Mad Max: Fury Road es lo que esperábamos de un reboot salido de la cabeza de Miller. Espectacular en todos los sentidos y, sin duda, el reclamo perfecto del cine post-apocalíptico que en su día empezaba con el mismo personaje. La unión de la locura con el desierto más desesperado en una ópera amenizada a base de gasolina, fuego y polvo.30 años son muchos años para tener el valor de hacer un reboot de una de las franquicias más populares y míticas del cine de ciencia ficción post apocalíptico o de cualquier franquicia de películas si nos ponemos. Pocas obras como Mad Max han influenciado tanto las producciones posteriores como la que en 1979 lleva a las pantallas los desiertos y la sociedad distópica por poco más de un cuarto de millón de dólares, y pocas veces un reboot de una franquicia se ha hecho manteniendo la esencia de la original pasando esos casi 30 años. Ni Lucas, ni Spielberg ni Scott pudieron hacerlo, o al menos no al mismo nivel al que lo ha conseguido George Miller.

Aquí todo está más roto. No hay carreteras. Polvo, sangre, fuego, oxido y la sensación olor a gasolina aunque no lo percibas. La locura, que esta vez sobrepasa el límite de lo razonable con dos horas de persecución en la que ese sensación de desasosiego se mezcla con un caos que nunca termina. Un convoy de la muerte con su propia banda al ritmo de los tambores y del sonido de una guitarra eléctrica que retumba a ecos de un universo desquiciado en el que todos están locos; una pesadilla salida del imaginario de Slipknot dentro de la mente de Behemoth a las puertas del Valhalla.

FURY ROAD

En este nuevo caos salido de la cabeza de Miller, volveremos a encontrarnos con Max, una reinterpretación del personaje de Gibson de la trilogía original protagonizado esta vez por Tom Hardy, con Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne, quien interpretó al villano Toecutter y jefe de The Acolytes en la entrega original de Mad Max), señor de los War Boys como antagonista y Imperator Furiosa (Charlize Theron) como núcleo central de esta entrega; porque es a través de los ojos y de la historia de Imperator Furiosa de quién conoceremos esta nueva locura.

Mad Max es una carrera a la locura con la factura más alta que se recuerda de una cinta de Miller, una huida hacia adelante a velocidades de vértigo y a lo largo de tramos salvajes del desierto implacable en un mar de fuego, una lluvia de balas acompañada por un rugido ensordecedor al ritmo del más loco metal y con la voz en off de Tom Hardy como alfa y omega del total: la épica de Imperator Furiosa por terminar con la tiranía de los hombres en un viaje hacia la redención. mad_max_fury_road_wallpaper_1920x1080_by_sachso74-d8r49tiLlegados a este punto cualquiera estaría de acuerdo en decir que Imperator Furiosa es, sin duda, el mejor personaje de todos los que nos presentan en esta nueva versión de Mad Max. Y es que los que recuerden a la trilogía original sabrán que las mujeres nunca lo han tenido muy fácil en este páramo post-nuclear y la violencia hacia ellas ha sido uno de los recursos de Miller para mostrar la crudeza de este universo inhóspito y violento. Ahora, en vez de ser este un elemento que se deja en segundo plano para reforzar la sensación de desesperación, se convierte en el elemento principal: el viaje de Imperator Furiosa en la la búsqueda de un lugar seguro, lejos de la locura y la tiranía de los hombres. Es de agradecer que en un universo como el de Mad Max, donde la testosterona, los motores V8 sobrealimentados y el olor a gasolina y a óxido son los elementos que conforman el pasaje, se haya dado el peso protagonista de esta nueva entrega de la franquicia a un personaje femenino.

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Mantiene la esencia de la trilogía original pero con un planteamiento diferente Imperator Furiosa busca durante toda la película la redención, pero lo hará al lado del nuevo Max de Tom Hardy que repite, como en The Dark Knight Rises, con máscara en la boca durante una buena parte de la cinta. Ya no es el antihéroe carismático de la entrega anterior. Ahora es una persona oscura y atormentada por el pasado que encaja a la perfección con ese universo de fuego y polvo. Mad Max: Fury Road mantiene esas escenas de niños de la guerra catapultándose en una persecución infinita de vehículo a vehículo, cada uno más impresionante y más oxidado, mientras suena la guitarra de un tipo colgando de un gran camión al ritmo de los tambores rituales, todo sobre un fondo de efectos especiales que harían emocionarse a Michael Bay.

En este camino, la ausencia de diálogos en casi buena parte de la película la convierten en una huida un poco extraña, pero sin duda refuerza enormemente la dureza de los que nos están contando y sobre todo la de los personajes. El uso de lenguaje es mínimo, y las veces en las que se usa es para dar más fuerza a la escena. Y es que ahora los personajes que se cruzan en el camino de Max Rockatansky no son un puñado de carroñeros en busca de un poco de gasolina y agua. Ahora esa sociedad se ha transformado en criaturas oscuras que comercian con leche materna y mantiene a raya a su pueblo con la privación de agua.

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Todo estos elementos convierten a Fury Road en una película violenta, pero esa violencia se siente casi normal en el nuevo universo de Miller, en el que el nuevo Max está impulsado, culpa de esa violencia, por los recuerdos del pasado. Los pecados del padre, cuyos únicos compañeros de viaje son los mismos fantasmas del pasado que no pudo salvar le han empujado a una locura igual a la del mundo en el que vive. ¿Cómo no estar loco?

Lo cierto es que todo esto parece normal, Miller nunca ha estado demasiado dispuesto a crear personalidades sencillas para sus personajes. Ni si quiera en la primera trilogía en la que según avanzaban las cintas todo se volvía mas desesperado y caótico, los arcos de los personajes eran sencillos de asimilar. Quizás este apartado es que puede hacer aguas dentro del conjunto, un ascenso de personajes que de pronto se detiene en seco a media cinta para coger fuerza suficiente en el último tramo de la misma.

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Por todo ello, tal como está contada la historia, apenas existen altibajos que puedan alterar el mensaje principal de esta nueva entrega. El ritmo, que en general está marcado por fundidos en negro a modo de capítulos dentro de la misma historia, la edición, la música y su combinación con el sonido ambiental y los efectos especiales, e incluso el sustrato emocional es muy superior al de otro tipo de cintas que se consideran mucho más elaboradas. Todo lo anterior, junto al absoluto cariño y mimo en los vehículos -absolutos protagonistas, como no puede ser de otra forma- y pocos decorados, a cada cual más impactante y original, y los antagonistas principales, bien definidos y con mucha personalidad, convierten a Fury Road en una de las mejores películas de acción de los últimos tiempos.

Un eco en el pasado que recuerda a la trilogía que hizo famoso a Gibson pero con un planteamiento diferente, mucho más distópico, mucho más violento, y en definitiva, mucho más elaborado. Una película en la que cada pocos minutos crees que ha llegado a su punto álgido pero rápidamente aparece algo lo suficientemente épico para dejarte con la boca abierta. En pocas palabras, imperdible.

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Conclusión

Mad Max: Fury Road es la redefinición del imaginario de Miller para el fin del mundo que, de nuevo, a golpe de polvo, gasolina fuego y carroñeros nos presenta un universo en el que los hombres, peones de dementes que prometen el Valhalla mientras privan de agua a su pueblo, han condenado a una humanidad cuya única esperanza son las mujeres. Esta última cinta de Miller también funciona como un manual al uso de lo que debe hacerse bien en el cine de ciencia ficción. Una bofetada al abuso del CGI con una de las mejores ediciones y ambientaciones de su género. En definitiva, uno de los títulos imperdibles de este curso y uno de los mejores reboots que recuerdo de una franquicia del pasado; la mejor cinta en lo que llevamos de año que va a encantar los que busquen grandes dosis de acción y un nivel de tensión a la altura del universo de Miller.

Pros

  • El universo creado por Miller es más loco y desquiciado.
  • Ritmo sin apenas altibajos y repleto de acción
  • La ambientación, edición y sonido.

Contras

  • Se echa de menos más fuerza en algunos personajes.
  • El cambio de colores durante buena parte de la trama rompe un poco la inmersión de ese desierto infinito.

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