Cuando se habla de inversores y emprendedores que ponen rumbo al Nuevo Mundo, las palabras que primero salen a relucir son las de Silicon Valley. La meca del emprendimiento, el paraíso para los que quieren montar una startup... Quizá haya sido por las grandes figuras y empresas que se han gestado al sur de la Bahía de San Francisco, o por la historia que tiene detrás, pero la cuestión es que no es el único ecosistema emprendedor en Estados Unidos. Las diferencias existentes entre la Costa Este y la Costa Oeste son muy notables; tanto que ha determinado los modelos de emprendimiento que se han sucedido en cada una de ellas.
La costa oeste o la alineación de los planetas
La historia de las regiones del oeste tienen su tradición en la búsqueda del oro, El Dorado que suele decir. Sin embargo, habrían de pasar unos cuantos años hasta que esta región alcanzase su verdadero "oro". En plena carrera espacial, Rusia tomo las riendas de la situación y se puso a la cabeza de la batalla con el lanzamiento del Sputnik. Este hecho conmocionó al global de la sociedad estadounidense, la cual se vio superada por las fuerzas comunistas. Sobre todo porque años antes, el Gobierno de Estados Unidos ya había establecido la sede de la NASA en Palo Alto (Costa Oeste) atrayendo a la mayor parte de los talentos tecnológicos del país.
La mayor parte de la población que reside en Silicon Valley tiene su origen en los grandes flujos migratorios de la posguerra
Se podría decir que, el éxito de la Coste Oeste se debe al Sputnik. Pero se sucedieron otros factores que sembraron el germen de lo que hoy conocemos como Silicon Valley y alrededores, y que han marcado la tendencia para que esta región acumule en la actualidad prácticamente el 50% de la financiación por parte de fondos privados del país, y la mayor parte de las tecnológicas.
Las políticas en cuanto a gestión y administración siempre han favorecido la innovación y la disrupción, así como una proclive recepción de sangre nueva. En esta región nació un primitivo ARPANET, el padre de Internet, la mayor tecnología comercial, la radio, el telégrafo y gran parte de las tecnologías militares asociadas a las bases que se sucedían por la zona.
En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, un sin fin de jóvenes -muchos de ellos con estudios superiores- volvieron para recuperar sus vidas normales. Que se juntaron con cientos de asiáticos y latinos que, atraídos por unas leyes migratorias más laxas, vieron la zona como mejor lugar para establecerse. Algunos para estudiar y otros para trabajar, lo cierto es que la fuerza laboral de esta zona se multiplicó en cuestión de pocos años.
La Universidad de Standford y la de Berkeley, especializadas en la alta tecnología, ya habían sembrado la iniciativa del emprendimiento años antes. Pero cuando el gran aluvión de jóvenes llegó, Standford vio la oportunidad y creó su propio parque industrial para estudiantes viendo la oportunidad de que los Fondos Federales, antes invertidos en la guerra, podrían derivarse a esta nueva iniciativa; donde por un módico precio podían alquilar oficinas para sus nuevas empresas. Una de las primeras tecnológicas, HP, nació en el garaje de una de las casas de la zona como muchas de otras de las grandes del momento, pero pronto pasó a formar parte de la selecta familia de Standford.
Con un clima prácticamente perfecto y una ubicación aún mejor, la región de Silicon Valley tenía lo mejor para crecer: estar cerca de una gran ciudad, prácticamente despoblada a finales de la Segunda Guerra Mundial, y con precios baratos por tratarse de una zona rural. Al contrario que sus vecinos de al otro lado de la costa, ellos pudieron crear una cultura de cero sin depender de unos parámetros sociales o de la tradición heredada: una cultura atrevida, volcada en el riesgo y con la inspiración de todos las culturas que allí se reunían. La estética informal es solo una representación estética de una cultura enfocada al riesgo que deja en un segundo plano el tema de los ingresos.
Además de que está la ventaja de que crear una empresa nueva es bastante fácil bajo la legislación de California.
Una encorsetada, pero exitosa, Costa Este
Si en el algo se diferencian la Costa Este y la Costa Oeste, además de sustituir las cómodas camisetas y zapatillas de deporte por corbatas y mocasines, es por una larga historia heredada de sus antepasados europeos. Con las peculiaridades propias del pueblo estadounidense, estos tienen los vestigios propios de unas estructuras mucho más rígidas y lentas en las que la innovación es muy importante pero no lo primero.
El espíritu de la Costa Este de Estados Unidos tiene un perfil mucho más conservador, enfocado a los ingresos más que al riesgo
Grandes ciudades, como Boston, que se establecieron como los puertos de entrada de personas y mercancías originarias de Europa. O Nueva York como el centro financiero neurálgico del país. AT&T o General Electric, así como algunas de las más importantes e históricas empresas de tecnología, nacieron, crecieron y se hicieron millonarias bajo esta estructura tradicional. Y, obviamente, con muy buenos resultados.
Las ventajas eran, y siguen siendo, dos. En la Costa Este se encuentran las sedes de la Ivy League, el conjunto de las mayores y más prestigiosas universidades, no sólo del país sino del mundo. Y pese a que la movilidad de empleados en Estados Unidos es muy amplia, la captación de talentos en la Costa Este se hace mucho más sencilla allí. Las facultades de medicina, las grandes empresas o personalidades sólo tienen que darse un paseo por los campus para ver a los líderes del mañana.
Por otro lado, la tradición y la historia ha hecho de estas regiones unos centros financieros con un cariz muy diferente. En ligera modificación con el paso de los años, en esta zona son más reacios al riesgo y mucho más lentos que en California en cuanto a tendencias. Quizá heredando la cultura Europea de los resultados antes que el prototipo, el riesgo no es su principal características. Años de actividad empresarial les han hecho ver que unos números bien consolidados pueden significarlo todo. Han tenido mucho tiempo para perfeccionar su oficio, y saben lo que funciona.