Una de las áreas de servicios en la que más competencia podemos encontrar, dentro del mercado de las comunicaciones móviles, es la mensajería móvil instantánea. Desde hace tiempo venimos oyendo que servicios como WhatsApp o BlackBerry Messenger han fagocitado, literalmente, los ingresos de las operadoras por los SMS puesto que este tipo de servicios, que utilizan la conexión de datos del terminal o conexiones Wi-Fi, nos permiten el intercambio de mensajes y archivos multimedia fácilmente y, claro está, con el consiguiente ahorro de costes. Lógicamente, este camino abierto por RIM o por WhatsApp ha captado a atención de muchas empresas (grandes y pequeñas) y ha atraído a otros players hacia un mercado que cada vez está más saturado (y donde WhatsApp sigue siendo el indiscutible rey).
Kik Messenger, GroupMe o Facebook Messenger son, quizás, algunos nombres más conocidos de los otros actores que intentan buscarse un hueco en este mercado que también ha atraído la atención de fabricantes como Samsung con ChatON y operadores como Telefónica como TuMe. Este espectro tan amplio comienza a ser ya inmanejable y, a pesar de todo, los usuarios se siguen decantando por un WhatsApp que está mejorando las prestaciones del servicio y que, al añadir el cifrado de los mensajes, parece mirar directamente a las comunicaciones corporativas. Precisamente, con prestaciones muy similares y la espectacular acogida de WhatsApp, en términos generales no tiene mucho sentido intentar abrir brecha en este mercado salvo que se lancen productos innovadores y que aporten valor, sin embargo, parece que "reinventar la rueda" se ha convertido en una constante que ha calado en el mundo de los operadores puesto que Orange ha lanzado su propio servicio: Libon.
La noticia, en mi opinión, es bastante sorprendente puesto que aspira (al igual que Telefónica con TuMe) a enfrentarse directamente a Viber (con las llamadas de VoIP) y a WhatsApp (mensajería instantánea) y aunque pueda parecer un objetivo de lo más lógico es un ejemplo de la poca coherencia existente en el sector de los operadores puesto que Libon entra en competencia contra el propio Orange y sus acuerdos de cooperación.
¿Libon de Orange compite contra Orange? Si bien puede parecer una paradoja, en el año 2008, pensando en ofrecer servicios de valor añadido sobre redes de nueva generación (como LTE), operadores de todo el mundo que formaban parte de la GSM Association suscribieron un acuerdo para desarrollar un marco común de servicios de valor añadido que fuesen interoperables entre operadores, es decir, establecer un marco de servicios que todos los operadores pudiesen prestar y ofrecer a los usuarios (incluso en roaming) llamadas IP o mensajería instantánea. Este marco de servicios, conocido como Rich Communication Services se materializó en un servicio de mensajería instantánea móvil que parecía que iba a ser la respuesta al unísono de todos los operadores a WhatsApp, un servicio al que se llamó Joyn.
Y, precisamente, ahí está la paradoja de los operadores frente a la mensajería instantánea, por un lado se apuesta por un marco de interoperabilidad (que ya ofrecen Vodafone y Telefónica en España y que, teóricamente, iba a ofrecer también Orange que ya lo tenía en fase beta) pero, por otro lado, se analiza el éxito de WhatsApp y se decide que con una apuesta propia hay oportunidad de captar una importante cuota de mercado. Apostar por Joyn por un lado (que ya es reinventar la rueda) y, por otro lado, volver a inventar la rueda y apostar por un servicio propio no es un movimiento coherente porque, en el fondo, lo que se deja entrever es que el esfuerzo por la interoperabilidad es algo fútil y que, por tanto, son servicios que nacen abocados al fracaso y a caer en el olvido (lo cual es una pena).
Un producto tiene éxito cuando soluciona una problemática real o es capaz de crear una necesidad en el usuario, es decir, algo que sí que consiguió WhatsApp que fue capaz de visualizar la oportunidad de hacer al usuario ahorrar dinero y ofrecerle comunicaciones a tiempo real; un carro al que se han intentado sumar otros actores aunque no todos con la misma suerte. Marcar la diferencia y aportar valor al usuario, en el fondo, es lo que importa y lanzar algo similar a un servicio de éxito, simplemente, "porque se debe estar ahí" es un razonamiento bastante arcaico y con visos de terminar en un fracaso.
Si tuviera que apostar qué servicios seguirán prestándose dentro de 2 años, WhatsApp sería apostar por un caballo ganador salvo que irrumpa en escena un servicio capaz de superar sus funcionalidades pero, honestamente, no apostaría por el nuevo Libon de Orange y, visto lo visto, no sé si Joyn será capaz de llegar a ver el final del 2013.
Imagen: Worldcrunch