La historia de la ciencia está plagada de anécdotas curiosas, trabajos infatigables y estudios por hacer de este planeta un mundo mejor. Sin duda, en esas miles de biografías de investigadores que han dado su vida por el conocimiento, debemos destacar el de Dian Fossey.

Su nombre no solo pasó a la Historia con mayúsculas por su valentía y generosidad. Formó parte del grupo de "trimates", las tres científicas que dedicaron buena parte de su vida al estudio de los primates, junto con Birutė Galdikas y Jane Goodall.

Mientras que la primera se dedicó a observar los hábitos de vida de los orangutanes, Goodall analizó el comportamiento de los chimpancés. La tercera de ese selecto grupo de investigadoras, Dian Fossey, es la única primatóloga que no sigue viva. Su vida y su valentía dedicada al estudio de los gorilas de Ruanda provocaron que fuera asesinada en 1985. Su trágico final, sin embargo, no ha quedado en el olvido.Fossey dedicó su vida al estudio de los gorilas en su entorno natural

Hoy la gran Dian Fossey hubiera cumplido 82 años. Nacida en San Francisco, ya en su tierna edad comprendió que quería dedicar su vida a los animales. Sin embargo, su padre, demasiado exigente, pretendió que la joven Dian se dedicara al mundo de los negocios. Por suerte, no lo consiguió. A los 19 años comenzó a cursar asignaturas de veterinaria, aunque finalmente terminaría la carrera de terapia ocupacional.

Tras varios años trabajando en centros hospitalarios, un viaje a África en 1963 lo cambiaría todo. Tres años más tarde, Dian Fossey comenzaba sus primeras investigaciones de los gorilas del Congo. Su objetivo no era otro que seguir el camino iniciado por la conocida primatóloga Goodall.

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La situación política en aquel país no tardaría en empeorar. Por este motivo, Dian Fossey se trasladó a Ruanda, región donde continuaría sus estudios sobre los gorilas en la niebla, como titularía a su libro más personal, publicado en 1983. Solo abandonaría el país para completar su tesis doctoral en la Universidad de Cambridge.

A pesar de su reconocido trabajo investigador, Dian Fossey era considerado un enemigo por diferentes sectores de la población. Su fuerte oposición al turismo, debido a que consideraba que interfería directamente con el entorno natural que observaba y amaba, y al tráfico ilegal de animales en Ruanda, le granjearon demasiados enemigos. Tantos que en 1985 Fossey fue asesinada. Las circunstancias de su muerte aún continúan sin esclarecerse del todo.

Las últimas palabras que escribió en su diario son, sin lugar a dudas, fuente de inspiración para cualquier científico y persona que ame los proyectos que emprenda. La extraordinaria vida de Dian Fossey no ha de quedar en el olvido. El homenaje de Google con su doodle de hoy nos recuerda a una de las personas más brillantes y valientes de la historia de la ciencia:

Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en la conservación para el futuro.

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