Si hay un estudio de cine que ha hecho historia en la animación de las últimas décadas, con permiso de DreamWorks y su Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001), ese es Pixar. Desde su primer cortometraje en 1984, cuando aún no era más que un departamento de LucasFilm, pasando por esa revolución que fue Toy Story (John Lasseter, 1995) y por auténticos gozos como Finding Nemo (Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003), WALL·E (Stanton, 2008), Up (Pete Docter y Bob Peterson, 2009) o The Good Dinosaur (Peter Sohn, 2015) hasta la fecha, ha demostrado que el talento no es algo que escasee entre sus realizadores. Pero hay proyectos del estudio que, a causa de unas razones u otras, se han quedado por el camino, y de ellos vamos a hablar a continuación.
A Tin Toy Christmas
El Oscar al Mejor Cortometraje de Animación de 1989 se lo llevó **Tin Toy (Lasseter, 1988), y cuenta la historia de un pequeño hombre orquesta de juguete llamado Tinny que intenta sobrevivir al destrozo de un bebé que no trata muy bien a los de su clase. Con este reconocimiento, Disney, que había adquirido Pixar en 1986, propuso al estudio que elaborara un especial navideño con el mismo protagonista. Así que se pusieron manos a la obra y, en esta ocasión, Tinny se iba a enfrentar a un malvado muñeco de ventrílocuo que ejercía su propia tiranía en el armario de los juguetes. Pero a Disney no le agradó la idea, y tras todos los cambios conceptuales, de estilo y presupuesto que sufrió la proyectada película, borrón y cuenta nueva incluidos, acabó siendo lo que hoy se conoce como Toy Story.
Newt
No hay duda de que las premisas de sus historias y su progreso en los correspondientes guiones son algo que Pixar cuida mucho, y el caso de Newt, ideada en 2008, les ha supuesto una de sus mayores tristezas: relataba la historia de dos salamandras de patas azules que se ven obligadas a aparearse para garantizar la supervivencia de su especie, una trama muy similar a la de Rio (Carlos Saldanha, 2011), un largometraje de animación de Blu Sky protagonizado por dos guacamayos, uno de los cuales cree que es el último de su especie. Tanto confiaban en el proyecto que habían añadido sendos huevos de Pascua del mismo en Toy Story 3 (Unkrich, 2010) y Brave (Mark Andrews, Brenda Chapman y Steve Purcell, 2012).
Pese al duro golpe que le asestó a la película su parecido con la de Saldanha, Pixar procuró salvarla proponiéndosela a Docter, que ya había elaborado Monsters, Inc. (2001) y Up, como ya se ha dicho. Pero este director tenía en mente otra idea para un largometraje sobre la personificación de las emociones en la cabeza de las personas, que se convertiría en Inside Out (2015), y su elaboración arrinconaría a Newt hasta que fue finalmente cancelada sin remedio.
ShadeMaker
Qué perspectiva más deliciosa se nos ofreció en 2010 cuando supimos que Henry Selick, responsable de los filmes The Nightmare Before Christmas (1993) o Coraline (2009), iba a realizar una película con Pixar gracias a la creación de Cinderbiter Productions para producciones en animación stop-motion, que son la especialidad de Selick. Por desgracia, todo se fue al traste en 2012, cuando ya se había gastado cincuenta millones de dólares en ella, debido a las diferencias creativas que tuvo con el equipo de Pixar acerca del tono de la historia, sobre la aventura fantástica de un niño con unas manos extrañas de largos dedos, y la forma en que era preciso desarrollarla. Pero parece que Selick sacará adelante el filme, redefinido y retitulado como The Shadow King, con alguna otra productora.
Bonus: 1906
Quitando algunos pequeños fragmentos de WALL·E, se sabe que el primer filme estrenado con imágenes reales en el que ha estado involucrada Pixar es John Carter (Stanton, 2012). Pero no iba a ser así, pues desde 2005 tuvieron planes para adaptar 1906, la novela que James Dalessandro ambientó durante el Gran Terremoto de San Francisco, junto con la Warner Bros. y Disney, de la que “se habían divorciado” el año anterior, e iba a ser dirigida por Brad Bird, que ya se ha encargado de The Incredibles (2004) y Ratatouille (2007) para Pixar y ahora está preparando la continuación de la primera, con su estreno previsto en junio de 2018.
Pero el proyecto fue cancelado en 2012 tras varios guiones propuestos y con un presupuesto de 200 millones sobre la mesa, y se especula con que los motivos para su abandono fueron la dificultad de contentar tanto a Disney como a la Warner Bros., la inexperiencia de Pixar fuera de la animación y sus pretensiones adaptativas demasiado ambiciosas. Lo que ocurre es que, en esto del séptimo arte, nada impide que los proyectos resuciten, y es lo que parece que le ha ocurrido a esta adaptación, aún en la cuerda floja, quizá con las mismas productoras implicadas además de Spring Creek y, desde luego, Bird al frente.
Bonus 2: Circle 7 Animation
Muy sonada fue la separación de Disney y Pixar a mediados de 2004 por diferencias económicas que parecían insalvables; y cuando la primera se quedó sin las grandes capacidades creativas de la segunda, no se le ocurrió otra cosa que instituir la división Circle 7 Animation, con la que pretendía producir secuelas de los filmes de Pixar, cuyos derechos eran de sus propiedad. Esta división fue bautizada muy adecuadamente como Pixaren’t, pero su nombre oficial se debía a que estaba situada en el Circle Seven Drive de la localidad californiana de Glendale.
Entre sus intenciones se encontraba la de producir Toy Story 3, Monsters, Inc. 2: Lost In Scaradise y Finding Nemo 2 pero, claro, no llegaron a hacerlo. En la primera, la madre de Andy enviaría a Buzz Lightyear a Taiwán por una retirada mundial de este juguete debido a un defecto de fabricación, y sus amigos se movilizarían para salvarle; en la segunda, Sulley y Mike Wazowski irían a visitar a Boo, pero descubrirían que se habría mudado de casa y se verían atrapados en el mundo humano en busca de la nueva dirección de su joven amiga; y de la tercera no sabemos nada. Por supuesto, cuando Pixar volvió al redil de Disney, el estudio hizo caso omiso de estas premisas e ideó las propias para las continuaciones. Porque ni falta que le hacían.