En 1965, Bob Dylan componía y grababa "Farewell Angelina", un tema que luego popularizaría Joan Baez. La canción narra una despedida, y su letra bien puede servir para parafrasear el adiós de una misión que ha puesto fin a doce años de aventura. La sonda Rosetta, de la Agencia Espacial Europea, se ha estrellado contra el cometa 67P, completando así el trabajo que comenzó en marzo de 2004 cuando despegó desde la base de la Guayana francesa.
Su lanzamiento anticipaba diez años de viaje por el espacio hasta encontrarse con el cometa 67P-Churyumov–Gerasimenko, algo que sucedió en noviembre de 2014. La sonda hacía historia al llegar a su objetivo y dirigir el aterrizaje del módulo Philae. Era la primera vez que la humanidad conseguía aterrizar sobre un cometa, aunque la maniobra, lejos de ser un camino de rosas, fue difícil y arriesgada. Philae rebotó tres veces y se situó en una zona de penumbra, por lo que sus baterías se agotaron tras 57 horas de actividad frenética.
El apagado de Philae, que antes de hibernar sobre el cometa 67P logró completar el 80% del trabajo científico previsto, no impidió que Rosetta continuara su actividad. La sonda ha acompañado a este cuerpo rocoso a lo largo de su trayectoria en torno al Sol. Durante este viaje, Rosetta ha obtenido información muy importante sobre el cometa 67P. Entre otros resultados, la misión ha logrado detectar nitrógeno molecular y compuestos orgánicos en este cuerpo, descubrir el origen de sus pozos, además de obtener los datos e imágenes más completos del núcleo cometario.
"En mi opinión, termina una de las misiones espaciales más completas de nuestra historia, repleta de éxitos sin precedentes", señala Pedro J. Gutiérrez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que ha participado en la misión. "Ahora debemos ser capaces de descifrar toda la información y datos que nos ha dejado para entender, por fin, el origen y formación de nuestro sistema planetario", afirma. Así, los científicos han podido caracterizar la densidad del cometa, conocer las determinadas regiones de su superficie o estudiar cómo se desencadena la actividad que genera la envoltura (o coma) y las colas de los cometas.
Las fotografías captadas por la cámara OSIRIS han permitido analizar la estructura del cometa 67P, con una apariencia bilobulada, similar a un patito de goma, que se debe a que surgió por la fusión de dos objetos. El equipo de la misión, perteneciente a la Agencia Espacial Europea, trabaja ahora en descubrir y definir las condiciones de su nacimiento, que se produjo en las primeras etapas de la formación del sistema solar. "Los cometas pueden ayudarnos a entender la formación del sistema solar o la procedencia del agua terrestre, pero antes debíamos contestar a preguntas fundamentales sobre estos cuerpos cuyas respuestas solo podíamos hallar yendo a uno", comenta Gutiérrez.
Los resultados obtenidos por Rosetta llevaron a la Agencia Espacial Europea a prolongar nueve meses más su trabajo. El objetivo era que la sonda monitorizase la disminución de la actividad del cometa 67P tras su paso por el perihelio solar, el punto más cercano a nuestra estrella. Ayer a última hora Rosetta comenzó a realizar su última maniobra con el fin de "suicidarse" contra el cuerpo rocoso que llevaba estudiando casi dos años. El impacto se ha producido en la región de Deir el-Medina, poniendo fin a una de las misiones espaciales más exitosas de la historia. El cometa 67P ya no viajará solo en su trayectoria, sino que le acompañarán dos de los inventos tecnológicos más asombrosos de la mente humana.
Incredible view 1.2 km from the surface! #CometLanding https://t.co/BMzkfFMKp4 pic.twitter.com/N5riAfHxEV
— ESA Rosetta Mission (@ESA_Rosetta) September 30, 2016