A mediados del siglo XIX se desató la "Fiebre del oro" en California. Ingentes cantidades de inmigrantes llegaban a la Costa Oeste, y San Francisco pasó de ser una aldea a una gran ciudad gracias a este fenómeno. Medio país y multitud de extranjeros llegaban para conseguir su parte del botín. Más de siglo y medio después, la historia se repite, sólo que la relevancia digital ha sustituido al oro, e Internet ha sustituido a California. Los otrora buscadores de oro son ahora los influencers, seres de medio pelo que deambulan por la red buscando hacer creer a las marcas que son importantes y que deben contar con ellos para sus saraos mediáticos. Muchos lo han conseguido y han hecho de ello su medio de vida. Tú también puedes intentarlo, y aunque te verán como otra piraña en la pecera en un principio, podrás acabar uniéndote a su selecto club. Eso sí, un influencer jamás se autodenomina "influencer". Simplemente es alguien "muy relevante que tiene grandes relaciones con las marcas". Para llegar a este estatus el camino es duro, pero con estos 7 sencillos pasos se te hará más fácil. A por el oro.

1. Compra followers

No tengas escrúpulos, un influencer con escrúpulos no es nada. Ahora no hay tiempo de pensar en estrategias de crecimiento orgánico, necesitas algo mucho más rápido. Con tus 200 followers no llegas a ninguna parte, así que lo mejor es que entres a cualquier página de compra de followers y te hagas con un buen pack. 1.000 no son suficientes, empecemos fuerte: 25.000. Depende de la web donde los consigas el precio de este pack puede variar entre 150 y 350 dólares, aunque no puedo garantizar su fiabilidad. Pero sí garantizo que si cumples el punto 2, habrá quien empiece a visitar tu perfil para ver quién eres, y se creerá que hay 25.200 personas que quieren escuchar lo que les dices.

2. Menciona a absolutamente todas las marcas

De coches, de teléfonos móviles, de electrodomésticos, de bebidas alcohólicas. De lo que sea. Necesitas visibilidad, así que tendrás que ser expeditivo con esto. Que no te importe que tu timeline se acabe pareciendo al mono de un piloto de Fórmula 1. Puedes empezar a calentar músculo con algo usual:

Enamorado de mi nuevo @HTC_es One.

Me pregunto si @Orange_es podrá responder a la nueva tarifa de @somosYoigo, me gustaría quedarme con ellos.

Así das a entender que eres alguien importante, que tus 25.200 followers pueden impactarse por tus opiniones, y que no eres necesariamente amable con cualquiera. Luego puedes pasar a la acción:

Whoa, este café de @Nespresso está increíble! Ojalá me dejen probar su máquina nueva.

Qué maravilla de sandwich de @RodillaSandwich, no comía uno tan rico desde aquel viaje a London con @Iberia.

Salvo que solucionen mi incidencia en 24 horas, no puedo aconsejar a nadie portar a @ONO_ONO. Decepcionado.

Puedes ser amable, pero no en exceso. Puedes ser crítico, pero con moderación. Lo importante es que sepan que estás abierto a hablar bien o mal de ellos a cambio de favores. Pero siempre mencionando a las marcas, más de las que crees se doblegarán ante ti y tus muchosfollowers.

3. Que tu bio de Twitter no delate tu realidad

Influencers - InfluencersPara empezar, con tu ubicación. Ser de Alpedrete, Castillejo de Iniesta o Lepe está bien, pero si lo que quieres es triunfar, obligatorio sustituirlo por la capital de provincia. Si el resultado tampoco queda del todo convincente, siempre puedes añadir Madrid, como si vivieras a caballo entre esas dos ciudades. Por ejemplo, "Murcia / Madrid". Y luego ya rizar el rizo con tres ciudades, como "Murcia / Madrid / Barcelona" y demostrar que eres más cosmopolita que nadie. Darás a entender que eres bien cool y te mantienes en tu tierra, pese a que tu apretada agenda de influencer te obligue a visitar la capital o incluso más ciudades con frecuencia. Sobre todo para eventos, pero también para tus "proyectos y emprendimientos", aunque de esto último tengas más bien poco. Pero nadie lo sabe, y con la verdad por delante no se llega a influencer.

Luego está la bio en sí misma. Di que eres fotógrafo. Aunque sea mentira, siempre luce bien. Di que eres emprendedor, aunque no tengas iniciativa ni para ir a lavar el coche. Cosas como "SEO / SEM / Marketing Online / Community Manager" son un must en la bio del buen vendehumos influencer. Y si no tienes mucho más que poner, siempre puedes autodenominarte "Conferenciante". Que no te impacte la nula relación entre término y realidad, lo resolveremos en el punto 6.

4. Conviértete en un sueltafrases

No te llevará más de 20 minutos por la mañana buscar una web genérica llena de citas y frases motivacionales, copiar unas diez, pongamos, y programarlas a lo largo del día con herramientas como Hootsuite o Buffer. Luego sólo has de esperar sentado a que lleguen los retuits, mientras piensas cómo exprimir a la primera marca a la que se le haya ocurrido hacerte caso (pobre de ella, venturoso de ti).

Pro tip: da los buenos días y las buenas noches. Como influencer, tu Twitter ganará un valor añadido importantísimo.

5. Cómprate un esmoquin

El traje que tienes en el armario no vale. Si te faltan ideas puedes consultar la guía para emular el "total gray look" de Guardiola. Que tu atuendo hable por sí sólo de tu gran relevancia digital. Lo necesitarás en los muchos eventos a los que asistirás a partir de ahora, el teletrabajo ya no vale. Han de verte en persona, bien elegante. Comer cupcakes mientras tuiteas con un hashtag corporativo es muy diferente si se hace con un esmoquin que con unos vulgares vaqueros y una sudadera. Y el influencer es elegante por definición. Sin un buen look, te falta algo importante y estarás muy limitado. Como si fueras a Ikea en metro.

Pro tip: lleva siempre un elegante pañuelo en el bolsillo del esmoquin. Las croquetas que se sirven en los cáterings dejan migas por todas partes.

6. Hazte conferenciante

Una afirmación así puede chocar demasiado, quizás pienses que te será fácil comprar un esmoquin o followers, pero que ser conferenciante es algo muy lejano. Realmente no lo es. De hecho, serás conferenciante universitario. El cómo es muy sencillo: las universidades alquilan sus salones de actos para, valga la redundancia, actos. Tú mismo puedes alquilarlos por una tarde por un precio de entre 100 y 300 euros, según universidad y tipo de espacio. Luego sólo has de invitar a la familia y a los amigos, y presentar una charla vacía propia de 2009 sobre el estado de internet según tú. Tirado de precio, comparado con lo bien que lucirá en tu Twitter y LinkedIn que eres "conferenciante universitario". No era tan difícil conseguirlo. Si te entran dudas sobre la moralidad de esto, recuerda la mítica aclaración de Lionel Hutz sobre "la verdad":

7. A vivir del cuento

Influencers - Influencers

Llegados a este punto, ya deberías tener al menos 26.000 followers, dos marcas (o tres) que te hagan caso, un esmoquin con olor a gin-tonic y empanadillas, y un LinkedIn absolutamente envidiable en el que dejes caer como si tal cosa que eres conferenciante universitario. Además, haberte convertido en un sueltafrases te dará solera para poder escapar de cualquier conversación incómoda ("¿y tú, a quién impartes esas conferencias...?") en uno de los muchos eventos a los que tu duro trabajo te hará asistir (recuerda: Murcia / Madrid / Barcelona). En los primeros eventos a los que acudas acusarás tu falta de experiencia, pero sólo tienes que hacerte con una copa, apoyar el codo en una barra alta, y poner cara de interesante. No mires el móvil, eso es de forever alones. Simplemente evalúa el ambiente con la mirada de quien se sabe superior a los demás. Notarás que empiezas a cabalgar sobre la ola de una fama exagerada cuando la gente se acerque a saludarte. Tu puesta en solfa habrá sido un éxito. Enhorabuena, eres uno más. Te pasarás los días de evento en evento. Ya eres un influencer.