Vale, quizás en el futuro inmediato los coches no vuelen, pero lo que sí es cierto es que será posible, con el tiempo, poder recargar la batería de nuestro teléfono móvil símplemente hablando. Hoy en día, las baterías actuales no soportan el trajín al que las someten los terminales más avanzados. Pantallas táctiles de cuatro pulgadas, GPS, Bluetooth, Wi-Fi, modem, aunque todo esto parezca sólamente terminología, son componentes que consumen una cantidad importante de energía, y que hacen que la duración media de la carga en smartphones sea de solo uno o dos días.

Investigadores del instituto de nanotecnología de la universidad de Seúl llevan ya tiempo trabajando en un nueva forma para recargar las baterías que no implica engancharse a una toma de corriente de 2 a 4 horas. Utilizando una tecnología que permite convertir las ondas sonoras en electricidad, plantean la posibilidad de recargar parte de la capacidad de una batería cantándole una saeta al teléfono. El Doctor Sang-Woo Kim, una de las cabezas del proyecto, ha explicado brevemente cómo funcionaría esta innovadora tecnología, que utilizaría hilos de óxido de zinc colocados entre dos electrodos, aprovechando la vibración producida por las ondas sonoras al atravesar una membrana para causar un efecto de compresión y expansión entre los hilos, generando con el movimiento una pequeña cantidad de electricidad que sería usada para recargar una parte de la batería.

El principio es similar, salvando las distancias, al utilizado en el equipamiento piezoeléctrico, que aprovecha fuerzas de fricción y compresión para crear electricidad a partir de, por ejemplo, la circulación del tráfico. El problema común a ambos desarrollos es que la cantidad de electricidad obtenida es minúscula hasta el momento, llegando en el caso concreto de este proyecto de origen coreano, a generar hasta 50Milivóltios de un sonido constante de 100 decibélios con un prototipo del dispositivo. Sin embargo los desarrolladores de esta revolucionaria técnica son optimistas, y auguran una eficiencia mucho mayor permutando los materiales utilizados como reactivos.

Por el momento, las aplicaciones posibles para la carga por voz serían bien distintas: Dispositivos de baja exigencia eléctrica como sensores, o incluso, según sus propias palabras, diminutos aparatos implantables en el cuerpo humano. Otros investigadores e incluso fabricantes se han interesado ya por este proyecto de ''recolección residual'' de energía como método para alimentar indefinidamente dispositivos electrónicos, con lo que se puede decir, que parece una tecnología que veremos en la calle a medio plazo.

Si en condiciones normales resulta molesto que la persona sentada a tu lado en el bus esté hablando incesantemente por su teléfono móvil, ¿Podeis imaginaros el panorama el día que veinte personas intenten cargar sus baterías?

Via: Telegraph Foto (CC) Lazurite (Flickr)

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