Se dice pronto, pero las 3,8 millones de unidades que ha vendido la Raspberry Pi no son nada desdeñables, especialmente porque cuando se lanzó allá por 2012 The Pi Foundation esperaba vender sólo 10.000 de las mismas. Dos años más tarde, la Raspberry Pi no sólo se ha convertido en un icono de la cultura libre sino que además ha sido la base para otros proyectos tan interesantes como Kano o Pi Vessel, del cual hablábamos hace poco.

El dispositivo recibía hace poco su primera actualización importante en hardware con el modelo B+ que incluía dos puertos UBS extra sobre los dos que ya traía como base y además cambiaba el almacenamiento de tarjetas SD a microSD, a la vez que mejoraba drásticamente su consumo energético. Sus dos principales bazas sin embargo, esos 512MB de RAM y el procesador, permanecían invariables desde el lanzamiento hace dos años así que imaginamos que pronto tendremos novedades al respecto.

Por sólo $35 dólares, su precio oficial, la Raspberry Pi nos permite crear sin mucho esfuerzo y con un mínimo de conocimientos cosas tan interesante como un emulador de consolas retro (casi todas soportadas hasta la generación de la Nintendo 64/PSOne, cuyas ROMs se ejecutan un poquito más lento de lo que me gustaría), un Media Center para reproducir sin esfuerzo películas y series en la TV del salón o un simple NAS si le conectamos un disco duro. En Gizmología ya repasamos con sendas entregas algunos de los geniales gadgets que pueden crearse con ella.

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