De vez en cuando encuentras sorpresas que tenías olvidadas en el cajón de cosas pendientes. Hay muchos fotógrafos desconocidos que quedarán perdidos en el limbo, pero hoy podemos rescatar a Juan Gyenes, un fotógrafo húngaro que hizo de España su casa.

Juan Gyenes, nacido en Hungría, vino de un país que dejo ir, por culpa de los males de la Segunda Guerra Mundial, a muchas de las principales figuras de la fotografía internacional, desde el archiconocido Robert Capa hasta el famoso fotógrafo de la noche parisina Brassaï. Llama la atención cómo un fotógrafo que quería llegar al mundo de Hollywood de los años 50 desde El Cairo donde vivía, terminó viviendo hasta su muerte, en 1995, en España, en la Gran Vía de Madrid, donde iban todos los artistas del momento a retratarse, incluso las grandes estrellas americanas cuando venían a trabajar en las grandes superproducciones. Su técnica, inspirada en los grandes maestros de la luz, que conocía perfectamente gracias a sus visitas al museo del Prado, hizo que fotografiarse por él en España significara alcanzar la fama.

El principal motivo, como tantas otras veces fue el amor. Se especula si fue la luz, el ambiente o la gente. Pero un hombre que había recorrido media Europa huyendo de los totalitarismos, que vivió varios años en la ciudad de los faraones, que se había codeado con los principales deportistas en las olimpiadas del 36, como Jesse Owens, no tiene sentido que terminara en un país tan castigado como España en aquella época. Por el amor de una mujer, tenemos la suerte de tener el archivo en la Biblioteca Nacional de Madrid, de un gran fotógrafo y trabajador.

Gyenes II

Es reconocido, sobre todo, por el retrato de Franco, el último dictador español. Esa fotografía fue la elegida para dar un cambio de imagen a la dictadura. Y esa imagen de adhesión al régimen es la que ha arrastrado la figura de Gyenes. Pero nada más alejado de la realidad. Simplemente seleccionaron la fotografía para reproducirla millones de veces en los pequeños sellos de correos, porque les pareció adecuada. Es curioso observar el punto de vista que utilizó el fotógrafo para intentar disimular la poca estatura del dictador. Un buen ejercicio es observar las fotografías de los dictadores para ver claramente sus complejos.

Pero Gyenes es mucho más, y lo podemos descubrir en la magnífica exposición que han montado en la Biblioteca Nacional de Madrid. Fue un fotógrafo incansable, que llevó durante años un estudio en la Gran Vía de Madrid, donde tenía un eficaz sistema de registro que le permitía encontrar rápidamente cualquier fotografía en un archivo de un millón de negativos.

Su pasión por el mundo del teatro le llevó a asistir a todos los estrenos de la capital, y detuvo en el tiempo instantes de los grandes artistas de la escena, entre los que destaca, por poner un ejemplo, Antonio el bailarín. Pero también se desenvolvió como pez en el agua en el mundo de sociedad, o en el del cotilleo, como queráis llamarlo. Fue el artífice de numerosas portadas de las revistas del corazón, donde reinaban, como pez en el agua, las mujeres de la alta suciedad, digo sociedad.

Gyenes I

Trabajaba con cámaras de gran formato, esas cámaras de placas en las que el fotógrafo se escondía bajo un manto negro para poder ver con más claridad la imagen que dejaba pasar el objetivo. Pero también trabajo con las "modernas" Nikon F, una de esas cámaras que todavía hoy funcionan a la perfección aunque tenga más de 30 años. Y como curiosidad, también tenía una Olympus Mju, una de esas extrañas cámaras compactas de 35 mm con óptica fija, es decir, con un negativo 24x36 mm, que costaba la friolera de 300€ al cambio, como mucho. Igual que la nueva compacta de Sony...

Aparte de desenvolverse como pez en el agua en el mundo del teatro y de la farándula, también investigó, horas y horas, con diversas técnicas en el laboratorio, como dobles exposiciones, montajes y encuadres variopintos en una época en la que España era poco amiga de la novedad.

Murió en 1995 y su legado se da a conocer ahora en una retrospectiva que bien merece una visita.

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