ahora sabemos que la contaminación del aire no es solo un riesgo general para la salud, sino que también es el factor ambiental más importante que causa millones de fallecimientos por cáncer
Desde hace años, la comunidad científica ha alertado sobre los perjuicios que la contaminación atmosférica provoca en nuestra salud. Entre otros problemas, las investigaciones han relacionado la presencia de sustancias contaminantes en el aire con la aparición de enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, cerebrovasculares, como los ictus, o patologías pulmonares agudas y crónicas, como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
"También se han evidenciado efectos adversos en el desarrollo y en la capacidad funcional pulmonar de los niños expuestos a niveles altos de partículas contaminantes ambientales", asegura la Dra. Aitana Calvo, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médico del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. No son las únicas patologías asociadas con la contaminación del aire que sufren millones de ciudadanos, como advierte la campaña Breathe Life, impulsada por la propia OMS.
Calvo alerta de que "las partículas del aire contaminado están estrechamente relacionadas con determinados casos de cáncer de pulmón, entre otros tipos de tumores". En ese sentido, distintos estudios apuntan que la exposición ambiental a niveles de partículas de carbono elemental respirable en el rango 2-6 μg/m3 durante toda la vida en ciudades con contaminación podría asociarse a un aumento del 50% del riesgo de padecer cáncer de pulmón. Según datos publicados por SEOM, una de cada tres personas padecerá un tumor a lo largo de su vida; mientras que los tipos de cáncer más habituales son los que afectan al colon, la próstata y el pulmón.
"Existe una creciente inquietud por el problema de la contaminación en las ciudades y la percepción de que el cáncer de pulmón en no fumadores es un fenómeno cada vez más importante", comenta la Dra. Aitana Calvo en declaraciones a Hipertextual. Preocupa sobre todo el hecho de que los estudios realizados sobre la exposición a partículas de combustión se refieren a las circunstancias de exposición prevalentes hace dos o más décadas. "El impacto de la exposición a las condiciones ambientales actuales no se evidenciará hasta pasados varios años", sostiene la experta. Todo ello teniendo en cuenta que, a pesar de ciertas mejoras en algunas regiones, la polución del aire ha aumentado un 8% en los últimos años.
A juicio de la oncóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, "no debe olvidarse que la medida individual más importante para reducir el riesgo de padecer cáncer de pulmón, sigue siendo abandonar el hábito del tabaquismo y seguir un estilo de vida saludable". Fumar cigarrillos está asociado con un 22% de los fallecimientos por tumores malignos. Y es que esta costumbre está relacionada no sólo con el cáncer de pulmón, sino también con el de esófago, laringe, boca, garganta, riñón, vejiga, páncreas, estómago y cuello del útero. Sin embargo, el problema de la contaminación atmosférica, a diferencia del tabaco, es que su solución está fuera del control de los ciudadanos.
Calvo señala la necesidad de implementar políticas que favorezcan medios de transporte menos contaminantes, la construcción de viviendas energéticamente eficientes, la generación de electricidad limpia o una mejor gestión de residuos industriales, así como estrategias para reducir emisiones en medios agrícolas. La especialista sí destaca la responsabilidad individual en el uso de formas de transporte urbano colectivo y poco contaminante, tales como caminar, ir en bicicleta o utilizar los ferrocarriles o en la mejora de la eficiencia energética en nuestras viviendas y lugares de trabajo. Recientes investigaciones, como un trabajo que consiguió transformar el dióxido de carbono en roca, también pueden ayudar a reducir las emisiones contaminantes.