Dada **la coincidencia de intereses conceptuales y las excelentes relaciones de la NASA y los distintos equipos de cine que han ido desarrollando la saga de Star Trek**, nada menos que durante el medio siglo de historias que ha parido la célebre criatura de Gene Roddenberry, no es de extrañar que la organización espacial haya evaluado la ciencia que aparece en sus series de televisión y sus películas y que, además, se plantease la posibilidad de buscar la forma de traer a este mundo tangible sus propuestas tecnológicas futuristas. Para que luego digan que el séptimo arte no sirve para nada.
Para empezar, según cuenta la periodista científica Elizabeth Howell, la NASA se ha impuesto como una de sus prioridades lograr algo básico de Star Trek, que las misiones en el espacio que lance en los años venideros no requieran volver a repostar en nuestro planeta, sino que puedan permanecer mucho tiempo, años incluso, fuera de nuestra atmósfera y muy alejadas de la misma. Así, **la Estación Espacial Internacional está sirviendo como escenario de pruebas en este propósito, con vistas a una futura misión a Marte en la nave espacial Orión**, a la que se acoplarían tres módulos habitables.
Los astronautas ya beben agua recuperada de su propia orina en un ochenta por ciento, y como nuestros residuos poseen una gran cantidad de sal, están fabricando un procesador de salmuera para recuperar así hasta un noventa y cuatro por ciento del agua de la orina. Por otra parte, se está desarrollando la tecnología precisa para que los astronautas puedan confeccionar sus propias herramientas con impresoras 3-D, y para analizar el aire de las cabinas en busca de contaminantes sirviéndose de monitores atmosféricos.
**En varios episodios de Star Trek se mencionan las unidades de propulsión de iones**, las mismas que luego se han utilizado para la sonda espacial Dawn, que fue lanzada en septiembre de 2007, exploró Vesta en el Cinturón de Asteroides, situado este entre las órbitas de Marte y Júpiter, y gira alrededor del planeta enano Ceres desde marzo de 2015. Estas unidades probablemente acabarán instalándose también en la Orión, y suministran energía eléctrica solar a motores que ionizan los gases nobles y dan empuje para desplazarse durante largos períodos de tiempo.
Por otro lado, como el fuego se comporta de manera muy distinta con microgravedad, la NASA está llevando a cabo los experimentos Saffire para prevenirlo en las naves espaciales, con detectores de incendios que usan un láser para reconocer los compuestos químicos que se producen antes de que cualquier astronauta se percate del humo. Además, los láseres también están sirviendo para mandar a la Luna comunicaciones de prueba, se está simulando un nuevo método de transporte espacial con superordenadores y **supertelescopios como Hubble o Kepler descubren y exploran nuevos planetas, de esos que se añaden a la cartografía estelar de Star Trek en sus cuadrantes y sectores galácticos**; y ya hay robots en Marte.
Pero lo más espectacular de todo hasta ahora es el diseño de un prototipo de nave espacial semejante a la Enterprise, la IXS-110, elaborado por el ilustrador Mark Rademaker con la dirección del ingeniero aeroespacial Harold “Sonny” White, del Centro Espacial Johnson de Houston, Texas. Contemplarla surcar el espacio verdadero, en vez de la galaxia de Star Trek con sus famosos vulcanos, sus klingons o sus romulanos, sería una auténtica gozada para cualquier persona con un mínimo de consciencia sobre lo que significaría.
Sin embargo, alguien podría pensar que, bueno, los objetivos de la NASA y su tecnología para lograrlos serían exactamente iguales con las ficciones de Star Trek o sin ellas. Lo que ocurre es que la filosofía científica y el espíritu explorador en la agencia espacial y en el trasfondo de la saga cinematográfica coinciden al cien por cien, y el hecho es que, por ello, los mismos equipos de trabajo de la NASA declaran, con gran simpatía y sin ambages, que tienen muy en mente las propuestas tecnológicas trek cuando desarrollan las suyas.
El físico David Allen Batchelor, integrante del Centro de Vuelo Espacial Goddard, situado en Greenbelt, Maryland, asegura que la serie les sirve de inspiración, que “hay un montón de empleados de la NASA que son fans” de la misma y que “tratan de hacer que suceda”. Todo para que la humanidad esté en condiciones algún día de explorar a su antojo los confines del Universo infinito; con tantas posibilidades como las que se nos muestran en la mítica saga de Star Trek.