Hace unos días, Pepe Flores les llamó la atención sobre una posible similitud entre el dominio de las principales empresas tecnológicas actuales con las tres superpotencias de 1984, el famosísimo libro de George Orwell. Ocurre que la ciencia ficción siempre ha tenido enormes aciertos al predecir el futuro y no sólo en lo que se refiera a ciencia y tecnología, sino a los aspectos más sociales y culturales de nuestras vidas. Desde las preocupaciones de Philip K. Dick por el calentamiento global a principios de la década del 60 a las distopías cyberpunk en la que las corporaciones controlan los gobiernos (¡pero claro que eso no sucede ni un poco en el MundoReal!), los escritores de ciencia ficción muchas veces han analizado el mundo en que vivimos mejor que cualquier sociólogo y filósofo. Esto se debe, en palabras de Bruce Sterling, a que los escritores de ciencia ficción son:
Payasos Sabios que podemos saltar, dar cabriolas, hacer profecías y rascarnos en público. Podemos jugar con Grandes Ideas porque el extravagante colorido de nuestros orígenes de revista barata nos hacen parecer inofensivos.
Volviendo a 1984 y este presente que vivimos, claro que hay notables diferencias. Después de todo, sigue habiendo cientos de Estados y se podría decir que la mayoría de ellos respetan un poco, todavía, las libertades individuales. ¿Pero recuerdan un libro (anterior a 1984) de Aldous Huxley, llamado "Un mundo feliz"? Navegando me encontré con una historieta del año pasado que tuvo sus 15 minutos de fama viral y explica de manera muy sencilla las diferencias entre ambas distopías. Se trata de "Divirtiéndonos hasta la muerte" de Stuart McMillen. En ella, dice:
- Orwell temía a quienes prohibirían libros, lo que temía Huxley era que no hubiese necesidad de prohibir libros pues nadie estaría interesado en leerlos
- Orwell temía a aquellos que podrían privarnos de la información, pero Huxley temía a quienes nos diesen tanto que nos viéramos reducidos a la pasividad y el egotismo
- Orwell temía que nos escondieran la verdad, Huxley temía que la verdad fuese ahogada en un mar de irrelevancia
- Orwell temía que nos volviésemos una sociedad captiva, Huxley que nos convirtiéramos en una cultura trivial
No me digan que la sociedad actual, con la cantidad prácticamente infinita de somas recetados por los propios laboratorios los médicos, la trivialidad que tiene en la televisión basura su mayor estandarte y el exceso de información, de la cual una enorme porción es lisa y llanamente spam, no presenta más similitudes que diferencias con el mundo planteado por Huxley. Tomada del libro "Nueva visita a un mundo feliz", en que Huxley analiza 30 años después algunos de los aspectos más interesantes y controversiales de su novela, la conclusión de la historieta es:
Los humanistas y racionalistas que se mantienen siempre alerta en oposición a la tiranía "no tomaron en cuenta nuestro apetito infinito por las distracciones".
Claro que el acceso a la enorme variedad de fuentes de conocimiento que representa el acceso a internet no puede generar ignorancia como conocemos el término, pero los contenidos basura llegaron a internet para quedarse. Entonces, a pesar del hecho de que queda todos los días en evidencia de que ni gobiernos ni corporaciones pueden controlar de manera completa los contenidos en internet y que el mundo en línea es un modo de expresión aún en los países en los que es complicado manifestar tu opinión sin tapujos. A pesar de todos lo mencionado, la vanalidad de la web de hoy en día, las enormes distracciones a las que somos expuestos las 24 horas del día y la constante procrastinación que ya es una necesaria pandemia, ¿no estarán de hecho generando una sociedad fácil de controlar y manipular, de acuerdo a lo establecido por el autor de "Un mundo feliz"?