Una de cada cuatro mujeres piensa que la principal causa del cáncer de mama es la predisposición genética. Nada más lejos de la realidad. Sólo entre el 10 y el 15% de los tumores de este tipo tiene un origen hereditario, una confusión que puede dar lugar a a mitos infundados sobre una enfermedad en la que, poco a poco, la medicina va ganando la batalla.
Este desconocimiento puede conducir a hábitos poco saludables, ignorancia acerca de los síntomas de alerta o dudas acerca de la autoexploración, los avances terapéuticos y los efectos secundarios de algunos tratamientos. Problemas importantes si se tiene en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de mama está detrás del fallecimiento de más de medio millón de personas al año. Y, si se habla de individuos, es porque los hombres también pueden padecer este tipo de tumores, aunque representen menos del 1% de los casos, según la Asociación Española Contra el Cáncer.
El 19 de octubre, Día contra el Cáncer de Mama
El centro Salud de la Mujer Dexeus ha llevado a cabo una encuesta entre más de 2.600 mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 85 años. Los datos que arroja son preocupantes. Por ejemplo, aunque una abrumadora mayoría sabe que la detección de un nódulo en el pecho o en la axila puede ser un signo indicativo, desconocen otros aspectos importantes. Una gran parte de las participantes en el estudio ignoraban otros síntomas, como la retracción fija de los pezones, una hendidura, engrosamiento o descamación de la piel.
Además, una de cada tres mujeres piensa que el hecho de tener antecedentes familiares no implica un refuerzo de los chequeos de control o, al menos, que estos no son necesarios antes de los 45 años. Esta opinión es completamente equivocada y puede retrasar el diagnóstico del cáncer de mama. La detección precoz de los tumores es uno de los aspectos más importantes en medicina preventiva, pero no el único. Pensar que la mayoría de los casos de cáncer tiene un origen genético puede conllevar descuidos fatales.
En ese sentido, la Sociedad Americana del Cáncer apunta que hay diversos factores inevitables relacionados con la aparición de tumor en la mama. Como ejemplo, la organización de referencia en EEUU enumera el envejecimiento, la raza y la etnia, la existencia de un tejido mamario denso, haber empezado la menstruación antes de los 12 años y la menopausia después de los 55, la exposición a radiación en el pecho o al estrógeno sintético dietilestilbestrol. En ningún caso el hecho de acumular emociones negativas, algo difundido como somatización puede causar cáncer. Esta teoría, defendida en ciertos círculos pseudocientíficos, es completamente falsa.
Sin embargo, existen otras causas en las que podemos actuar para reducir los riesgos. No consumir alcohol ni padecer sobrepeso u obesidad, así como hacer ejercicio físico, son algunas de las recomendaciones de los expertos. Según la Sociedad Española de Oncología Médica, cada vez hay más evidencias de que el tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama. A pesar de que el consumo de cigarrillos está asociado con un efecto carcinogénico, no se ha determinado una relación clara con este tipo de tumores. Aun así, los especialistas recomiendan no fumar por los daños perjudiciales para la salud que conlleva.
Otro de los aspectos desconocidos sobre el cáncer de mama tiene que ver con los tratamientos aplicados. Por un lado, todavía proliferan mitos sobre la posibilidad de que una paciente reciba homeopatía, a pesar de que la evidencia científica ha demostrado que no tiene mayor efecto que el placebo. Este tipo de productos, que la Organización Médica Colegial ha calificado como "ilusorios" y contra el que también han alzado la voz un grupo de farmacéuticos españoles, ha sido rechazado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC). Desconfiar de charlatanes y seguir las recomendaciones médicas es clave para que la terapia sea un éxito.
Según el estudio difundido por Dexeus, el 76% de las encuestadas desconoce que la quimioterapia que se aplica para tratar el cáncer de mama reduce la fertilidad. A juicio de la mayoría de participantes, ese riesgo está asociado con la dosis administrada y no con el tratamiento, una opinión errónea. Además de la quimioterapia, la investigación ha logrado mejorar las terapias frente a este tipo de tumores, que incluyen la cirugía, la radioterapia o los tratamientos biológicos y hormonales en función del caso. Estos avances científicos han permitido combatir uno de los tumores más frecuentes en mujeres, junto con el cáncer colorrectal y el de pulmón. Seguir investigando nuevas opciones de terapias, métodos de diagnóstico y formas de prevención son aspectos clave para ganar la lucha a esta enfermedad.