De pequeño solía pasarme horas jugando con mis piezas de Lego y, entre los vehículos que tenía, contaba con un transbordador espacial que era llevada por un camión al que acompañaba un convoy de transporte. Este transbordador espacial era uno de mis vehículos favoritos y llegaba a desmontarla para montarla de memoria una y otra vez. La verdad es que es una pena que el programa de los transbordadores espaciales llegase a su fin y ya no tengamos ocasión de asistir al espectáculo de sus lanzamientos. Raul Oaida, un chico de Rumanía muy aficionado al mundo de los cohetes y la aeronaútica, decidió sumar en un proyecto dos de sus pasiones: el transbordador espacial de Lego y la construcción de naves en un proyecto bastante singular.

En noviembre del año pasado, durante una charla a través de la red, Raul Oaida contactó con otro aficionado a la aeronaútica llamado Steve Sammartino y comenzaron a intercambiar información e impresiones sobre los proyectos que llevaban a cabo. Oaida le habló de un proyecto que tenía en mente relacionado con los globos aerostáticos y, al enseñar sus trabajos previos, Sammartino decidió financiar el proyecto.

¿La idea? Construir un globo aerostático capaz de transportar una carga y, además, con la posibilidad de emplazar una cámara de vídeo que grabase todo el viaje y un dispositivo GPS que enviase las coordenadas del punto de aterrizaje para facilitar la recuperación. ¿Transportar una carga? Efectivamente, la idea era transportar una carga y evaluar si ésta sufría algún daño, momento en el que Oaida pensó en los viejos transbordadores espaciales y decidió volver a enviar al espacio un transbordador espacial, eso sí, el modelo 3367 de Lego.

Para su proyecto de sonda aerostática, Oaida empleó lo siguiente:

Un globo sonda de 1,6 kilogramos Un paracaídas Un GPS Una cámara de vídeo Una batería para el GPS Aislantes térmicos LEDs para señalizar el aparato y detectarlo en caso de una recuperación nocturna Un brazo de madera para ubicar la cámara y ofrecer un ángulo de vista que permitiese ver la nave de Lego

Tras la construcción de la nave llegó el momento del lanzamiento y, dado que el espacio aéreo de Rumanía está bastante restringido, Oaida decidió viajar al centro de Alemania en busca de una legislación algo más flexible que le permitiese lanzar su globo sonda. El 31 de diciembre, el globo fue lanzado y se movió por el cielo de Alemania elevándose hasta una altura de 35.000 metros y desplazándose una distancia de 200 kilómetros hasta caer en una zona boscosa y nevada que mantuvo intacta la nave de Lego.

¿Y ahora qué? Gracias a estas pruebas, Oaida pretende continuar el proyecto para poder aumentar la capacidad de carga de su estructura y, desde luego, quién sabe qué será lo próximo que envíe al espacio.

Un proyecto bastante curioso.

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