El término neurastenia es atribuido a George Miller Beard, un neurólogo estadounidense que alrededor de 1869 lo acuñaría para describir una condición que presentaba síntomas como: ansiedad, dolores de cabeza, fatiga y depresión. Actualmente existe una opinión encontrada entre la comunidad médica respecto a este diagnóstico, sin embargo, lo que aquí nos interesa es el peculiar señalamiento de Miller Beard al atribuir al ajetreo de la vida moderna y el uso de la nueva tecnología (en ese entonces el ferrocarril) la causa de los trastornos de sus pacientes.

A mediados del siglo XIX, el ajetreo de la vida moderna y la nueva tecnología tenían otros significados pero ya, desde entonces, se les atribuía efectos negativos en las personas. Y es que este neurólogo en cuestión proponía que el desarrollo de la civilización, entendida esta como la introducción de medios de transporte más rápidos, electricidad, así como la importancia extrema a la competitividad y la escalada económica, afectaban a las personas de tal forma que estas veían trastornada su calidad de vida.

Así pues, lo que aquí llamamos "neurastenia moderna" se refiere a la misma afectación descrita por Miller Beard aunque con el concepto de la civilización actual, es decir, la hiperconetividad, el uso de las redes sociales, la era de los smartphones, el big data, el fenómeno de los youtubers, los instagramstars, la desmedida importancia al capital de social de la influencia y un largo etcétera.

El enfoque de la "neurastenia moderna" lo descubrí en un interesante ensayo en el sitio Manliness. Y resulta oportuno porque este, al que llamamos aquí "síndrome", puede estar minando nuestro esfuerzo diario y llevándonos a un terreno del que no saldremos. No sabemos qué nos ocurre pero sí sufrimos las consecuencias: estrés, ansiedad, insomnio o el síndrome del quemado o burnout.

Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, Choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin can openers. Choose good health...

El más que famoso diálogo de la cinta Trainspotting de 1996 sigue en pie y probablemente, a veinte años de la misma, se puede agregar una lista interminable de cosas a elegir.

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Además, en la actualidad tenemos de cada cosa una infinidad de opciones. Esto en teoría debería hacernos más felices pero el resultado parece ser lo opuesto. Barry Schwartz asegura que los efectos de tantas cosas por elegir y tantas variantes de una misma cosa provoca dos cosas: parálisis e insatisfacción. Esta última se debe a lo que se llama en economía "costo de oportunidad" y se da cuando existen muchas alternativas para escoger: a mayor cantidad de opciones más alto el coste de oportunidad. Es decir, si algo no sale bien con nuestra elección la frustración es mayor porque supondremos que entre tantas opciones, otra y no la nuestra, habría sido mejor. La parálisis, por su parte, viene cuando vamos a comprar o elegir algo y nos vamos con las manos vacías pues no atinamos a elegir entre las muchas opciones. Estos son los efectos de lo que se llama paradoja de la elección.

La "neurastenia moderna"

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Así pues, entre tanto para elegir y la imagen idealizada del éxito construida por los medios y las redes pueden llevarnos a sentirnos abrumados por lo mucho que tenemos que hacer o la forma en que debemos vivir. Es decir, ya sabemos bien que las redes sociales muestran lo mejor de la vida cotidiana: la comida más bonita, los tenis más caros, las relaciones más agradables, los viajes más envidiados, la alegría desbordada. Por otro lado, nos venden en todo momento el mejor carro, el mejor departamento, el mejor smartphone y, de nuevo, un largo etcétera.

Es posible que entre tantas cosa idealizadas, recortadas y publicadas con filtros bonitos nos estén mostrando demasiadas opciones y, más tarde, luego de la parálisis, venga la insatisfacción si decidimos hacer una sola cosa o la que está dentro de nuestras posibilidades. Y es que, para salir de los efectos de la "neurastenia moderna", debemos darnos cuenta que no podemos hacer o tener todo y que no todo debe ser perfecto; además, que entre las muchas opciones y aunque el coste de oportunidad sea alto, podemos escoger algo dentro de lo que queremos hacer de verdad y lo que podemos pagar de verdad, por nombrar un par de ejemplos.

Por último, valdría la pena que reflexionemos si ese cansancio, ansiedad y demás síntomas que casi parecen comunes en estos tiempos no se deben a todos esos constantes bombardeos de información. Lo mejor sería profundizar en esos síntomas, atender los que pueda tratar un especialista, claro, y trabajar los que podemos resetear. Y así, reconocer que nuestros deseos bien pueden ser muy distintos a las imágenes que aparecen en los medios y redes sociales. Lo más importante es saber que los síntomas de la "neurastenia moderna" no tienen por qué estar implícitos y comprender que podemos sacudirlos con hábitos y deseos a nuestro gusto y alcance; así como que el éxito es un significado personal y no uno prefabricado por las grandes compañías o expectativas sociales.