Con el iPhone 6, Apple redujo el grosor hasta menos de 7 milímetros, una cifra realmente baja. Oppo ha hecho algo similar con su Oppo R5, el cual se queda en unos asombrosos 4.85 milímetros. Y así podemos citar una gran cantidad de casos. Los fabricantes de smartphones cada vez buscan reducir más el grosor de sus smartphones. A cualquier precio.

La principal perjudicada de esta reducción de grosor es la batería, la cual suele verse reducida considerablemente por temas puramente físicos. Esto, a su vez, se traduce en una autonomía inferior –aunque siempre hay excepciones–, algo de lo que precisamente no pueden presumir los smartphones actuales. Pero a pesar de ello, los fabricantes siguen en sus trece reduciendo grosor con cada nueva generación.

Así pues, hoy os preguntamos: ¿prefiere un grosor ligeramente mayor y, a cambio, obtener una mayor autonomía o, por el contrario, creen que los fabricantes deben continuar con baterías mediocres y grosores cada vez más reducidos?. Como siempre, les invitamos a responder a esta pregunta en el cuestionario inferior y, si lo desean, en los comentarios, donde pueden dejarnos una opinión mucho más detallada al respecto.

Como siempre, también repasamos los resultados de la pregunta de la semana pasada, en la que os planteábamos la posibilidad de pagar por actualizaciones de software más elaboradas y pulidas. Según los resultados que hemos obtenido, parece que la gran mayoría de nuestros lectores no pagarían por ellas, pues creen que ese pago ya está incluido en el precio de venta al público de los productos cuando se adquieren. Por el contrario, un 29% de los encuestados sí pagaran por actualizaciones más elaboradas y pulidas.

Personalmente sí pagaría por actualizaciones de software más elaboradas siempre que no tuvieran un precio desorbitado. Pero entiendo que ese modelo es inviable, pues la gran mayoría de usuarios no estaría dispuesto a hacer lo mismo –muchos ni siquiera pagan por aplicaciones, así que dudo que se animen a pagar por actualizaciones de software–.