La anterior generación de consolas también será recordada por la introducción de múltiples propiedades intelectuales con un futuro brillante. Una de ellas fue Horizon, cuya protagonista, Aloy, se ganó rápidamente a la comunidad de jugadores de PlayStation. Cinco años después del lanzamiento de Zero Dawn, y cuando todavía nos encontramos en la etapa de despegue de la PS5, Guerrilla Games nos trae la esperada secuela, Horizon Forbidden West.
El juego, ciertamente, estaba previsto para llegar en algún punto de 2021. Sin embargo, el estudio de los Países Bajos requería más tiempo para poder entregarnos un título a la altura de las enormes expectativas. ¿Valió la pena esperar? Sí, totalmente. Si Horizon: Zero Dawn fue una demostración del talento del estudio más allá de Killzone, Horizon: Forbidden West deja en evidencia su maestría en múltiples apartados que hacen grande a un videojuego.
La segunda entrega mejora en muchos aspectos a su predecesor. El primero de ellos: el narrativo. La historia de Zero Dawn nos llevó de la mano a través de un viaje de descubrimiento personal para la protagonista. Fue explorar sus orígenes, aprender a valerse por sí misma en un mundo lleno de peligros y a relacionarse con personas que, en un principio, la excluían. Una vez establecida una base argumental sólida, era momento de emprender una aventura mucho más ambiciosa.
Horizon Forbidden West, como su nombre indica, nos traslada a la región Oeste de lo que alguna vez fue California, en Estados Unidos. Seis meses después de los acontecimientos de Zero Dawn, Aloy y los suyos deben enfrentar una misteriosa plaga que pone en peligro a toda la humanidad. Sus tonos rojos comienzan a asentarse en el territorio, a perjudicar la biosfera y nadie comprende el por qué de su existencia. De lo que sí hay seguridad es que deben actuar lo más pronto posible, de lo contrario se despedirán de la habitabilidad del planeta.
En términos generales, la historia de Horizon: Forbidden West es tan interesante como la del título anterior. Gran parte de esto se debe a ese componente de misterio que se mantiene vigente casi de principio a fin, y que logra transmitirte las mismas ganas que tiene Aloy por descubrir el origen de la plaga y otras situaciones que, pese a no ser tan significativas como evitar el fin del mundo, aportan mucha variedad a la narrativa.
El hecho de llegar a un territorio desconocido es, otra vez, todo un reto para Aloy. Más allá del peligro que representan las máquinas, en las cuales profundizaré más adelante, nuevamente es importante empezar a formar alianzas con las tribus de la región. El problema es que no todas están dispuestas a cooperar con la causa y una en especial, la de los Tenakth, será un dolor de cabeza. La plaga es el eje de la campaña, sí, pero los conflictos con humanos siguen teniendo gran relevancia.
Algo que podrás notar de inmediato es que las microhistorias que te esperan en el Oeste Prohibido, incluyendo aquellas que desarrollan de una manera profunda a personajes secundarios, realmente enriquecen un todo. En Zero Dawn llegué a sentir que algunas misiones, afortunadamente no en una cantidad preocupante, simplemente estaban ahí para aumentar la duración de la aventura, pero no para aportar algo que realmente valiera la pena. Esto ha quedado atrás en Forbidden West.
Desde luego, los giros argumentales otra vez están asegurados. Ojo, varios eventos tienen relación con lo acontecido en el primer título, así que mi recomendación, claro, es que termines las misiones principales de Zero Dawn antes de dar el salto a Forbidden West. Y es que este último ya da por hecho que completaste la aventura previa, entonces no esperes que te den explicaciones sobre la aparición de ciertos personajes o acerca de cómo funcionan las mecánicas más básicas. Aún así, al principio tendrás un súper resumen de los hechos previos.
Ya adentrándome en el apartado jugable, Horizon Forbidden West es una evolución de lo ya visto en el antecesor. Una evolución que, por cierto, cubre el margen de mejora que dejó Zero Dawn, pero que también aprovecha la ocasión para introducir novedades que cambian sustancialmente tu experiencia; principalmente en lo que se refiere a recorrer el amplio territorio. La exploración nuevamente es un pilar, y el juego pone a nuestra disposición un conjunto de nuevas mecánicas que facilitan la travesía.
Esta entrega ofrece un nuevo sistema de escalada "libre", el cual se encuentra inspirado claramente en The Legend of Zelda: Breath of the Wild. ¿El objetivo? Que el juego sea más vertical. Aloy podrá escalar la mayoría de obstáculos y superficies que se le presentan hasta alcanzar zonas elevadas. Y si una escalada luce complicada, siempre podrás apoyarte en el Foco para resaltar unos indicadores que sirven como guía. El sistema funciona bastante bien y los movimientos de la protagonista son de lo más naturales y fluidos.
Ahora bien, en determinado momento tendrás que volver a bajar… ¿verdad? Guerrilla ha pensado en todo y por ello también nos brinda el Alaescudo, una herramienta para planear y descender desde las alturas. Su control es preciso y, más allá de ser un medio de transporte adicional, también se convierte en una herramienta de ataque. Sí, es posible sorprender a los enemigos con el Alaescudo, sin olvidar que los descensos nos permiten apreciar unas extraordinarias panorámicas del mundo abierto.
En tercer lugar, pero no menos importante, tenemos el garfio, una especie de gancho cuyo propósito es facilitarnos alcanzar superficies elevadas de manera rápida. No obstante, también sirve para impulsarlos hacia las alturas en momentos de combate e incluso para huir cuando la contienda no te favorece. Además, existen algunas actividades y zonas que requieren el uso obligatorio del garfio para interactuar con elementos del escenario.
Así pues, estos tres añadidos se complementan para que Horizon Forbidden West explote su jugabilidad vertical. No obstante, nada de esto sería posible si los escenarios no estuvieran preparados para ello. El sobresaliente diseño del mundo abierto, así como el de los niveles, fomenta el uso continuo de las herramientas antes descritas. En este punto también puedo incluir la máscara para bucear, misma que permite la exploración marina. Ninguna se siente desaprovechada y usarlas es un gozo por las buenas sensaciones que transmiten.
Otro elemento que evoluciona favorablemente es el combate. Zero Dawn tenía algunas flaquezas en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Para resolverlo, Guerrilla Games ha ideado un sistema más complejo que se apoya en una mayor variedad de movimientos, combos y habilidades. Sin embargo, está claro que el juego le sigue dando prioridad a los ataques a distancia por medio del arco, el inseparable compañero de Aloy. Este, por cierto, igualmente ha mejorado gracias a los nuevos tipos de flechas. Además, puede combinarse con el Alaescudo o el garfio para disparar desde el aire.
En cuanto al arsenal, también hay novedades. Han introducido un buen número de explosivos y armas con ataques especiales, algunos de ellos con un poder destructivo sorprendente. Pero, además, tendrás la oportunidad de volver a usar las de la primera entrega, así que opciones para plantar cara a los enemigos no te van faltar en Horizon Forbidden West. Eso sí, cada una tiene su maña y la efectividad puede cambiar en función de la máquina que enfrentas.
Horizon Forbidden West es, ante todo e igual que su predecesor, un juego de acción con elementos RPG. El sistema de progresión está de vuelta, pero ahora es ligeramente más robusto. Para empezar, el árbol de habilidades ha cambiado significativamente respecto al primer juego; hay mucho más por desbloquear conforme subas de nivel y cada "rama" cubre un estilo de juego específico. Por ejemplo, el sigilo o los ataques a distancia. Por otra parte, ahora es primordial poner atención a los atuendos que usamos, pues estos refuerzan las estadísticas y habilidades del personaje.
Hay una razón clave por la que Aloy tiene un amplio abanico de recursos para recorrer y enfrentar las amenazas del Oeste Prohibido. Sí, tiene armas y habilidades que la hacen letal, pero esto se debe a que los peligros que hay allá afuera también están al mismo nivel de peligrosidad. Las nuevas máquinas que te encontrarás en el Oeste Prohibido son, en su gran mayoría, mortíferas. Créeme, más de alguna te costará múltiples intentos por lo retador que es derrotarlas.
Nuevamente será esencial estudiar sus movimientos, sus patrones de ataque e identificar sus debilidades. Una vez obtenida esta información, lo siguiente es escoger el armamento adecuado para causarles daño. Parece fácil sobre el papel, pero es un componente estratégico que transcurre en cuestión de segundos. El diseño de las nuevas máquinas, principalmente las que fungen como jefes finales, es excepcional. No solo por lo majestuosas que pueden llegar a ser en términos de tamaño y aspecto visual, sino también por su poder de fuego.
Ojo, no todas serán una amenaza, ya que hay nuevas máquinas que pueden convertirse en tus aliadas. Una en especial te dejará perplejo por lo que significa para los traslados en el mundo abierto. Guerrilla Games la mantuvo en "secreto" y no seré yo quien arruine la sorpresa. Solo te puedo decir: prepárate para surcar los cielos —y no me refiero al uso del Alaescudo—.
Mucho se ha hablado sobre el lanzamiento intergeneracional de Horizon Forbidden West y cómo está decisión, tan polémica en un principio, podría pasar factura al apartado visual del juego en su variante next-gen. Sin embargo, puedes estar tranquilo, porque estamos ante uno de los mayores exponentes visuales de los mundos abiertos. El título luce asombroso tanto en PS4 como en PS5, aunque es en la segunda donde quedarás atónito. No exagero, la diferencia entre ambas es muy grande.
Debo resaltar, primero, la atención por el detalle de Guerrilla Games. Sin importar las grandes dimisiones del escenario, no hay un solo rincón del Oeste Prohibido que haya sido descuidado. Texturas, modelados de objetos y personajes, animaciones, partículas e iluminación; todo tiene un nivel de calidad excelente y muy acorde con las exigencias que demandan los proyectos de PlayStation Studios. El apartado artístico es brillante y no solo queda patente en lo visual, también en lo auditivo con efectos sonoros muy bien logrados, una banda sonora que vuelve a ser épica y un doblaje a la altura de un título AAA.
Los elementos anteriores, conjuntamente, consiguen formar una puesta en escena que eleva el listón del género. Allá donde vayas se percibe que el territorio tiene vida propia, ya sea por la presencia de las máquinas en su "hábitat", por los asentamientos tan detallados de las tribus o porque simplemente la naturaleza hizo de las suyas para cubrir el mundo antiguo. Recorrer el escenario puede llegar a convertirse en una experiencia contemplativa porque sus paisajes tan diversos se robarán tu mirada una y otra vez. En esto también influye que el HUD es mucho más limpio.
Técnicamente hablando, no se le puede reprochar mucho a Horizon Forbidden West. Lo único negativo es que hubo ciertos momentos —pocos— en los que pude notar que la carga de algunas texturas se tardaba más de la cuenta. A pesar de lo anterior, es evidente que el Decima Engine, el motor gráfico del estudio europeo, ha pisado con el pie derecho la nueva generación. Se ofrecen dos modos gráficos, uno que prioriza la resolución (4K) y el otro el rendimiento (60 FPS). Además, prácticamente todas las interacciones del personaje aprovechan muy bien los gatillos adaptativos y la retroalimentación háptica del DualSense.
Horizon Forbidden West es todo lo que estuviste esperando. Volver a impresionarnos tras una sobresaliente primer entrega no era una tarea fácil, pero Guerrilla Games halló la fórmula correcta para que Aloy y su nueva aventura, que fácilmente puede extenderse por más de 50 horas, escalasen hacia un nivel muy cercano a la excelencia. Sin temor a equivocarme, te puedo decir que, por ahora, es el mejor título exclusivo en el catálogo de la PlayStation 5; uno que no puede faltar en tu biblioteca. Prepárate para el 18 de febrero.