En el mundo del emprendimiento, la competencia suele ser feroz. Los modelos de negocio, las experiencias, los focos de mercado se suceden uno tras otro, de tal forma que se concatenan prácticamente sin dejar un hueco de mercado libre durante más de un minuto.
Si nos ponemos a mirar al sector delivery, la guerra se antoja cuanto menos encarnizada. La posibilidad de pedir a través de un par de toques en un smartphone todo lo que necesitemos y tenerlo en casa en menos de una hora, ya se ha posicionado como un requerimiento y una "obligación" para cualquier empresa delivery que se precie.
La lucha de la comida a domicilio
El sector de la comida preparada a domicilio es el que ocupa la mayor cuota de mercado de casi todo lo que es susceptible de venir en una caja. Ya sea elaborado o de materias primas, hay cientos de opciones para no tener que moverse del sofá de casa.
La llegada de Prime Now, la experiencia de comida fresca de Amazon, ha supuesto la revolución de un sector que hasta ahora vivía dividido entre dos bandas: pequeños emprendimientos que habían encontrado un hueco en el mercado y las grandes superficies que mantenían condicionados a sus clientes. Por parte de las primeras, Deliverry y Comprea controlan gran parte del sector. Al fin y al cabo, Amazon sólo llega a una pequeña parte, puesto que obliga a estar registrado como premium para hacer los pedidos.
Pero no vamos a engañarnos. El poder de cuota de mercado de Amazon no tiene competencia alguna. Para desgracia de los pequeños empresarios, la capacidad comercial y de marketing de la multinacional no tiene nadie que le sople. Se ha comido el mercado de otros sectores, por lo que es de esperar que también se coma este.
Por el lado de la comida a domicilio ya preparada, la lucha no es mucho más bonita. Just Eat compró La Nevera Roja no por hacer un favor a unos emprendedores deseosos de vender su empresa, sino por la cuota de mercado. Controla casi el 90% del sector de reparto a domicilio dejando las migajas para los pequeños players. La polémica desaparición de Take Eat Easy y su estela de deudas es sólo un tramo de la cadena, pero por similitudes Deliveroo debería comerse la mayor parte de los clientes huérfanos que ha dejado esta startup.
Pero éramos pocos y llegó otro. Cómo no, Uber tenía que entrar en el mercado de reparto. A través de UberEats, la multinacional californiana tiene claro que pueden comerse a la competencia sin ningún miramiento. De momento, el servicio no está disponible en todos los países en los que operan; pero pronto llegarán a México. Ya están en Barcelona o Estados Unidos. Y como es lógico, cuantos más coches tengan, más capacidad de reparto gestionan.
Contra esta inmensa flota de vehículos nada podrán hacer los repartidores en bicicleta que circulan por las ciudades. Añadiendo, además, la capacidad de salir fuera de los núcleos urbanos de la zona centro.
Pide lo que quieras aquí y ahora
Con el mayordomo virtual de Yexir muerto y fuera de combate, la competencia se reduce a prácticamente a una empresa controlando el negocio. Y, a fin de cuentas, Yexir era sólo un intermediario que se servía de terceros para operar. Por lo que realmente nunca hubo competencia.
Antes de que Glovo llegase a Madrid -su negocio estaba en Barcelona-, Warever intentaba hacerse con la mayor parte de clientes posibles en la capital. Ellos lo tenían claro, vendrían otros haciendo lo mismo y les quitarían el puesto.
La única manera de lograr arañar algo antes de que llegase "el enemigo" era cerrar rondas de financiación; pero el sector no estaba por financiar el negocio. Glovo cumplió su promesa de llegar a Madrid y lo hizo por la puerta grande: más barato, más repartidores, menor tiempo de reparto y la experiencia trabajando en otra gran ciudad. Ya estaba todo hecho puesto que el problema de la madrileña era tener repartidores suficientes como para cubrir la demanda; Glovo no tenía ese drama.
La realidad es que Warever, aunque no haya claudicado del todo puesto que mantiene su app activa, ya no tiene cuota de negocio alguna. Su web ha cerrado y la aplicación falla en la mayor parte de los casos.
La peor pesadilla de cualquier emprendedor, y del mundo de la logística en este caso, se hacía realidad con la experiencia Glovo vs. Warever.