La conmoción es unánime en el sector biotecnológico. A primera hora de ayer, la Policía Nacional anunciaba la detención de cinco investigadores, entre ellos dos catedráticos de la Universidad de las Islas Baleares, por la supuesta venta de un falso medicamento contra el cáncer. Según pudo confirmar Hipertextual, la molécula que protagoniza la presunta estafa es el Minerval. El fármaco experimental, que no había superado las fases clínicas de investigación ni había sido autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, está registrado por la compañía Lipopharma, con sede en Palma de Mallorca.
La Policía Nacional cree que los científicos ofrecían a los pacientes y sus familias una supuesta cura contra los tumores cerebrales. Según sus pesquisas, la supuesta venta del Minerval se realizaba a través de la Fundación Marathon, una entidad sin ánimo de lucro a través de la cual camuflarían la comercialización del producto mediante una aparente donación voluntaria de los familiares para la investigación. La presunta estafa, que superaría los 600.000 euros, habría afectado a más de una decena de víctimas, entre las que se incluiría el joven paciente Nacho Hurtado, protagonista de la campaña #VaPorTiNacho, como confirmaron fuentes policiales a este medio. Su padre llegó a impulsar una campaña en Change.org para recaudar financiación para los ensayos clínicos del Minerval. Una de las supuestas personas perjudicadas, según el comunicado de la Policía, habría llegado a abonar más de 25.000 euros para comprar el producto.
Lipopharma, una pequeña biotecnológica
Los detenidos, que han sido puestos en libertad con cargos imputados por un delito continuado de estafa agravado, han negado todas las acusaciones. Pablo Escribá, catedrático de la UIB y fundador y accionista de Lipopharma, ha explicado a El Español que "hablar ahora le perjudicaría mucho", pero que dará detalles cuando se resuelva la situación. La sombra de sospecha que se cierne sobre el Minerval continúa mientras sigue abierta la investigación dirigida por el Juzgado de Instrucción número Nueve de Palma de Mallorca y por la Fiscalía de les Illes Balears. El medicamento experimental es la molécula estrella de Lipopharma, una pequeña empresa biotecnológica que fue fundada en el año 2006, siete años después de la inscripción de la Fundación Marathon en el registro dependiente del Govern, tal y como ha podido comprobar este medio.
La compañía, que nació en el seno de la Universidad de las Islas Baleares aunque la institución académica no cuenta con participación en su spin-off, tiene en la actualidad ocho empleados. En términos generales, Lipopharma presenta unos resultados financieros acordes con las empresas de su rango, según ha podido confirmar Hipertextual. Durante el último ejercicio registrado, en 2015, la empresa ingresó 106.482 euros, estando el resultado anual en unas pérdidas por valor de 728.724 euros. Las altas cifras de sus deudas y patrimonio neto se ajustan a los subvenciones y ayudas proporcionadas por el Estado para el desarrollo de su actividad, que superaron el medio millón de euros, de acuerdo con la información publicada por El Confidencial.
Los datos concuerdan con la situación de cualquier pequeña compañía de I+D. El Minerval, que es conocido científicamente como ácido 2-hidrohioleico, era una de las moléculas sobre las que investiga Lipopharma, una empresa que también estudia otra cartera de productos con potenciales aplicaciones en el mal de Alzheimer. El impacto mediático que ha tenido en las últimas horas el caso Minerval ha afectado a toda la industria biotecnológica, que depende fuertemente de la inversión en I+D y cuyo reciente éxito no podría explicarse sin el apoyo del sector público. La facturación de la biotecnología española superó el 10% del PIB, igualando los datos del turismo, de acuerdo con los datos del Informe ASEBIO 2015. Este análisis, sin embargo, incluye la facturación de grandes compañías como Repsol, que no son empresas dedicadas en su totalidad a la biotecnología.
La presunta estafa en la que están imputados los científicos de Palma de Mallorca ha sido recibida con sorpresa por parte de la industria. El Cluster Biotecnológico y Biomédico de las Islas Baleares (BIOIB), al que pertenecía la spin-off, señaló ayer por teléfono a este medio que "no podían ofrecer más datos", a la espera de recabar más información. Por su parte, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), la patronal biotecnológica en la que también está integrada Lipopharma, se ha desmarcado de las noticias aparecidas sobre la presunta estafa. "Sin entrar a valorar comportamientos particulares, defendemos la profesionalidad y el rigor con el que trabajamos en el sector biotecnológico", ha señalado una portavoz a Hipertextual por escrito. "ASEBIO no valora la actividad de cada uno de sus asociados, sino del sector en conjunto", ha añadido, resaltando "el sistema de control exhaustivo" en la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, incluidos los fármacos biotecnológicos.
ASEBIO dice que "apoya y está adherido al Código Ético de EuropaBio", la patronal biotecnológica comunitaria, "que promulga el desarrollo y el uso de la biotecnología con respeto a la dignidad y derechos humanos, evitando el mal uso de nuestras tecnologías", comunica por escrito a Hipertextual. La entidad sostiene que "existen vías de acceso temprano a ciertos medicamentos en fase de aprobación, como el uso compasivo para pacientes sin tratamiento alguno en el mercado de productos disruptivos en esa enfermedad, proceso igualmente regulado y que cuenta con el consentimiento del paciente, con la finalidad de facilitar al paciente el acceso a la innovación de una manera más ágil". Ese no sería el caso del Minerval, ya que la empresa había completado un primer estudio de fase clínica I/IIa, un ensayo preliminar para analizar la seguridad y la eficacia de la molécula en seres humanos. En un comunicado recogido por la agencia Europa Press, la empresa asegura que "no ha comercializado jamás ningún producto" y que nunca ha administrado esta sustancia "a ningún paciente fuera de los estudios clínicos realizados en hospitales".
El escándalo mediático en el que se ha visto envuelto Lipopharma no es el único que ha vivido la biotecnología en España. Pese a su fuerte crecimiento, el sector no ha estado exento de críticas, enfocadas de manera particular en los organismos modificados genéticamente y sus aplicaciones en agricultura y alimentación. No había ocurrido lo mismo, sin embargo, con los avances biomédicos logrados por la I+D+i biotecnológica en España. Entre los hitos del sector destaca, por ejemplo, la introducción en la práctica clínica del antitumoral Yondelis, descubierto por la compañía Pharmamar. Fuera de nuestro país, la biotecnología sanitaria sí se había topado con algún escándalo mediático. El más reciente es el protagonizado por la compañía Theranos, una empresa que pretendía revolucionar los análisis de sangre y cuya fundadora, Elizabeth Holmes, llegó incluso a ser calificada como la "Steve Jobs de la biotecnología". El caso Minerval, que aún se encuentra en fase de investigación judicial, es el primer escándalo que golpea al sector español, lo que explica la conmoción vivida en las últimas horas.
"Un golpe para el sector de la biotecnología"
Jorge Barrero, antiguo director general de ASEBIO y que trabaja actualmente en la Fundación COTEC, se muestra estupefacto ante las informaciones publicadas sobre el caso. En conversación telefónica con Hipertextual, Barrero explica a título personal que, si finalmente se confirmase la presunta estafa, le sorprendería "el uso espurio de la ciencia, que es peor que las pseudociencias". El escándalo sobre Minerval y Lipopharma supone, a su juicio, "un golpe para el sector de la biotecnología, que ya tiene suficiente", en referencia a los recortes en la inversión en I+D. La Universidad de las Islas Baleares admitió ayer que había recibido rumores sobre la supuesta comercialización del Minerval desde 2011, aunque no fue hasta el año pasado cuando el caso fue puesto en conocimiento de la Fiscalía, después de que el Servicio de Oncología del Hospital Son Espases les alertase sobre unos hechos que podrían ser constitutivos de delito.
Josefa Terrasa, jefa de Oncología del complejo hospitalario mallorquín, ha afirmado hoy en una entrevista con El Mundo que, a su juicio, "el Minerval es un fraude". La realidad es que la molécula de Lipopharma había sido evaluada en un ensayo clínico de fase I/IIa en el que participaban prestigiosas entidades como el Vall d'Hebron Institute of Oncology (Barcelona), Northern Institute for Cancer Research (Newcastle) o el Royal Marsden NHS Foundation Trust. Los resultados del estudio, según sostiene Lipopharma en un comunicado, muestran un "perfil de seguridad excelente del producto" y una "actividad clínica beneficiosa en hasta nueve pacientes con tumores sólidos recurrentes que ya no respondían a las terapias de referencia". Estas conclusiones preliminares, que deberán ser confirmadas en ensayos con un mayor número de pacientes, serán presentadas por Lipopharma en la reunión anual de la Sociedad America de Oncología Clínica. Por el momento, la noticia sobre el arresto de los investigadores ha llegado incluso a la prensa internacional, un hecho que el analista e inversor Juan Pedro Rodríguez Serrate comentó en su perfil personal de Twitter utilizando el término "shame" (vergüenza, en inglés).
Two professors of @UIBuniversitat arrested for scamming €600k to glioblastoma patients --> @pvescriba @Xavier_Busquets @Lipopharma #shame
— Juan P. Serrate, DVM (@JPZaragoza1) 11 de abril de 2017
La sorpresa e incredulidad fueron reacciones compartidas por las fuentes consultadas por Hipertextual, que pidieron cautela mientras las investigaciones policiales y judiciales sigan en marcha. El científico Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología, señala a Hipertextual que se siente "absolutamente horrorizado" ante las noticias aparecidas. "Jugar con la desesperación de los pacientes con cáncer es inaceptable", si realmente se demuestra la presunta estafa. El genetista del CNB-CSIC, que admite no conocer a fondo el Minerval, explica que es factible que esta molécula tuviera una potencial actividad terapéutica, pero que debe ser demostrada en estudios en cultivos celulares y animales de experimentación primero, para confirmar su seguridad y eficacia en ensayos en humanos después. "Antes de administrarse a pacientes tiene que haber fases de estudio e investigación que están muy pautadas, evaluar los resultados y solicitarlo a la AEMPS", comenta al otro lado del teléfono. "Saltarse cualquiera de estos pasos es inadmisible", afirma Montoliu, que recuerda que "no todos los compuestos que se descubren logran triunfar". "Hay que ser muy cauteloso a la hora de trasladar resultados del laboratorio a la clínica", concluye.