Hoy es mi turno para dar mi punto de vista personal sobre el esperado lanzamiento de Mac OS X Snow Leopard, que felizmente se produjo la semana pasada. En esta entrada voy a dar mi opinión, quizás en algún momento algo crítica, sobre lo que aporta esta nueva versión del sistema operativo y mi experiencia desde el momento que me hice con el tan ansiado DVD. Por supuesto cualquier comentario será bien recibido, así que adelante.
Mi experiencia
En mi caso dispongo de un MacBook unibody de 13 pulgadas de diciembre del 2008, aún no eran Pro por aquel entonces, que uso como equipo único al encontrarme desplazado fuera de España; por lo que dejar el portátil inservible no era una opción, además necesitaba no perder algunos programas esenciales para mí (VoIP sobre todo) y algunos documentos del trabajo. La opción que elegí fue actualizar Snow Leopard sobre Leopard.
Lo primero que hice fue guardar lo más imprescindible, es decir los documentos importantes, facturas, correos con reservas de vuelos, hoteles, etc. Las aplicaciones y la música no me preocupan, y las fotos siempre las paso a un disco duro externo dedicado en exclusiva a eso.
Tras introducir el DVD de Snow Leopard, arranqué el instalador, que me indicó que la instalación duraría aproximadamente 45 minutos. A los 5 minutos se reinició el ordenador y al encenderse continuó él sólo (sin pulsar tecla de opción ni nada, él solito). A partir de ese momento me indicaba 30 minutos y esos sí que fueron reales, por lo que el proceso de instalación vino a durar unos 35 minutos aproximadamente. Una vez hecho esto se reinició de nuevo con Snow Leopard en todo su esplendor.
La primera impresión
Mi primera sensación una vez instalado todo fue la de que nada había cambiado, el fondo de escritorio diferente, pero lo demás seguía igual. La verdad es que en mi caso no he percibido un aumento de rendimiento del sistema, sigue siendo todo tan fluido como era en Leopard, aunque la verdad es que siempre ha ido todo de maravilla y tampoco podía esperarme un gran cambio en ese aspecto. En la informática hay un principio que se repite mucho y es que si hay algo que funciona... mejor no tocarlo; parece que en Apple han seguido este principio en la parte visible del sistema operativo, ya que los cambios a nivel visual son muy pocos y en este caso no cabría ni hablar de curva de aprendizaje para el usuario de Leopard. El que haya usado Leopard alguna vez, se manejará como pez en el agua en Snow Leopard.
Si el cambio a nivel visual es prácticamente insignificante, el cambio a nivel interno es brutal aunque pase prácticamente desapercibido. Las tecnologías introducidas en este sistema operativo pueden llegar a producir grandes mejoras en el rendimiento de nuestras máquinas. El problema es que seguimos a la espera de que los desarrolladores se pongan las pilas en ese aspecto y empiecen a sorprendernos con versiones de 64 bits de los programas más usados de esta plataforma.
Como apunte, destacar que la primera vez que arranqué Firefox 3.5.2 la aplicación se cerraba a los 5 segundos, una y otra vez. Después de un reinicio a la desesperada (¿a la Windows?), el problema se solucionó de la misma forma que había llegado, es decir: nadie sabe cómo. Por lo demás el resto de programas siguen funcionando igual que en Leopard, no ha habido ninguna incompatibilidad.
Cosas que no me han gustado
Después de tanto esperar por el sistema operativo, oír hablar de los 64 bits y de todas las tecnologías que se iban a integrar y la gran mejora de rendimiento que cabía esperar, mi impresión ha sido bastante pobre. Quizás es que me esperaba mucho más, pero a nivel de usuario la mejora de rendimiento en mi caso es insignificante comparado con Leopard. No noto que arranque más rápido y quizás que se apaga un par de segundos antes, pero el funcionamiento general del sistema, ya excepcional de por sí, no se ha visto incrementado de forma significativa.
Además del fallo de los botones solapados en el diálogo de compartir archivos cuando el sistema está en español, algunos iconos animados de Skype también presentan fallos a la hora de mostrarse.
Cosas que me han gustado
He comentado que el aspecto visual ha cambiado muy poco con respecto a Leopard, pero esos pequeños cambios son quizás lo que más me ha llamado la atención ya que para mí el sistema se ha vuelto mucho más usable y predecible. Desde el Exposé renovado que posiciona las ventanas mucho más lógicamente en el escritorio, hasta la posibilidad de hacer scroll en la lista de aplicaciones en del dock, o moverse por un árbol de directorios en el mismo dock. Son pequeños detalles que hacen mucho más sencilla la vida del usuario y que me han sorprendido gratamente.
Conclusión
Mi conclusión es que Snow Leopard ha mejorado lo poco mejorable que había en Leopard y con las tecnologías introducidas el cambio puede ser bastante grande una vez que los desarrolladores pongan sus esfuerzos en orientar sus aplicaciones a sacarle el máximo rendimiento que puede ofrecer este sistema operativo.
También quiero decir que no es la panacea, no esperes que los ojos se te queden como platos, ni lanzar un gran Ooooh la primera vez que lo tengas delantes, porque esencialmente es un Leopard mejorado pero la mayoría de esas mejoras no estarán visibles y hasta dentro de un tiempo (y varias actualizaciones) supongo que tampoco se notarán en el día a día. Si eres un amante de los test de rendimiento (Benchmark entonces ésta es la tuya, instálate alguno y dale caña que ahí es donde podrás notar las mayores diferencias y ver como sí que ha mejorado el rendimiento.
¿Merece la pena instalarlo? Como geek que soy te diría que sí, ya que como mucho perderás unos minutos de tu vida; mi lado racional te diría que con Leopard podrás seguir haciendo, al menos durante una temporada, todo lo que puedes hacer con Snow Leopard. Ahora más que nunca la decisión es tuya.
Daniel Parrondo