Han sido días agitados para la Agencia Espacial Europea (ESA). Los científicos han estado inmersos en el seguimiento de ExoMars 2016, una iniciativa que nos permitirá desvelar el misterio del metano en Marte. Aunque la misión ha dejado un sabor agridulce por culpa del fracaso en el aterrizaje de la sonda Schiaparelli, la exploración espacial nos permite alcanzar metas antaño inimaginables.
El mejor ejemplo para la ESA tal vez sea la misión Rosetta. La nave se estrelló el pasado 30 de septiembre poniendo fin a una de las iniciativas más importantes impulsadas por la ciencia europea. La sonda logró estudiar de cerca el cometa 67P, dirigiendo el histórico aterrizaje del módulo Philae en noviembre de 2014. Desde aquel entonces, Rosetta consiguió recabar información muy importante acerca de este objeto rocoso, lo que podría ayudarnos a entender un poco mejor el origen y la formación del sistema solar.
La misión logró detectar nitrógeno molecular y compuestos orgánicos sobre el cometa 67P, caracterizar su densidad, determinar el origen de los extraños "pozos" de este cuerpo o o estudiar cómo se desencadena la actividad que genera la envoltura (o coma) y las colas de los cometas, entre otros aspectos. Durante sus dos años de trabajo, Rosetta también captó imágenes espectaculares del cometa 67P gracias a las cámaras OSIRIS y NavCam.
Estas fotografías no sólo han ofrecido detalles inesperados sobre la actividad cometaria, sino que además permiten imaginar cómo fue el suicidio de la sonda contra el cometa. Si en los primeros meses de trabajo, recopilamos algunas de las postales que Rosetta nos regaló desde el cometa 67P, su final también ha dejado imágenes espectaculares. La Agencia Espacial Europea ha difundido ahora las fotografías captadas por NavCam durante el último mes de la misión, que pueden ser consultadas en un archivo público.
La recopilación realizada por la ESA también incluye las cinco últimas imágenes tomadas por NavCam cuando Rosetta se encontraba a sólo 20 y 17 kilómetros de la superficie del cometa 67P. En ellas es posible visualizar regiones como Seth, Hapi o Ash, situadas en el gran lóbulo cometario. Además aparecen las zonas de Hatmehit y Ma'at, siendo esta última la "tumba" donde reposan desde entonces los restos de Rosetta.
Su "suicidio" contra el cometa 67P marcó el punto y final de una misión histórica para la exploración espacial, que también nos ha regalado espectaculares postales desde un cometa. Algo que, a buen seguro, no hubiéramos podido imaginar hace apenas una década, cuando Rosetta viajaba por el universo para encontrarse con el cometa.