Cuando una obra cinematográfica consigue dar la campanada en el imaginario colectivo, en la evolución del cine o, sencillamente, en la memoria de los espectadores, no es de extrañar que acabe en un crossover, o sea, un cruce de ficciones, o apareciendo en algún programa de televisión con parecida raigambre cultural. La saga de Star Wars lo tenía todo para que esto sucediese, y el caso es que fue lo que ocurrió cuando algunos de sus personajes se vieron las caras con los Muppets o Teleñecos en al menos tres ocasiones.
Una de ellas fue en enero de 1980, momento en que se emitió un episodio especial del muchas veces descacharrante programa televisivo The Muppet Show (Jim Henson, 1976-1981), titulado “The Stars of Star Wars” (4x17) para no llevar a confusión ninguna, que contaba con la presencia de C-3PO y R2-D2, teniendo a Anthony Daniels y a Kenny Baker en su entrañas robóticas respectivamente, de Chewbacca cubriendo con su pelambrera a Peter Mayhew y de Luke Skywalker con el rostro habitual de Mark Hamill, que también participa como él mismo.
Resulta que Chewbacca ha sido secuestrado por el villano Dearth Nadir, un evidente trasunto de Darth Vader a la manera del narizón de Gonzo y al que ya se le había visto antes en el capítulo “Crystal Gayle” (4x02), y el wookie ha enviado un mensaje de socorro a sus amigos, que han ido prestos al Muppet Theater para rescatarlo. No es que se trate de un episodio muy inspirado en absoluto; de hecho, se lo ve bastante tontorrón, con un libreto escaso de chispa y alguna inverosimilitud que ni en el mundo loco de los Muppets podría aceptarse; pero resulta difícil que no nos parezca simpático de todas formas por el carisma de las mismas marionetas.
Uno se pregunta dónde está Harrison Ford y su Han Solo, si bien la ausencia de Carrie Fisher para encarnar a la princesa Leia se suple bien gracias a la señorita Piggy o la cerdita Peggy. No obstante, hay quien desprecia este capítulo tanto como al infame especial de Navidad de la saga galáctica, Star Wars Holiday Special (Steve Binder y David Acomba, 1978), equiparándolos de un modo que no les corresponde, en verdad, aunque desde luego no hay que sobrevalorar “The Stars of Star Wars” lo más mínimo.
Por otra parte, C-3PO y R2-D2 —es decir, Daniels y Baker— aparecieron el mismo año a finales de enero (11x59) y a mediados de marzo (11x81) **en sendos episodios de Sesame Street (Joan Ganz Cooney, de 1969 a la actualidad), el programa infantil también conocido como Plaza Sésamo o Barrio Sésamo en Hispanoamérica que se nutre de los Muppets de Henson: en el primer capítulo, los robots cumplen la misión secreta de entregar un mensaje a alguien de Sesame Street, y en el segundo, van allí de visita nuevamente y, entre otras cosas, R2-D2 se encapricha de una encantadora boca de incendios.
A tenor de todo lo anterior, es lógico sentir curiosidad por el origen del trato entre los personajes de Star Wars y los Muppets; y la repuesta, como quizá hayáis supuesto, es Yoda: el bueno de George Lucas habló con Henson para ver si quería confeccionar la marioneta del pequeño maestro jedi, pero estaba muy ocupado, así que le ofreció la ayuda de otras personas de su equipo, entre ellas, la marionetista Kathryn Mullen y Frank Oz, que ha dado voz al personaje en todas sus apariciones en el cine como ya se la daba a Peggy, a Animal, a Bert o a Grover, también conocidos estos dos últimos como Blas o Beto y Coco o Archibaldo, y al maravilloso Monstruo de las Galletas.
Tampoco cabe duda de que la participación de los actores de Star Wars en The Muppet Show y Sesame Street tenía además como objetivo promocionar la película que se estrenó el mismo año, The Empire Strikes Back (Irvin Kershner, 1980), en la que vimos por primera vez al viejo Yoda animado por Oz. De hecho, sabemos que Peggy y Kermit, la rana René o Gustavo en Hispanoamérica, visitaron el set de rodaje**. Y que ambas franquicias terminasen compradas por Disney no habrá sino estrechado más los lazos entre los héroes de una galaxia muy, muy lejana y tan divertidas marionetas.