Cuando hace algunos años empezaron a surgir esas extrañas criaturas conocidas como unicornios, una de las primeras preguntas que se plantearon era cuánto iba a tardar en caer la primera. Desde hace algunos meses hemos tenido los primeros indicios de lo que podría ser el primer unicornio en caer, de hecho algunos ya andan de matanza; pero no precisamente por agentes externos. Todo apunta a que aparentemente tienen una ligera tendencia al suicidio. Este caso es el de Evernote.
Evernote acaba de despedir a 47 empleados y cerrar tres oficinas
La compañía, en términos generales ha pasado durante los últimos años por un desierto de ideas principalmente. La aplicación que se emplea para guardar y gestionar notas ha andado a base de palos de ciego con sus diferentes modelos de negocio: Evernote Food, Evernote Peek, Evernote Hello y Evernote for Busines, que ha tenido que complementar con un significado incremento de la financiación por parte de inversores privados. Un hecho muy normal para empresas de este sector, si no tenemos en cuenta todos los problemas que han empañado la imagen de la marca del elefante.
2012 fue su año estrella para la financiación, unos 155 millones de dólares empleados básicamente en salvar la compañía. Los cuales quedaron por los suelos cuando en 2013, año en el que no pudo recaudar ni un solo centavo, posiblemente por el gran problema que se le presentó a la compañía; los servidores de Evernote fueron hackeados en 2013, por lo que la compañía solicitó a sus usuarios que, para preservar sus mails y datos, cambiasen sus contraseñas. Nada bueno para una empresa de la nube.
Pese a sus intentos de monetización, la compañía sigue sin poder levantar cabeza ni encontrar una base de negocio estable. Por lo que hace unos días, el nuevo CEO de la compañía, el ex Google Chris O’Neill, anunció el despido de 47 empleados y el cierre de tres oficinas. Lo que a todas luces es un intento de salvar los muebles, se ha encuadrado en la estrategia del nuevo líder de la compañía, con un perfil mucho más técnico que su fundador Phil Libin, de iniciar un proceso de expansión y crecimiento "diferentes". O dicho de otro modo, redefinir los objetivos de la compañía para no echar el cierre.
Cuando Evernote se pasó al lado oscuro
Sin lugar a dudas, la aplicación de Evernote supuso un cambio para el mercado de las aplicaciones; toda una novedad a la hora de organizar notas, apuntes, grabaciones de voz, y hasta facturas. Algo nuevo para el sector que, pese a tener algunos sustitutos, seguía marcando la pauta. Con diferentes formas de uso en las que todas eran gratuitas excepto las cuentas premium.
Todo muy bonito, hasta que un día algún miembro del equipo de Evernote se le ocurrió limitar las funciones gratuitas más elementales, y sustituirlas por unos fastidiosos pop-ups y banners dedicados a vender las bondades del modo de pago. En un periodo de apenas horas, los usuarios que no pagaban se convirtieron en una plaga a eliminar. Y no solo a los usuarios "de gratis"; los premium también sufren ese continuo acoso, vía aplicación y mail, que les impide trabajar de una forma rápida y orgánica. Todo esto, como forma desesperada de conseguir monetizar de alguna forma la actividad de la compañía.
Con todo esto, Evernote se volvió cruel. Todos sabemos que no podemos todo gratis. Y si bien, como usuario que no paga no puedes exigir nada, el paso de adorar una aplicación a querer volver a usar el tradicional post-it no debería ser tan drástico. Pero Evernote lo ha conseguido, y con ello posiblemente esté cavando la tumba de lo que podría ser el primer unicornio muerto de la historia.