En Shogun, el Japón medieval se convierte en el imponente escenario de una historia que podría compararse, salvando las distancias, a Juego de Tronos. La producción de Disney+, que adapta la novela homónima de James Clavell, profundiza en un escenario político complicado. Cuando un poderoso regente intente disputar las tierras del Taiko recién fallecido, el país entero se verá involucrado en un juego de intereses y en una lucha encarnizada por el territorio. Mucho más, cuando se haga evidente que el triunfo definirá — para bien o mal — el futuro de los shogunatos en medio de la contienda.

El cruel escenario anterior, además, se narra a través de una dimensión novedosa. John Blackthorne (Cosmo Jarvis), es un navegante inglés que, después de naufragar, se encuentra en medio de lo que se anuncia como una batalla encarnizada. Gradualmente, el personaje se verá inmerso en medio del crítico momento histórico.

No solo por apoyar a Lord Toranaga (Hiroyuki Sanada) a medida que la situación se hace más tensa. Asimismo, por sostener un romance prohibido con Lady Mariko (Anna Sawai), una dama de considerable influencia que lucha por una causa justa. Entre ambas cosas, el inesperado visitante se convertirá en pieza clave para definir el futuro de la guerra que está a punto de ocurrir. Así como también, en una forma de comprender todo el escenario, a través de la sensibilidad europea. 

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Pero el personaje de Shogun es mucho más que un vehículo de la trama para explicar los puntos más complejos de la cultura japonesa. John es la versión ficticia del marinero inglés nacido en pleno medioevo, William Adams. A este último se le atribuye, ser el primer británico en llegar a tierras japonesas. Lo que le permitió, ser testigo de excepción de la llegada al poder de Tokugawa Ieyasu, fundador del shogunato Tokugawa. La relevante figura histórica dio origen al régimen feudal que gobernó Japón a partir de la batalla de Sekigahara, ocurrida en 1600. Un período que se alargaría hasta la Restauración Meiji, en el año 1868.

Un hombre temerario en un momento histórico único

William Adams nació en 1564 y a lo largo de su peculiar vida, llegó a ser conocido como Anjin-sama. Este, un título honorífico japonés que hacía mención a su capacidad como navegante. Nacido en la pobreza, el marino logró convertirse en símbolo de la exploración geográfica y cultural, en una época en que tal cosa resultaba sorprendente. Nacido en Gillingham, al norte de Kent (Inglaterra), Adams quedó huérfano a los doce años. Por lo que le llevó a ser aprendiz de astillero. Su maestro, Nicholas Diggins, le reclutó en Limehouse para luego convertirlo en parte de la tripulación habitual de sus diferentes barcos. 

Pero Adams, recibió, además, una amplia educación informal que incluyó construcción naval, lo que le convirtió en una figura de considerable importancia. Sin todavía haber liderado su primer trayecto marino, ya era reconocido por su habilidad para la construcción de buques a bajo costo. También, se le educó en principios generales de la astronomía y navegación propiamente dicha. Al cumplir la mayoría de edad, entró por vocación a la Royal Navyn, en la cual sirvió a las órdenes de Sir Francis Drake. Antes de cumplir los 25 años, el marino había participado en varios de los momentos claves de las batallas de alta mar inglesas del período histórico, incluyendo la lucha la Armada Española en 1588. Fue la primera oportunidad en que pudo capitanear un navío. 

Su buen desempeño al frente del timón llamó la atención de la empresa Barbary. A bordo de barcos de exploración, formó parte de una expedición al Ártico, que le llevó hasta Siberia y finalmente al Extremo Oriente. Asombrado por la riqueza y el desconocimiento de la región, decidió dedicar esfuerzos a volver por cuenta propia. En especial, interesado por el comercio de especias y el hecho, que Europa no había explorado del todo la región. Finalmente, en 1598 compraría un buque para dirigirse a la zona y reclamar sus descubrimientos a cuenta propia. 

Un extraño en tierras violentas

Luego de todo tipo de inconvenientes, Adams llegaría Japón en abril de 1600. Habían transcurrido casi dos años en el mar y la mayoría de su tripulación había muerto. Los sobrevivientes estaban aterrados de lo que pudieran encontrar en lo que parecía un territorio inhóspito. Sin escuchar las quemas o temores, el marinero desembarcó en la isla de Kyushu, en territorio nipón. 

“SHOGUN” -- Pictured (L-R): Cosmo Jarvis as John Blackthorne, Nestor Carbonell as Rodrigues. CR: Katie Yu/FX

Una vez allí y acusado de ser un invasor, fue llevado junto a sus hombres al Castillo Osaka. Sin saberlo, William Adams, se encontraba en medio de un conflicto histórico. La detención de sus hombres, obedecía a una orden de Tokugawa Ieyasu, el daimyō de Mikawa y futuro shōgun. Además, era el tutor del joven hijo del Taiko, Toyotomi Hideyoshi, que acababa de morir. Poco a poco, Adams logró no solo cautivar la imaginación del líder con sus relatos sobre Europa. También, volverse imprescindible en la lucha del daimyō por hacerse del control total. 

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Algo que lograría al final, con la ayuda de Adams, además de los recursos que este había conservado en su barco. Sin embargo, fue especial el conocimiento del británico sobre batallas navales y estrategia militar, lo que le convirtió en mano derecha del poderoso señor japonés. Una historia que trascendió fronteras y que cautivó a Europa. Posteriormente, Adams decidiría permanecer en Japón hasta su muerte, ocurrida cuando contaba 55 años. Para entonces, se había convertido en una figura influyente y elemento de enorme importancia para la apertura parcial de las fronteras del país a occidente.