Hace unas semanas dábamos cinco consejos para mantener sistemas Windows frescos como el primer día, y es que si sois usuarios del sistema de Microsoft (cualquier versión) sabréis que con el paso del tiempo éste puede volverse realmente lento, debido entre otras cosas a la fragmentación de archivos, instalación de programas que aumentan el llamado registro de Windows, etc.
Además de recomendaros defragmentar, desinstalar programas obsoletos, y tener algunas buenas herramientas que se encarguen de los bichos que tarde o temprano asedian a Windows, hoy os hablamos de cómo tener bajo control los programas de inicio de Windows, tanto los del propio sistema como los instalados por nosotros mismos o los que automáticamente se marcan para iniciarse al arrancar el SO.
El problema es que muchos usuarios normales, y al fin y al cabo Windows es precisamente un sistema diseñado para gente de a pié, no tienen por qué saber que los programas se ejecutan con el sistema, o que al instalarlos ésta puede ser una de sus opciones. Generalmente, hay dos formas básicas diferentes de ejecutar programas desde el inicio, y aunque el usuario pueda modificarlas, las aplicaciones y el sistema también pueden.
La carpeta inicio
La carpeta Inicio, dentro del menú de inicio, es una carpeta especial en el sistema desde Windows 95. Startup en versiones anglosajonas, permite al usuario ejecutar programas al inicio de forma sencilla: Tan sólo basta arrastrar un acceso directo a la carpeta para que éste se ejecute al inicio. Por tanto, si queremos deshacernos de ese programa que ya no queremos que se ejecute pero que queremos conservar en el sistema, debemos seguir los tres siguientes pasos:
Comprobar que el programa o aplicación no tiene una opción para iniciar con el sistema Comprobar que el programa no se encuentra en la carpeta Inicio / Startup * Comprobar el registro del sistema (siguiente punto)
Una vez nos hemos asegurado de que la aplicación no tiene una opción propia para deshabilitar su inicio, vamos a la carpeta Inicio y eliminamos el acceso. Si no está, pasaremos al siguiente punto, aunque hay que tener un par de cosas antes de hacerlo. Desde la introducción de los usuarios en Windows no hay sólo una carpeta Inicio, sino varias. Concretamente, una por cada usuario del sistema, más dos adicionales: La de AllUsers, para todos los usuarios, y la de DefaultUser, utilizada para crear perfiles nuevos.
En la mayoría de los casos bastará con hacer clic secundario en el menú de inicio y elegir la opción correcta: Abrir para todos los usuarios, o abrir, lo que nos llevará a nuestra carpeta personal. Conviene comprobar ambas.
El registro del sistema
-¿Poca memoria disponible u ordenador lento por momentos?-
Este paso es tal vez más complicado, pero no os asustéis. Windows se basa en una serie de ficheros en los que se almacena la configuración del sistema, los cuales componen el famoso registro de Windows. El mismo es editable a través de un programa del propio Windows, para el que por supuesto necesitaremos derechos de administrador, algo que no es problema si el ordenador es nuestro.
Para ejecturar el editor abrirmos la ventana de Ejecutar y escribimos regedit. Automáticamente estaremos ante un editor de claves en el que tendremos que buscar las siguientes rutas:
HKEY_CURRENT_USERSoftwareMicrosoftWindowsCurrentVersionRun HKEY_LOCAL_MACHINESOFTWAREMicrosoftWindowsCurrentVersionRun
Ambas contienen la misma información que podría contener la carpeta Inicio: Una serie de rutas de aplicaciones que se ejecutarán en el inicio del sistema. Conviene tenerlas bajo control, y éste debe ser uno de los primeros sitios que miremos cuando el sistema se vuelva inestable debido a que una aplicación desconocida está en ejecución.
Editar las claves del registro es algo que sólo debería hacer un usuario avanzado, o al menos un usuario que sepa lo que hace. Aún así, es fácil identificar los programas ajenos al sistema echando un vistazo a sus rutas.
Aplicaciones externas
Por último, y tal vez la opción más aconsejable para usuarios poco expertos, utilizar alguna aplicación como CCleaner, del que hemos hablado varias veces y no sólo nos ayudará a elegir las aplicaciones de inicio -basta con ir a la opción Startup -> Windows para acceder a la misma lista que tenemos en el registro de Windows-, sino que nos ayudará a limpiar otra serie de elementos como archivos temporales y residuales de Internet o el propio sistema operativo.