coches autónomos

Ford probando el Fusion autónomo en la ciudad MCity

Los controles de calidad a los que se somete una factoría de coches son muy variados, desde escuchadores de motores a boicots, pero también se usan ultrasonidos y fotografías de alta resolución conectados a modernos sistemas de big data para detectar errores que el ojo y el oído humano no pueden detectar.

Un equipo de la planta de motores de la factoría valenciana ha ideado y desarrollado diversos sistemas de control de calidad que emplean tecnología audiovisual de última generación combinada con big data.

El click hunter es un sistema que, mediante la combinación de cobots o robots colaborativos y micrófonos de alta precisión, permite lograr una efectividad de prácticamente el 100% en uno de los procesos más delicados del ensamblaje de un motor.

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“Trabajando en la banda de frecuencias del ultrasonido y aplicando redes neuronales podemos determinar si un conector eléctrico está o no está bien montado”, explica Eduardo Guillamón, gerente de ingeniería de la planta de motores de Ford en Almussafes. Un software específico procesa el sonido captado y comprueba su validez. “Grabamos los sonidos que generan los conectores y el sistema es capaz de diferenciar entre los clicks correctos y los clicks incorrectos”, añade Paula Carsí, ingeniera de procesos del departamento de Nuevas Tecnologías de la planta Ford de Valencia.

El pionero sistema de visión de Ford fotografía, comprueba y localiza cada pieza y componente de cada uno de los 400.000 vehículos y 330.000 motores fabricados en la planta de Valencia cada año.

“Empezamos con 12 cámaras y en la actualidad contamos con más de 300, y la cifra sigue en aumento”, cuenta Xabier Garciandía, ingeniero de visión en el departamento de Nuevas tecnologías de la planta de Valencia, que añade: “todos los días generamos más de 2.050.000 imágenes lo que significa que cada 40 milisegundos estamos capturando imágenes, guardándolas y procesándolas”. Este proceso fotográfico, que capta 1.000 imágenes por segundo, permite trazar defectos de fundición o mecanizado de unas pocas micras y registra todas y cada una de las piezas que componen el motor.

Este tipo de desarrollos y mejoras en las factorías de coches son fundamentales para minimizar posibles fallos que afecten directamente al comprador y finalmente a la imagen de la marca.

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