Lo cierto es que las películas que triunfan en cada edición anual de los Oscar, los célebres premios que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, luego pueden ser obras muy recordadas o caer en el olvido rápidamente. Esto es lo único que de veras remata el acierto de los integrantes de la Academia un año concreto o su equivocación al elegir a los premiados, y las razones por las que se recuerda un filme oscarizado son diversas y, a veces, múltiples. En el caso de **El renacido** (2015), que podremos ver en Movistar Estrenos de Movistar+ a partir de esta noche, **no hay duda de que nos acordaremos de ella sobre todo porque Leonardo DiCaprio consiguió por fin el Oscar al Mejor Actor gracias a su trabajo en el papel protagonista de Hugh Glass**.
La historia que nos cuenta la película de lucha por la supervivencia y el ánimo de venganza de este personaje decimonónico real, trampero, cazador de pieles y explorador norteamericano, es una de las versiones de la cultura popular sobre lo que le ocurrió, según la novela del estadounidense Michael Punke. Sin embargo, no se trata de la única adaptación de esta historia, sino que el poco conocido **Richard C. Sarafian ya rodó la primera en 1971, El hombre de una tierra salvaje, en la que es Richard Harris quien se pone en la piel del sufrido protagonista, al que le cambiaron el nombre por el de Zachary Bass.
Fue el guionista y productor Akiva Goldsman* (Una mente maravillosa*) el que compró los derechos de la novela de Punke para adaptarla a la gran pantalla; y al principio se consideró que Park Chan-wook (Stoker) la dirigiese nada menos que con el protagonismo de Samuel L. Jackson; luego se propuso al director John Hillcoat (La carretera) a Christian Bale como Glass, pero ambos rechazaron el proyecto, que quedó suspendido hasta que Alejandro González Iñárritu (21 gramos) dio el sí. Fue este último quien escogió a DiCaprio para Glass, sabiendo que sus otros compromisos profesionales le retrasarían, así que Sean Penn, que iba a interpretar al pérfido John Fitzgerald, abandonó, Tom Hardy aceptó su papel sin siquiera terminar de leer el libreto e Iñárritu aprovechó para rodar antes la también oscarizada *Birdman* (2014).
DiCaprio, Hardy y Lukas Haas, que encarna a Jones, volvieron a reunirse en El renacido después de trabajar juntos en Origen (Christopher Nolan, 2010), igual que Hardy y Paul Anderson, que comparten muchos planos en la serie Peacky Blinders (Steven Knight, de 2013 a la actualidad). Y, según explicó el propio **Hardy, se había inspirado para su Fitzgerald en el sargento Barnes que compuso Tom Berenger en Platoon** (Oliver Stone, 1986).
Pero el tan ansiado Oscar de DiCaprio, que se zampó de veras un hígado crudo durante cierta escena siendo vegetariano, no es la única razón por la que este filme es digno de recuerdo, pues ahí están **sus impresionantes planos secuencia y el horror que los espectadores pudimos experimentar durante el inolvidable ataque de la osa grizzli**. Y no por nada, de las doce nominaciones a los Oscar que obtuvo, se llevó otras dos estatuillas además de la de DiCaprio: al Mejor Director y a la Mejor Fotografía, por la inventiva de Iñárritu y de Emmanuel Lubezki respectivamente.
El equipo de rodaje de Iñárritu aguantó un rodaje pesadillesco en las montañas canadienses de Calgary, la Columbia Británica, Alberta y, luego, en Ushuaia, en la Patagonia argentina: tuvieron que trasladarse a la otra punta del continente americano porque la primavera se adelantó en Canadá, la nieve y el hielo se derritieron y los enormes camiones cargados de nieve que se dedicaron a traer cada día no fueron suficientes para solucionarlo, por lo que finalmente hubieron de viajar a Argentina y sus nieves perpetuas para poder concluir el rodaje.
Además, se enfrentaron a jornadas en las que el tiempo era tan áspero que no tenían ningún control, y hay historias de hipotermias y tensiones que acabaron en quejas, despidos y renuncias de numerosos miembros del equipo. “Sabíamos que nos estábamos embarcando en una aventura que nos pondría a prueba y así fue”, contó DiCarprio, y lo resumió de una manera de lo más florida: “El clima nos dio por culo”. En cuanto a Iñárritu, tuvo a bien declarar lo siguiente: “No negaré que el rodaje fue largo y físicamente muy duro, pero El renacido es la experiencia más vasta y profunda de mi vida”.
En cuanto a la labor de Lubezki, director de fotografía apodado “Chivo” y habitual de Alfonso Cuarón (Gravity) y Terrence Malick (El árbol de la vida), tuvo que ingeniárselas para bregar rodando al aire libre y con la luz natural que vemos en toda esta película y exprimir al máximo sus posibilidades, y con el hecho de que, debido a las bajísimas temperaturas, cada vez que los actores miraban a cámara en un primer plano cercano, empañaban la lente con su respiración. No obstante, un fuerte viento nocturno forzó a que la escena con las fogatas y el bisonte muerto se rodara utilizando focos y, por tanto, luz artificial.
Pero el motivo principal del esfuerzo ímprobo que realizó todo el equipo y de que, además, el rodaje se llevara a cabo de forma cronológica, como transcurrirían los hechos, fue la decisión de Iñárritu de aportar todo el realismo posible a la película, que ahora va a llegar a Movistar+. Una decisión de alguien comprometido de verdad con su obra: “El dolor es temporal”, declaró Iñárritu cuando la noticia de las renuncias del equipo llegó a la prensa, “pero esta película es para siempre”.