A propósito del Día del Internet (también conocido como el Día Mundial de la Sociedad de la Información), recupero un brillante texto de Douglas Adams, famoso escritor de ficción y reconocido por su obra cumbre: "La guía del autoestopista galáctico". How to stop worring and learn to love the Internet (Cómo dejar de preocuparse y aprender a amar el Internet) es un artículo publicado hace más de diez años, un 29 de agosto de 1999, y demuestra una clarividencia asombrosa.

Adams inicia su texto dejando en claro tres puntos esenciales:

1) Todo lo que está a nuestro alrededor cuando nacemos es normal.

2) Todo lo que es inventado entre ese momento y antes de que cumplamos 30, es increíblemente excitante y creativo, y con un poco de suerte puedes hacer carrera en eso.

3) Todo lo que se inventa después de que cumples 30 está en contra del orden natural de las cosas y el principio del final de la civilización tal como la conocemos, y nos habituamos hasta que está alrededor de nosotros cerca de 10 años, cuando gradualmente la aceptamos.

Adams habla sobre los inicios de la masificación del Internet, cuando la sociedad británica (en especial, los medios de comunicación) desconocían el potencial de la red. El primer ataque, en ese entonces, era la credibilidad de lo que se publicaba en el ciberespacio. Douglas responde que el problema no es creer todo lo que aparece en Internet, sino haber desarrollado el mál hábito de creer ciegamente en lo que la TV o los diarios publican. "Uno de los aspectos más importante a aprender de Internet es que no hay un 'ellos' allá afuera. Sólo un monton de 'nosotros'."

Del mismo modo, también se argumentaba que la red era otro bien que aumentaría la infranqueable brecha entre los ricos y los pobres. Una predicción superficial, tomando en consideración el alto precio de las computadoras, los módems y la paquetería. Sin embargo, Adams entendió el potencial de Internet, al vaticinar que su pronto abaratamiento:

"El costo de la conectividad se aproxima rápidamente a cero, y es por una razón muy simple: el valor de la red se incrementa con cada persona adicional que se suma. Es un interés colectiva que los costos caiga más y más hasta llegar a nada, hasta que la última persona sobre el planeta esté conectada."

Por último, Adams ve el surgimiento de la aldea global, un momento en que la Humanidad esté interconectada, como en los tiempos en que los habitantes de un pueblo se conocían entre sí, pero en una escala mundial. En síntesis, Douglas Adams no sólo ha dejado un texto profético para su tiempo, sino que es completamente aplicable es pleno 2010. Las redes sociales, la geolocalización, las comunidades virtuales... cada cambio que aparece nos genera tanto sensaciones de emoción como fobias y miedos. Es una cuestión de (r)evolución.