El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, una conmemoración que comenzó en 1909 gracias a una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos, y que se proclamó mundialmente al año siguiente por la Internacional Socialista reunida en Copenhague, según Naciones Unidas, aunque no sería hasta 1975 cuando la propia ONU fijara oficialmente la celebración. El tema elegido este año por la UNESCO es "Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030". El objetivo de la conmemoración es múltiple: reflexionar por los avances logrados, reivindicar más medidas contra la discriminación y a favor de la igualdad o reconocer el papel clave, y muchas veces desconocido, que han jugado las mujeres a lo largo de la historia.
El movimiento feminista también ha impulsado en este 2017 la campaña #NosotrasParamos, una iniciativa que convoca un paro internacional de mujeres en protesta por temas como la brecha salarial, la discriminación hacia el género femenino o la violencia machista y los feminicidios. Durante el 8 de marzo probablemente se sucedan multitud de discusiones sobre la situación de la mujer en el mundo, por lo que desde Hipertextual hemos preparado una breve guía con los temas más habituales en estos debates.
¿Y por qué no hay un Día del Hombre?
Mec, error. El Día Internacional del Hombre se celebra cada 19 de noviembre, una fecha escogida para promover la salud masculina, reivindicar la equidad y promover los roles positivos masculinos, como explican sus organizadores. Sin embargo, el desconocimiento o, tal vez el machismo, llevan a muchas personas a quejarse de su falsa inexistencia. Y es que, de forma periódica, cada mes de marzo se disparan las búsquedas en Google sobre el Día Internacional del Hombre, coincidiendo casualmente con el Día de la Mujer.
"Yo apoyo el feminismo solo si se entiende como..."
¿Solo si qué? La Real Academia Española define al feminismo como "la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres". Es decir, los movimientos feministas no pretenden "arrebatar nada" a los varones, sino reivindicar la igualdad. Como explican desde la Fundación del Español Urgente, el feminismo no se puede equiparar nunca con el machismo por dos razones. En primer lugar, porque el segundo concepto se refiere a la "actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres". Y, en segundo lugar, debido a que el término feminista "se ha tergiversado a lo largo de la historia para confundir a la ciudadanía", según Fundéu BBVA.
"Hay que reivindicar la igualdad de las personas"
Enhorabuena, conoces muy bien el artículo 14 de nuestra Carta Magna, igual que se lo saben millones de mujeres en nuestro país. Pero no es oro todo lo que reluce. Según el libro La Constitución Española y las fuentes del Derecho Constitucional, escrito por los profesores de la UNED Juan Manuel Goig y Cayetano Rivero, "la igualdad obliga a tratar de modo igual lo que es igual, pero permite tratar de forma diferente lo que es diferente. El principio de igualdad ha de entenderse en función de las circunstancias en cada supuesto concreto".
Y como añade la catedrática Yolanda Gómez en su libro Constitucionalismo multinivel, "la realidad social (que no puede, a este respecto, ignorarse si no se quiere dejar vacíos de contenido los preceptos constitucionales contrarios a la discriminación de la mujer) es hoy claramente muy distante de una situación de igualdad".
De ahí que tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal de Justicia de la Unión Europea amparen las medidas de discriminación positiva hacia la mujer para promover precisamente la igualdad real entre mujeres y hombres.
"¿Dónde está la brecha salarial? ¡Que no la veo!"
Como explica el profesor Hipólito Simón en este recomendable artículo en Politikon, es un hecho que las mujeres cobran menos que los hombres. La brecha salarial ha sido documentada por la Unión Europea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico o el Foro Económico Mundial, entre otras instituciones. Pero, ¿qué es exactamente? El Instituto Nacional de Estadística define la brecha salarial como "la diferencia entre el salario bruto por hora de los hombres y el de las mujeres, expresado como porcentaje del salario bruto por hora de los hombres".
En términos globales, las mujeres ganaron un 16,3% menos que los hombres en la Unión Europea durante 2015. En España, según datos del INE, si consideramos los salarios anuales con jornada a tiempo completo, la retribución de la mujer es un 14,6% menor que el sueldo recibido por el hombre, mientras que en la jornada a tiempo parcial, ellas cobran un 8,5% menos que los varones. El problema es sin duda complejo, ya que influyen factores tan diversos como la edad, el tipo de jornada o la actividad económica analizada. Sin embargo, como explican desde el Instituto de la Mujer, es importante resaltar que existen dos formas de discriminación salarial.
Por un lado, existe la desigualdad directa o a posteriori, que ocurre cuando en un mismo trabajo con funciones y responsabilidades iguales, hombres y mujeres reciben un salario diferente por cuestión únicamente de su género. Por otro lado, se encuentra la discriminación indirecta o a priori, que sucede como consecuencia de las diferencias en el empleo entre mujeres y hombres, en otras palabras, esta desigualdad se debe a los distintos accesos a puestos de trabajo, la promoción discriminatoria en el seno de las empresas, las diferentes responsabilidades que asumen mujeres y hombres en las tareas domésticas o en el cuidado de los niños y las personas dependientes.
"Pero las denuncias falsas por violencia de género..."
Las denuncias falsas, ese mantra. Desde que se promulgara la primera legislación española sobre esta temática, más de 700 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex-parejas, como recoge este reportaje de El Confidencial. Las víctimas mortales de la violencia machista, cuyas historias ha recopilado El Español, son, por desgracia, la punta del iceberg. Y es que la violencia de género no se refleja únicamente en la agresión física y el asesinato, sino que también se manifiesta a través del abuso emocional, la manipulación o el aislamiento. El gravísimo problema ante el que nos encontramos surge, en palabras de la profesora Francisca Expósito, porque "la cultura ha legitimado la posición superior del varón", es decir, por una ideología machista.
Según la memoria de la Fiscalía General del Estado, se interpusieron 129.292 denuncias por violencia de género en 2015, de las que únicamente dos causas fueron probadas que eran denuncias falsas. Si se analiza la situación desde 2009 hasta 2015, el número de denuncias por violencia machista es de 913.118, mientras que solo se abrieron 164 causas por posible denuncia falsa, lo que supone un 0,0079%. De ahí que la propia Fiscalía señale que se trate de un "escasísimo porcentaje" que es "suficientemente elocuente para rebatir las voces que se alzan en torno a la prevalencia de 'denuncias falsas' en esta materia".
Aunque existen denuncias falsas, su incidencia es mínima. Los mitos en torno a esta problemática son variados e incluyen la aplicación del daño a la pareja, la solicitud de ayudas sociales o el posible beneficio en cuanto a la custodia y el uso del domicilio familiar. Sin embargo, los bulos son desmontados en este completísimo artículo de Teresa Peramato Martín, fiscal adscrita a la Fiscal de Sala contra la Violencia sobre la Mujer. "La recurrente utilización del argumento de las denuncias falsas, está infundado y evidencia una resistencia al reconocimiento de la violencia sobre la mujer como una realidad que ha sido constatada desde todas las instituciones nacionales e internacionales", afirma la experta. Los mitos sobre las denuncias falsas también han sido desmontados por el Consejo General del Poder Judicial.
"A los hombres también nos asesinan"
Ok, es cierto. Existe el concepto de violencia doméstica, que se refiere a todo acto de violencia física o psíquica ejercido por hombres o mujeres que no incluya los casos específicos de violencia de género. Este execrable problema ha sido descrito como violencia invisible, que lamentablemente supuso el asesinato de 32 hombres a manos de sus parejas entre 2007 y 2011. La violencia doméstica agrupa además las agresiones a los padres y a las madres (41,1% de los casos), los hijos (24,8%) o los hermanos (10,5%) y también ocurre en el seno de parejas homosexuales. La proporción y el trasfondo social y cultural de la violencia de género, sin embargo, hace que este tipo de ataques no sean equiparables en número al resto de ataques, aunque se deban promover instrumentos y medidas para frenar cualquier agresión física o psicológica sea cual sea su origen.
"Pero si un hombre es mejor, ¿por qué vas a poner a una mujer?"
¡¿Mmmmmmm?! El concepto de techo de cristal es una metáfora que alude a las barreras invisibles que encuentran las mujeres a la hora de abrirse paso en su carrera profesional. La propia invisibilidad de este problema, como explica la psicóloga Iria Reguera en Politikon, dificulta su reconocimiento y la adopción de medidas contra estas barreras. Estas dificultades provocan que, a pesar de que las mujeres ya están mejor preparadas en España que los hombres, según la Organización Internacional del Trabajo, estén infra-representadas en los consejos de administración de las empresas, en la política o en la gestión de la educación y la ciencia, por ejemplo.
"¿Entonces que le quiten el premio al hombre?
¿Te suenan John y Jennifer? Fueron los nombres escogidos por unos científicos que hicieron un curioso experimento: enviaron el mismo curriculum a investigadores (hombres y mujeres), con la única diferencia de que en un documento ponía "John" y en otro "Jennifer". El estudio, publicado en PNAS, demostró que los académicos de un género u otro preferían a hombres antes que a mujeres aunque tuvieran el mismo curriculum vitae y calificaciones. Eso significa que todos tenemos sesgos cognitivos, algo que también le ocurre a los comités de selección de los principales galardones. Por ejemplo, los Premios Nobel de ciencias solo han reconocido a mujeres en un 3% de los casos desde 1901. ¿La culpa? Probablemente, la falta de visibilidad y los sesgos, algo que sucede también en otros galardones como los Jaume I de la Generalitat Valenciana o los Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA.
"Pero os dejan entrar gratis en bares y discotecas..."
"Si no pagas por el producto, entonces el producto eres tú". Fin de la cita.
"A mí me encantaría que me piropearan por la calle"
Seguro, claro que sí. Ahora mira este vídeo, y piénsalo de nuevo.
Si no te hemos convencido, aquí otro intento:
"Nos llamáis a todos potenciales violadores"
Según Naciones Unidas, hasta el 70% de las mujeres experimenta violencia en algún momento de su vida. En el caso de España, 6.573 mujeres denunciaron en 2009 haber sufrido abuso, acoso y/o agresión sexual. En 2015, según informó El Español, se produjo una violación cada siete horas. Datos que explican por qué a cualquier mujer le da miedo andar sola, como explicó Juan Soto Ivars en El Confidencial. O por qué todas preferimos volver acompañadas a casa, mandar un mensaje cuando llegamos o llevamos el teléfono y las llaves en la mano por la noche, pese a que España no presente índices de violencia e inseguridad tan altos como otras regiones.
"Es más importante la pobreza en el mundo"
La desigualdad por razón de género y la pobreza son dos problemas diferentes que merecen toda nuestra atención y que, por mucho que nos pueda sorprender, están relacionados. Desde hace tiempo se habla de la feminización de la pobreza, un problema por el que las crisis económicas golpean con mayor dureza a las mujeres, quienes además son víctimas de un mayor número de desigualdades y tienen menos oportunidades para mejorar sus condiciones socioeconómicas. Según datos de Manos Unidas, de los 1.700 millones de personas sumidas en la pobreza extrema, el 70% son mujeres. Naciones Unidas, consciente del empobrecimiento material y de las violaciones de derechos fundamentales que sufre la población femenina, también ha impulsado diversos acuerdos para remediar estos problemas.
"¿La violaron? ¿Cómo iba vestida?"
La culpabilización de la víctima, o victim blaming en inglés, es una conducta por la que, ante cualquier agresión o delito, se tiende a poner el foco sobre la persona afectada y no sobre el verdadero culpable. Estas reacciones, que según The Atlantic son inconscientes y subliminales, se deben a tres causas principales. La teoría de la invulnerabilidad (se culpa a la víctima para pensar que uno mismo está seguro), los errores de atribución y la hipótesis del mundo justo (cada cual recibe lo que se merece) son las tres hipótesis que recoge el Centro Canadiense de Recursos para Víctimas de Crímenes. Preguntando cómo iba vestida la víctima de una violación estás señalando a la persona agredida y no al atacante, ¡puro victim blaming!
"¿La atacaron? ¿Iba sola?"
Iba sola, se había emborrachado, se montó en el coche con un chico, llevaba una minifalda demasiado corta, vaya escote, viajaba sin compañía, se metió en un barrio peligroso. Simples excusas que insisten una y otra vez en echarle la culpa a la víctima.
"¡Se ha follado a tres! Vaya zorra..."
Slut shaming se refiere al fenómeno por el cual se insulta a una mujer, con agravios que van desde "ligera de cascos" a "zorra" pasando por "puta", "cerda", "guarra" o "chica fácil", con el pretexto de que practica una vida sexual que se sale de lo que la sociedad espera. A saber: que se acuesta con quien quiere, como no podía ser de otra manera, que mantiene relaciones abiertas, que tiene gustos sexuales diferentes a los de la mayoría o que se viste y arregla como desea. Comportamientos que entran dentro de la libertad individual de cada uno, pero que casualmente solo penalizan al género femenino. ¿Machismo? <ironía> No, qué va </ironía>.